Ecuador: ¿conviene un rescate del Fondo Monetario Internacional?
Pareciera ser que se ha formado un consenso entre quienes formulan opiniones públicas...
Pareciera ser que se ha formado un consenso entre quienes formulan opiniones públicas (1) al respecto de que la solución a los problemas económicos del Ecuador necesariamente se focalizan en acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) (2) para obtener financiamiento inmediato, en mejores condiciones. Pero los acuerdos con el FMI suelen posponer la implementación de reformas estructurales, especialmente en casos en que el gobierno que recibe ese dinero claramente no quiere realizarlas. El riesgo moral ha viciado la relación entre los gobiernos clientes y el FMI. Como ejemplo, considérese la historia del FMI en Argentina o, incluso más recientemente, en Grecia.
Los ecuatorianos no necesitan que su gobierno sea rescatado; antes bien, es necesario que los ciudadanos se protejan a sí mismos frente a su propio gobierno, exigiéndole que corrija sus errores.
Una adicción no se cura con más droga. Si el gobierno sufre de una adicción al gasto público tan aguda que ha logrado colocar al país con una brecha de financiamiento de cerca de $10.000 millones, a pesar de haber recibido una de las mayores bonanzas petroleras en la historia del Ecuador, ¿realmente cree Usted que esta adicción se cura habilitándolo a volver a gastar y endeudarse?
Se trata de una buena práctica, cuando alguien no goza de credibilidad —y este gobierno la está perdiendo cada día más como sujeto de crédito— exigirle resultados antes de entregarle alguna recompensa o alivio. Es esencial que, en primer término, el enfermo reconozca su enfermedad y su voluntad de tratarla. Solo el adicto puede resolver su adicción. Lo mejor que pueden hacer familiares y cercanos es no alimentar la adicción de la persona, proveyéndole los medios para que continúe en sus andanzas.
Entonces, previo a cualquier discusión acerca de una reestructuración de la deuda con el FMI u otro organismo multilateral, se vuelve necesario que el gobierno ecuatoriano demuestre en los hechos un esfuerzo genuino por reducir el gasto público. Esto no derivaría como muchos dicen en una mayor recesión, de hecho existen numerosos ejemplos sobre países dolarizados o eurizados que realizaron drásticas reducciones del gasto público y experimentaron como resultado una saludable recuperación, como ser los casos de Panamá y de los países del Báltico. Sí es cierto que la distorsión acumulada por la fiesta de gasto de este gobierno no puede resolverse sin que se registren costos en el proceso. La cuestión está en reducir a un mínimo el costo del ajuste y la duración de la recesión. Lo cual no puede lograrse consiguiéndole un salvavidas a un gobierno que no muestra señal alguna de rectificación.
Al respecto del ajuste por el lado del gasto público, se ha dicho que redundaría en una mayor crisis por la suba en la tasa de desempleo. Pero no es cierto que reducir el empleo público equivale a aumentar el desempleo, al menos al mediano y largo plazo. Considérese la siguiente argumentación del economista argentino José Luis Espert, en relación al reciente despido de empleados públicos en la Argentina:
'A la sociedad le cuesta entender que un empleado público ‘ñoqui’ o que no tiene nada que hacer no sólo es una estafa al contribuyente, sino que es de una ineficiencia extrema, porque se le está quitando al sector privado un ingreso que podría asignar con mucho más criterio y eficiencia que el Estado, generando más trabajo y empleo productivo. Es falso que un empleado público menos sea un desempleado más. No hay ningún motivo para pensar que el sector privado no lo contrataría'.
Referencias
1. "Alberto Dahik recomienda volver al FMI y eliminar subsidios", El Universo (Ecuador, 9 de septiembre de 2015); "¿Ecuador debe ir al FMI?", 4pelagatos.com (22 de enero de 2016); "¿Ir al Fondo Monetario Internacional?", 4pelagatos.com (4 de febrero de 2016); "El FMI, la única salida viable", El Comercio (Ecuador, 21 de enero de 2016).
2. Organismo bien descrito por Juan Ramón Rallo: “Como máximo representante del neoliberalismo salvaje —por mucho que se trate de una burocracia internacional creada por Keynes, alimentada con el saqueo de los contribuyentes y cuyo cometido esencial es el de rescatar a gobiernos manirrotos para que sigan despilfarrando— cumple su función social dentro del marco dominante del pensamiento único estatista proporcionando tendenciosos titulares de prensa que, casualmente, permiten cargar contra el libre mercado pero jamás terminan de ser lo bastante contundentes como para proceder al muy necesario cierre del Fondo”.
Es Magister en Comercio y Política Internacional de la George Mason University y graduada con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Se desempeña como Editora de ElCato.org. investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador) desde enero del 2006. Sus artículos y papers son publicados regularmente en otros periódicos de Latinoamérica y España.