España: prohibido comerciar
Una de las pulsiones más instintivas del ser humano es la de intercambiar cosas...
26 de Abril de 2016
Una de las pulsiones más instintivas del ser humano es la de intercambiar cosas: 'Yo tengo esto, tú tienes aquello, lo intercambiamos y los dos salimos ganando'. Cuando ese intercambio se profesionaliza, hablamos de comercio: una ocupación especializada en comprar a unos y en vender a otros para que ambos —comprador y vendedor— obtengan aquello que buscan. Pocas actividades pacifican y estructuran más una sociedad que el comercio: cuando las personas —de cualquier país, religión, etnia o ideología— descubren que pueden alcanzar sus fines cooperando económicamente en lugar de matándose, esclavizándose o expoliándose, la armonía social florece. El comercio no embrutece: civiliza.
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Como si comprar todos los días fuera algo negativo a suprimir o como si acudir a la playa fuera más ennoblecedor que entrar en un centro comercial; como si nuestros prejuiciosos políticos tuvieran derecho a prohibirles caprichosamente a una persona comprar y a otra persona vender cuando ambas están de acuerdo en hacerlo. No deberíamos consentirlo.
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@JuanRallo
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Sobre Juan Ramón Rallo Julián
Director del Instituto Juan de Mariana (España) y columnista en ElCato.org. Es Licenciado en Derecho y Licenciado en Economía (Universidad de Valencia).