POLÍTICA ARGENTINA: TERESITA DUSSART

Dos locutores argentinos actúan como auxiliares de la policía

La pasada semana, en un programa de la señal TN, del Grupo Clarín, dos periodistas locales...

08 de Octubre de 2016
La pasada semana, en un programa de la señal TN, del Grupo Clarín, dos periodistas locales, Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano, entrevistaron a un testigo sobre la mafia del juego ilegal. Una de las tantas fuentes de ingresos ilícitos en la Provincia de Buenos Aires, carcomida por la corrupción. El sujeto, presentado como 'arrepentido', protegido por un alias, 'Pedro', fue arrestado durante el programa -a pesar de ofrecer su información en calidad de testigo con identidad reservada y filmado de espaldas. La información de la fuente presentaba un real valor periodístico, por lo que describía de red de complicidades. Es una información que nunca hubiese llegado al ciudadano, de no ser por el periodismo. De ser por los canales de la poca inteligencia y de la corrupción de los aparatos de seguridad de esta Administración, la que precedió o la que fuere en el país austral, nunca habría llegado a conocimiento público.
 
Alfano y BonelliEl testigo contestaba a las preguntas de los periodistas ante la presencia en el piso del Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo. El funcionario, violando todas las reglas en democracia, de respeto de la fuente, actuando como un sátrapa, llamo a su par de la Policía Federal, que arrestó allí mismo a 'Pedro'. Ritondo se expidió de una frase que resume a ella sola el desconocimiento y/o desprecio total hacia el periodismo: 'Si hay alguien que está arrepentido, tiene que arrepentirse ante la Justicia, no ante las cámaras de televisión'.
 
Dicho de otra manera, si un testigo denuncia la corrupción sistémica de funcionarios que lo haga ante otros funcionarios, sobre todo no ante los medios. La actitud de Ritondo incluso podría ser considerada como un amedrentamiento para los futuros candidatos a hablar ante la prensa.
 

Ninguna protesta por parte de los periodistas ni del Canal
 
Al regresar al aire tanto Bonelli como Alfano, parecieron considerar como perfectamente legítimo que su fuente haya sido traicionada. No emitieron ninguna protesta, y prosiguieron con su programa -como si nada hubiese ocurrido. Hasta lo explicaron con el típico aire de satisfacción del alcahuete ante la tarea cumplida. Parece muy obvio que, mientras seguíán haciendo preguntas al testigo, venían siendo informados por la producción de la presencia de la fuerza de seguridad en el piso. Fue una traición periodística antológica.
 
Para un periodista, una fuente es sagrada. En democracia, ese vínculo se ve sancionado por una ley en todos los Estados de derecho. Las organizaciones de protección de periodistas y reporteros le ponen un especial enfoque a ese aspecto, precisamente porque es el punto nodal de la independencia y calidad de la información.
 
Hasta ahora, ninguna organización de prensa argentina ha elevado un comunicado denunciando la actuación de Ritondo, ni exigiendo explicaciones al vulgar colaboracionismo de Bonelli y Alfano.
 
Eso no es periodismo; es corrupción. Es propaganda.

Una vergüenza, por donde se mire.

 
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