EE.UU., tercer debate: las filtraciones de John Podesta entran en liza
Pánico a bordo del buque insignia de la campaña de la candidata demócrata, Hillary Clinton.
20 de Octubre de 2016
Pánico a bordo del buque insignia de la campaña de la candidata demócrata, Hillary Clinton. Los periodistas de CNN están todos sobre el puente. Y es que a Donald Trump le ha ido bastante bien, a pesar de haber comenzado flojo de argumentos sobre la primera cuestión relativa a la constitución de la Corte Suprema y sus prioridades en caso de ser electo. Le fue bien en general, no tanto por su propia performance como por el profesionalismo del mediador Chris Wallace, de Fox News (canal más conservador), quien fue menos partidario que sus predecesores, siendo éstos abiertamente demócratas cuando no parte de la campaña de Clinton. En las redes sociales, el protagonismo de Wallace es celebrado tanto por demócratas como republicanos. Wallace no hizo caso omiso de las revelaciones de los correos del jefe de campaña de la candidata demócrata, John Podesta. Documentos que recelan de elementos extremadamente preocupantes.
El antagonismo no se jugó sobre la línea de demarcación ideológica habitual entre liberales y republicanos, aunque también fue cuestión de la segunda enmienda sobre la portación de armas y el aborto. Más candente fue cuando se le pregunto a Hilary (HRC, por sus siglas) sobre los fondos recibidos por parte de Arabia Saudita, un leading case de conflicto de interés. A pesar de ser una oradora infinitamente más preparada que Donald Trump, no pudo sino eludir.
Sobre la cuestión de las mujeres, el nivel de debate no alcanzó el enlodamiento del precedente. El esfuerzo desmedido en encontrar aventuras sexuales a Donald Trump en la semana anterior cundió momentáneamente, pero Hillary Clinton no puede rentabilizarlas haciendo bandera de ellas, ya que está ella misma en una situación delicada debido a las consabidas agresiones sexuales de su marido, por lo cual la cosa quedo en un ex aequo.
'Dice que defiende los derechos de las mujeres pero qué le parece recibir dinero de Arabia Saudí'. '¿Qué pasó con los dos millones prometidos a un hospital en Haití? En Haití, os odian', vituperó el republicano. La opacidad en la gestión de los fondos de la acaudalada Fundación Clinton es una bomba de tiempo para los Clinton. Si alcanzó su cometido, los electores lo decidirán en tres semanas. Hillary estuvo casi siempre sobre la defensiva. Intentó llevarlo en varios momentos al terreno de la idoneidad para la función de presidente de la mayor potencia del mundo, pero esta vez no rindió tanto como otras. Por una vez, Trump se había preparado para el debate.
El otro punto que debía ser crítico para Trump se refiere a su hipotética relación con el presidente ruso. Vladimir Putin es el enemigo por antonomasia de Hillary. Aún más que de Barack Obama. De llegar a ser presidente HRC, todos los analistas concuerdan en que volvería a crear las condiciones de una guerra fría. 'No lo conozco. No es un amigo. Pero lo que es seguro es que os sobrepasó en Siria, Irak, y básicamente por todas partes', contesto el magnate inmobiliario. Putin es hoy mucho más popular en Estados Unidos que varios políticos del establishment. Y Trump lo sabe. De la misma manera, trajo a colación algo que no pasó inadvertido para nadie: después de un inmovilismo incomprensible en Irak, siendo Estados Unidos que movió ese delicado avispero para luego irse como si nada, es sólo a tres semanas de las elecciones de su partida que Obama decide tomar cartas en Mosul y lanzar la batalla contra la organización autoproclamada 'Estado Islámico'.
Wallace intentó disciplinar a los contendientes, que a menudo salieron de la partitura. En cuanto a relaciones internacionales, Hillary Clinton tampoco pudo defenderse correctamente. A pesar de tener efectivamente más experiencia que Donald Trump, pero “una mala experiencia”, tal como se lo echó en cara una vez más Donald Trump. En varias ocasiones, Hillary se estrelló contra la roca de las donaciones recibidas por países que fomentan el terrorismo internacional. Algo que objetivamente la pone en un lugar muy particular, como de no poder explicar por qué armar y preparar rebeldes de los cuales “nada se sabe”. Un punto enfatizado por Trump, sobre el cual no se expidió.
Para rematar, Donad Trump terminó lanzado un mensaje a los latinos. Algo que nunca había ocurrido hasta entonces: 'Voy a hacer 10 veces más para los latinos y afroamericanos que lo que haría ella. Porque ella viene y habla y se olvida hasta los próximos cuatro años'.
Estaba todo bien para Trump, hasta que le preguntaron si iba a reconocer el resultado en caso de perder las elecciones. A la misma pregunta durante el segundo debate, fue contundente, comprometiéndose a respetarlo. Pero en medio de alegaciones de corrupción y fraude electoral, habiendo denunciado lo que él considera una campaña con los naipes marcados, Trump no pudo con su genio y dejó caer, un 'Veremos; lo dejo en suspenso'. En el inmediato post debate, el campo demócrata se tiró con desesperación sobre tal argumento elaborando sobre la actitud poco democrática.
Habrá sido una campaña extremadamente violenta en palabras, en cuanto opone dos estilos de personas totalmente distintas. Una, que representa los errores de una administración que ha conducido a un estatus quo en política interior para los pobres y en el exterior, un desastre humanitario en Medio Oriente, con millones de desplazado y consecuencias en materia de seguridad de primer nivel para Europa. Decisiones tomadas en base a algunas buenas intenciones, pero más aún compromisos inconfesables con las petromonarquías que empiezan a conocerse en base a las solas filtraciones Podesta. Por otra lado, un candidato, Donald Trump que descoloca. Dice cosas acertadas, pero su comportamiento infantil, rudimentario, deja a más de uno perplejo.
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