Estados Unidos: continuidad o crisis para el establishment
“El malestar social, la oposición a las formas culturales más tradicionales, la decadencia social, crean una especie de inquietante fermento
07 de Noviembre de 2016
'El malestar social, la oposición a las formas culturales más tradicionales, la decadencia social, crean una especie de inquietante fermento que empieza a oponerse frontalmente a la plácida apariencia de los años anteriores, de manera como si el veneno reprimido tras la rigidez y la intolerancia hubiera salido al exterior y estuviera penetrando en los fundamentos mismos del cuerpo social'.
La categórica sentencia pertenece al español Carlos Losilla, y se refiere al cine de terror estadounidense de la década del setenta. Pero podría, perfectamente, aplicarse a la instancia histórica actual de la Unión Americana, al celebrarse hoy las elecciones presidenciales entre la demócrata Hillary Clinton y Donald Trump -del Partido Republicano.
La categórica sentencia pertenece al español Carlos Losilla, y se refiere al cine de terror estadounidense de la década del setenta. Pero podría, perfectamente, aplicarse a la instancia histórica actual de la Unión Americana, al celebrarse hoy las elecciones presidenciales entre la demócrata Hillary Clinton y Donald Trump -del Partido Republicano.

Donald Trump, más allá del alto decibel de sus discursos, ha conmovido al establishment. Los analistas políticos promedio no han sabido explicar ni comprender el surgimiento del magnate, aferrándose (camino fácil si los hay) al descrédito de su figura. Habrá que recordar que aquel proceso derivado de la crisis financiera de 2008 terminó exponiendo los procesos de desigualdad y desindustrialización -experiencias que se vieran acentuadas en Estados Unidos durante las últimas tres décadas. La tan promocionada recuperación económica de Barack Obama jamás llegó a consolidarse -no con el empuje buscado, al menos. Los rescates financieros desde el gobierno federal continuaron -al igual que en períodos anteriores-: el presidente había hecho a un lado las promesas de 'Cambio' (Change) que ayudaron a sentarlo en la Oficina Oval.
La eventual construcción de un Muro en la amplia frontera con México, o la expulsión masiva de millones de indocumentados, son variables que más hacen ruido en los medios de comunicación, pero solo son cuestiones de superficie. En su 'Contrato con el pueblo estadounidense', Donald Trump promete 'limpiar' al sistema del tráfico de influencias (es la columna vertebral de su retórica; refiriéndose a 'intereses especiales' corruptos; special interests), de la mano de la limitación de los mandatos de los legisladores, la interrupción en las contrataciones de empleados en el gobierno federal, e interponiendo severas restricciones a ex funcionarios para que no puedan terminar su carrera operando como lobistas de gobiernos extranjeros. Amén de señalar, en reiteradas oportunidades, las inconsistencias del 'Cambio' obamista, Trump ha basado su campaña en condenar la continuidad que, según entiende, encarna y trae consigo Hillary Rodham Clinton; el multimillonario ha cabalgado sobre aquél hartazgo ciudadano, sumando copiosas adhesiones desde entonces.
En las antiguas películas de horror mencionadas, la aniquilación del 'monstruo' no solucionaba la tragedia; sólo contribuía a expiar culpas y a prolongar la agonía de los protagonistas. Antes que condenar a viva voz el surgimiento del fenómeno, sería preferible analizar las variables que allanaron el camino para su llegada.
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@PortaluppiPablo

Sobre Pablo Portaluppi
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Periodismo. Columnista político en El Ojo Digital, reside en la ciudad de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina). Su correo electrónico: pabloportaluppi01@gmail.com. Todos los artículos del autor, agrupados en éste link.