Donald Trump y los neoconservadores
Aún antes de la Guerra de Irak, John Bolton fue el cerebro líder detrás de la agenda...
Aún antes de la Guerra de Irak, John Bolton fue el cerebro líder detrás de la agenda de guerra y conquistas de los neoconservadores. Hace ya tiempo, escribí sobre él, en 'John Bolton y el No Respeto a las Leyes en Estados Unidos (John Bolton and U.S. Lawlessness)', que el 'no respeto a las leyes internacionales de la Administración Bush no provino de la nada. Sus cimientos intelectuales fueron desplegados mucho antes del 11 de septiembre de 2001, por los neoconservadores'. Cité al propio Bolton: 'Es un gran error de nuestra parte obsequiar validez a las leyes internacionales (...) porque, en el largo plazo, el objetivo de aquellos que les obsequian valor son aquellos que desean restringir a los Estados Unidos'. De hecho, desarrollé un sitio web, el Archivo sobre John Bolton, que contiene numerosos links sobre él y los neoconservadores.
Casi todas las designaciones de Donald Trump en su equipo de transición son alentadores. En efecto, he conocido a muchos de ellos durante años. Pero él bien pudo comprometer su propia agenda, permitiendo el regreso de los neoconservadores y su antiguo liderazgo en la política exterior del Partido Republicano. El New York Times informó cómo muchos de ellos ahora se aprestan a volver a los puestos que otrora controlaron. Y, ahora, el National Review, que respaldó todos los desastres en Irak, viene a promocionar a Bolton para el Departamento de Estado.
He escrito sobre los neoconservadores durante muchos años. Sus orígenes coinciden con ex izquierdistas que luego mutaron en anticomunistas. Tras el colapso del comunismo, proporcionaron el poder de fuego intelectual para los halcones y los imperialistas que ambionaban una agresiva política exterior. Habiendo vivido y desarrollado negocios en el Tercer Mundo, entendí que solo podían traer desastres para los Estados Unidos. Lo que especialmente me interesó fue su casi absoluta falta de experiencia y conocicimiento en relación al resto del mundo -particularmente sobre Asia y América Latina. También creé un sitio web intitulada Biografías del Partido Neoconservador (Party Neoconservative Biographies) -en donde investigué su educación y experiencia.
Académicos brillantes -conforme muchos de ellos lo eran-, exhibían una experiencia 'exterior' que, en el mejor de los casos, consistían en haber pasado un semestre en Londres o, más temerarios todavía, el haber cursado algunos estudios en París (en el caso de los de origen judío, el haber pasado un verano en un kibbutz en Israel). Por sobre todo, se trata de insiders de Washington, D.C. John Bolton era uno de corte clásico. Graduado con honores (summa cum laude) en Yale, entonces la Facultad de Derecho de Yale, invertido tiempo en un bufete de abogados de la ciudad de Washington, y luego transitado por numerosos puestos políticos y académicos, pero sin experiencia residiendo en el exterior, ni trabajos relacionados. Asimismo, en su rol de encumbrados intelectuales -en general anclados en pequeñas oficinas-, muchos hallan excitante el imaginarse a sí mismos en control de gran parte del mundo, como los antiguos procónsules romanos. Hace un tiempo, Peter Viereck los enfrentó, con su observación sobre la 'lascivia de muchos intelectuales por la violencia más brutal'. No es sorpresa, pues, el modo en que urgieron a Bush para que lleve adelante esas desastrosas políticas bélicas y de ocupación. Aún previo a Irak, ellos arengaban para someter a Rusia y a una confrontación militar con China, en el instante en que un avión espía americano colisionó con un caza chino. Como se ve, no solo tenían en la mira al mundo árabe.
Escribo todo esto, basándome en mi propia experiencia tras estudiar en Alemania y Francia, tras trabajar quince años en América del Sur, y tras haber aprendido a hablar cuatro idiomas con fluidez.
Hasta el momento, las designaciones de Trump muestran verdaderamente su foco, que consiste en devolver a EE.UU. al sendero del crecimiento económico, el cual ha sido hábilmente reprimido por el régimen regulatorio de Obama. A los efectos de comprender sus costos, léase el análisis del Competitive Enterprise Institute intitulado 'Los Diez Mil Mandamientos'. Pero más guerras sin fin continuarán llevándose la fortaleza de Estados Unidos, arrojando prejuicios sobre la otrora buena voluntad del extranjero hacia nuestro país. Eventualmente, todos los imperios atraviesan un período de transición, desde la fase inicial en que son redituables, al momento en que se entregan a una destructiva bancarrota. Pocos ahora dudan de que Estados Unidos ha terminado de atravesar esta frontera. Cuando nos cuesta un millón de dólares por hombre al año enviar soldados a combatir en guerras interminables, habremos de enfrentar la ruina económica -tal como le sucedió al Imperio Romano.
El riesgo es que el equipo de transición de Trump se vea infiltrado. Gran parte de la transición está siendo ejecutada por el think tank The Heritage Foundation, notorio promotor de la Guerra de Irak. En principio, y sin embargo, el vicepresidente Mike Pence, que encabeza ese equipo de transición, fue en su momento otro promotor de la guerra y aún respalda la agenda neoconservadora —ejemplo: fue un firme simpatizante del ataque contra Libia. También busca más gastos militares. Pence es magnífico en asuntos domésticos, pero no en política exterior. Aún siendo católico, se muestra cercano a aquellos evangelistas que creen que apoyar el expansionismo de Israel ayudará a acelerar la segunda venida de Cristo y, eventualmente, el Armagedón. Uno habría de asumir que él, junto con el complejo industrial-militar, está rescatando a los neoconservadores para que le impongan su agenda a Estados Unidos y al mundo.
Artículo original en inglés, en http://www.theamericanconservative.com/articles/trump-and-the-neoconservatives/ | Traducido y republicado con permiso del autor, y de The American Conservative magazine (Estados Unidos)
Es columnista (publisher) en la reconocida revista estadounidense The American Conservative. Se graduó en la Facultad de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, con estudio de idiomas en Alemania y Francia. Trabajó para la aseguradora American International Group en Cuba, Venezuela y Colombia. Tiempo después, se convirtió en corresponsal extranjero en América del Sur para periódicos del grupo Knight-Ridder. Ex comentarista sobre temáticas del Tercer Mundo en Voice of America (La Voz de América).