INTERNACIONALES: ANA ROSA QUINTANA

América Central no debería preocuparse por la victoria de Donald Trump

Recientemente, los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras acordaron, en bloque, buscar...

22 de Noviembre de 2016

Recientemente, los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras acordaron, en bloque, buscar respaldo de México, en respuesta a la elección del presidente electo Donald Trump en los Estados Unidos de América.

La iniciativa sobreviene en respuesta a los comentarios del presidente electo en ocasión de ofrecer una entrevista al ciclo estadounidense 60 Minutes, en donde advirtió que deportaría a inmigrantes ilegales con antecedentes criminales, devolviéndolos a sus naciones de origen. Pero tales reacciones solo se centran en el corto plazo.

Seguridad, Triángulo NorteAntes que ponderar la elección de Trump como un desafío, estos países deberían capitalizar sobre su oportunidad única de enderezar el curso de la región. El poderoso foco que la nueva Administración estadounidense exhibe en relación a la inmigración y la seguridad nacional de los EE.UU. podría, potencialmente, representar un beneficio a largo plazo. Directamente ubicado al sur de México, los países del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) caen bajo la mira de una aguda y profunda crisis económica.

Durante años, Honduras y El Salvador se ubicaron como las naciones con los índices de homicidios más elevados en el globo. Pandillas locales y de proyección transnacional operan con virtual impunidad. El tráfico de drogas se ha vuelto rampante, corrompiendo instituciones que, de por sí, ya eran frágiles. La frontera de 600 millas que comparten Guatemala y México se muestra como un poroso santuario para el tráfico de drogas y el tráfico de personas. La corrupción de alto nivel en el seno del gobierno, particularmente entre las fuerzas de policía y las fuerzas armadas, hacen virtualmente imposible siquiera dar inicio a la consideración de estos problemas.

Del lado estadounidense, la asistencia financiera a la región se ha visto politizada durante la Administración Obama. Tal como ha sucedido con su política exterior, la estrategia de la Administración saliente en torno de América Central ha reflejado la gris agenda de funcionarios con ideología progresista. Antes que hacer frente a los desafíos básicos de desarrollo y seguridad de estas naciones, la Administración Obama puso el foco en temáticas relacionadas con las diferencias de género y el cambio climático.

En el proceso, las condiciones de seguridad en la región continuaron en la senda del deterioro, mientras que ha resurgido la migración ilegal hacia territorio estadounidense. Los mexicanos, en rigor, ya no representan el grueso de los migrantes ilegales -éstos provienen ahora mayormente de las naciones del Triángulo Norte. Y, también en este terreno, las erradas políticas de la Administración Obama han contribuído a motorizar la ola de migración. Considérese su respuesta a la crisis institucional hondureña de 2009. En lugar de respaldar las aspiraciones democráticas de un socio regional, la Administración Obama declaró que la remoción de su presidente constituía un 'golpe militar' y respondió suspendiendo la asistencia financiera al país.

La asistencia antinarcóticos ha acusado un particular impacto negativo, resultando en una reducción superior de la ya de por sí insuficiente capacidad del país para combatir al tráfico de estupefacientes. Poco tiempo después, un estudio del Departamento de Estado americano halló que 'el 87% de la totalidad de los vuelos que contrabandean cocaína con origen en América del Sur aterrizan primero en Honduras'.

Amén de la porosa frontera estadounidense y de la debilidad de las leyes inmigratorias, estos factores desestabilizadores en América Central desempeñan un rol directo en la incentivación de la migración ilegal hacia los Estados Unidos. Conforme ello se evidencia en numerosos indicadores, como ser el flujo contínuo de migrantes ilegales y los altos índices de homicidios, la política exterior de la Administración Obama hacia América Central ha probado ser inefectiva. Las profecías catastrofistas promocionadas por los medios de comunicación en relación a la flamante Administración Trump carecen de sustento práctico. En lugar de abrazarse a ese tipo de mensajes, los países del Triángulo Norte habrán de acercarse a una Administración que muestra predisposición para restaurar la seguridad en la región.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2016/11/18/central-america-should-not-worry-about-trumps-election/

 

Sobre Ana Rosa Quintana

Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales