Corea del Sur: tras el impeachment de la presidente, EE.UU. debe seguir como aliado del país
La Asamblea Nacional de Corea del Sur ha aprobado el juicio político contra la presidente...
La Asamblea Nacional de Corea del Sur ha aprobado el juicio político contra la presidente Park Geun-hye este viernes, a partir de una altisonante votación (234 contra 56 sufragios).
En acuerdo con la constitución del país, Park cederá inmediatamente toda su autoridad al primer ministro Hwang Kyo-ahn, pero permanecerá en su despacho hasta tanto la constitución revise el procedimiento de impeachment. El partido de oposición más importante (progresista) ha declarado que no aceptará un gobierno interino bajo el impopular primer ministro, afirmando que aquél también está implicado en la crisis política. El partido conservador, en control del gobierno, ha motorizado llamados para seguir bajo el procedimiento constitucional.
Corea del Sur ha sido sacudida por impresionantes manifestaciones ciudadanas a lo largo de los dos últimos meses, tras conocerse revelaciones de un escándalo que implicó a una confidente cercana de Park. En tanto Park no pareció beneficiarse financieramente de los extendidos esquemas de corruptela de su amiga Choi Soon-sil, el público se sintió traicionado por el aparente control que Choi exhibió sobre la primera mandataria.
Las protestas se vieron incluso motorizadas por la frustración con Park al momento de que ésta resolviera los problemas económicos de Corea del Sur, su bizarro estilo de gobierno, y por numerosas teorías conspirativas. Mientras el país aguarda que la Corte Constitucional delibere -el proceso podría llevar hasta seis meses-, los partidos políticos comenzarán a maniobrar para la elección presidencial si Park es expulsada de su despacho. El Partido Saenuri (conservador) se ha visto gravemente dañado por la crisis de Park -ella era la jefa del partido- y, con toda probabilidad, terminará dividiéndose en facciones.
El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon (cuyo mandato vence hacia fines de diciembre) podría ser candidato a presidente, de acuerdo a rumores. Si lo intenta, probablemente decida formar un nuevo partido, que surja de los restos del Partido Saenuri. Los candidatos progresistas se han visto beneficiados tras el escándalo, incluyendo a Moon Jae-in—ex jefe de personal del anterior presidente progresista Roh Moo-hyun. Al presentarse para la candidatura presidencial en 2002, Roh declaró públicamente: '¿Qué tiene de malo ser antiestadounidense?'.
En la actualidad, Corea del Sur ya venía padeciendo una parálisis en la implementación de políticas públicas, resistiendo los partidos parte de la implementación de aquéllas por parte de Park, conforme eran consideradas 'demasiado controvertidas' -en momentos en que se desarrollaba la crisis política. El impeachment de Park formalizará la parálisis actual en materia de política pública, y envalentonará a la oposición, que busca torcer muchas de las políticas de Park con la que se mostraron en desacuerdo. Si un candidato progresista triúnfa en los comicios, incrementará los riesgos de tensiones en la relación entre Seúl y Washington.
Los políticos progresistas han declarado su resistencia a las políticas de Park que fuertemente respaldaban los Estados Unidos, incluyendo el despliegue del sistema de defensa misilístico THAAD (Defensa Aérea de Gran Altitud), el incremento de sanciones contra Corea del Norte, y los recientes intentos de Seúl de mejorar las relaciones con el Japón -incluyendo un acuerdo para compartir información de inteligencia militar.
Los partidos de orden progresista, con toda probabilidad, defenderán el resurgimiento de las aventuras económicas del Kaesong y el Humgangsan con Corea del Norte, al tiempo que buscarán un acercamiento mucho menor con Pyongyang. Corea del Norte celebra la inestabilidad política de su némesis del sur. Pero, aún cuando es difícil evaluar por qué Pyongyang decida o no subirse a mayores provocaciones, lo cierto es que el régimen se ha mantenido en silencio, a los efectos de no distraer a los legisladores surcoreanos y manifestantes en sus objetivos de eyectar a Park.
Corea del Norte, sin embargo, daría la bienvenida a un presidente surcoreano de orden progresista, a los efectos de que éste continúe las políticas incondicionales y de acercamiento de baja intensidad del anterior presidente progresista Roh. En tanto Estados Unidos no debería comentar mayormente sobre la crisis política en Corea del Sur, la Administración Trump habrá de garantizar a los aliados en Seúl que, aún cuando el gobierno en Washington cambie, el compromiso de EE.UU. y su firmeza a la hora de defender a sus aliados continuará incólume.
Estados Unidos debería, de manera incondicional, reafirmar su garantía extendida de disuasión militar -resumida en el paraguas nuclear, la defensa misilística, y las fuerzas convencionales- para beneficio de Corea del Sur y del Japón. A tal efecto, sin embargo, ello demandará se cumplan en todo orden los requisitos de financiamiento de las fuerzas armadas americanas con la meta de impedir recortes drásticos en niveles de soldados, adquisición de armamento y presupuestos operativos que se implementaran durante la Administración Obama. El trilateralismo entre EE.UU., Corea del Sur y el Japón (esto es, entre sus respectivas fuerzas armadas) optimiza la disuasión para los aliados y sus capacidades de defensa, al incorporar las capacidades únicas de cada una de las tres naciones.
En tal sentido, Washington debería alentar un progreso contínuo de parte de Corea del Sur y del Japón a criterio de que se implemente el Convenio Bilateral General para la Seguridad de la Información Militar. Washington debería reafirmar su dedicación a la hora de reforzar las sanciones y medidas financieras para aumentar la presión contra el régimen norcoreano, en réplica a sus reiteradas violaciones de la ley internacional, las leyes de los EE.UU. y las Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2016/12/09/as-south-korea-impeaches-president-us-must-remain-steady-ally/