Argentina y 'Vaca Muerta': flexibilización laboral, para volver a crecer
La Argentina lleva ya décadas sin crecimiento. No se trata sólo del estancamiento iniciado...
22 de Enero de 2017
La Argentina lleva ya décadas sin crecimiento. No se trata sólo del estancamiento iniciado en 2011 con la llegada de Axel Kicillof al gobierno kirchnerista, sino que el problema viene de bastante más atrás. El ingreso por habitante de 2016, por ejemplo, es similar al alcanzado en 1996. ¿Qué sucedió con el 'crecimiento' registrado entre 2003-2008? En rigor, fue más un proceso de recuperación del ingreso tras la crisis de 2001-2002 que un crecimiento real que expandiera la capacidad productiva del país. El año 2009 fue de recesión global; 2010 simplemente recuperó aquella caída; y, luego, la Argentina siguió en una fase cíclica en la que un año dado perdía ingreso para recuperarlos al siguiente, sin expandir realmente la frontera de posibilidades de la producción.
Existe consenso entre economistas, criticado a veces por quienes son ajenos a esta disciplina, de que no es posible crecer sin ahorro e inversión previa. Y la Argentina no atrae inversiones locales y externas debido a la falta de seguridad jurídica, el cambio continuo en reglas de juego, la alta presión tributaria y la legislación laboral restrictiva, entre varios otros aspectos que habría que tratar en otro lugar.
Vaca Muerta presentaba estos mismos problemas. Un enorme potencial de ingresos que requerían, para explotarse, unas reglas de juego diferentes a las existentes. Naturalmente que el sindicalismo pretende mejores ingresos para los trabajadores que representa pero, en las condiciones existentes, Vaca Muerta no recibió inversiones ni generó empleo.
Los actores comprendieron este diagnóstico. Se reunieron -en Casa de Gobierno- el Presidente Mauricio Macri, el secretario de Coordinación de Políticas Públicas, Gustavo Lopetegui; los ministros de Trabajo, Jorge Triaca, y de Energía, Juan José Aranguren; el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez; la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos; el secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Guillermo Pereyra; y su par de los petroleros jerárquicos, Manuel Arévalo. Entendieron que no podían seguir colocando el carro delante de los caballos. Si con estas nuevas reglas de juego, Vaca Muerta empieza a recibir inversiones, ya habrá tiempo más adelante para mejorar los ingresos de los trabajadores y las familias que se acerquen a explotar el potencial del yacimiento.
Vaca Muerta debe tomarse hoy como una lección para recuperar el crecimiento de la Argentina. Aunque no se trata sólo de Vaca Muerta: existen millones de proyectos de inversión que hoy no se ejecutan por las reglas de juego existentes, por la alta presión tributaria o por la legislación laboral restrictiva.
¿Por qué no es posible extender estas nuevas reglas de juego a todo el país? Porque existen intereses creados. A diferencia de Vaca Muerta, que era una tierra virgen de privilegios, la Argentina tiene una enorme Unión Industrial compuesta por empresarios que están aferrados a las condiciones existentes. No importa el potencial de ingresos y empleos que podría generarse con otras condiciones más competitivas, si en la situación actual ellos poseen sus ingresos y sus empleos.
La flexibilización laboral es un requisito para el crecimiento, y lo ha sido siempre. El concepto ha sido castigado, vapuleado, incomprensiblemente, pero siempre retorna. Si la Argentina se propone volver a crecer -pero crecer en serio-, habrá de regresar, primero, el consenso sobre la economía ortodoxa.
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@AdrianRavier
Sobre Adrián Ravier
Es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín. Publica periódicamente en el sitio web en español del think tank The Cato Institute y medios nacionales.