¿Influenció el gobierno chino a La Voz de América? Entrevista fallida a Guo Wengui
Durante muchos años, Estados Unidos ha recurrido a las emisiones internacionales de radio...
Durante muchos años, Estados Unidos ha recurrido a las emisiones internacionales de radio y televisión como herramienta de su diplomacia. Con todo, la agencia internacional de transmisiones del país -denominada como Comité de Gobernancia de Transmisiones, o Broadcasting Board of Governors- ha funcionado como una agencia diferente y con potestad plena en el seno del gobierno estadounidense, desde el Acta Internacional de Emisiones de 1994.
La razón que suele ofrecerse para esa independencia se basa en el temor ante una eventual influencia política ya fuere desde el Departamento de Estado o desde la Casa Blanca. Se presupone que no se puede confiar en que aquéllos se mantengan fuera del control de tales transmisiones Irónicamente, el mayor riesgo no proviene de Washington, sino desde el exterior, donde gobiernos extranjeros pueden utilizar la amenaza de la negación de visados o la negación de acceso al espectro radioeléctrico, con el objeto de ejercer presión.
Y éste parece ser el caso en lo ocurrido el pasado 19 de abril, cuando la administración de La Voz de América (Voice of America) abruptamente ordenó a su servicio en idioma mandarían que pusiera fin a una extensa entrevista con el multimillonario chino y hombre de negocios Guo Wengui (foto | Crédito: South China Morning Post). Lo cual fue seguido de agitadas objeciones contra la emisión de parte del gobierno chino.
En consecuencia, no puede soslayarse la pérdida de credibilidad resultante, para la Voz de América y sus emisiones en idioma chino. Los medios de comunicación en todo el Este de Asia promocionaron la historia, sin demoras. Tras la interrupción de la citada entrevista, cinco productores y periodistas del Servicio en Idioma Mandarín de la Voz de América fueron privados de goce de sueldo. Y aún aguardan por su destino, quedando pendiente una investigación interna. De acuerdo a fuentes que conocen el Servicio en Idioma Mandarín en profundad, Guo inició la entrevista bajo la promesa de proporcionar detalles concretos relativos a corrupción en los más altos niveles del gobierno de la República Popular China.
Guo había consensuado ofrecer una entrevista de tres horas de duración -una para televisión en vivo, y una segunda y tercer hora para continuar en el sitio de Facebook de la Voz de América. De acuerdo a informes, la administración de VOA inicialmente se mostró entusiasta, en tanto respaldó la iniciativa. Dijeron desde allí que la cuestión había sido aprobada por la División Este de Asia y Pacífico de la Voz de América, e informaron a escalafones superiores de la gerencia de VOA, en una reunión matutina sobre noticias y tópicos de tratamiento.
Para cualquier organización de noticias, una entrevista en vivo de tres horas ciertamente sería algo extraordinario -especialmente si ello tiene relación con afirmaciones explosivas que normalmente requerirían de verificación previa. VOA comenzó a promocionar con recurrencia la entrevista. Pero, con algún nivel de predictibilidad, Pekín comenzó a dar señales de molestia previo a la entrevista a Guo y, en rigor, amenazó con revocar los visados para periodistas de la Voz de América que se desempeñaban en Pekín. Parece ser que la gerencia de VOA decidió recular e impidió la porción referida a la entrevista en vivo el 19 de abil, tras haber emitido porciones de aquélla. Pero, de acuerdo al management de VOA, el personal se rehusó a interrumpir la transmisión en vivo luego de la primer hora.
La palabra final provino de la Directora de la Voz de América, Amanda Bennett, quien en ese instante se encontraba viajando por Africa, y luego escribió una amplia y firme directiva vía email con el objeto de interrumpir la entrevista de forma inmediata. En una entrevista del 1ero. de mayo con Frank Sesno (de la Facultad de Medios de Comunicación y Asuntos Públicos en la Universidad George Washington), el CEO del Comité de Gobernancia de Transmisiones, John Lansing, negó que las presiones chinas hubiesen afectado las decisiones de la gerencia de VOA. Dado que el retroceso de VOA arribó inmediatamente después de registradas las quejas del gobierno chino, es difícil creer que ambos hechos no estuvieran relacionados.
En el mejor de los casos, dos situaciones parecen claras ahora:
- Voz de América (VOA) no siguió procedimientos gerenciales apropiados. Los lineamientos profesionales de cara a un ítem vinculado a noticias de investigación -de la magnitud de las tratadas aquí- deben quedar en claro previo a la aprobación de la entrevista. El fallo en este aspecto resultó en una comprometedora controversia, y en un estrés innecesario para el personal suspendido.
- La vulnerabilidad ante las presiones de gobiernos extranjeros representa hoy un problema para la totalidad de los medios de comunicación que operan en naciones del exterior, y VOA no es la excepción. La manera en que reaccionan ante esas presiones es un factor de importancia crítica, a la hora de ponderar la preservación de la credibilidad periodística.
Voz de América (VOA) ha quedado aún más expuesta ante el público, porque es parte del gobierno federal estadounidense. (Debe subrayarse, sin embargo, que no se registraron señales de que existió interferencia de parte del gobierno de los Estados Unidos).
Los comités de asuntos extranjeros del congreso estadounidense han sido alertados frente a los detalles de la historia de Guo. Conforme los mismísimos miebros del congreso han votado repetidas veces por una reforma del sistema de transmisiones internacionales de los Estados Unidos, lo apropiado sería configurar una serie de audiencias en el parlamento, a criterio de evaluar qué es lo que exactamente funcionó mal en este caso.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/05/23/chinese-government-influence-voice-america/
Es Analista Senior en estudios de Diplomacia Pública, para la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Desarrolla trabajos relacionados con instituciones y programas del gobierno estadounidense que hacen a la relación con terceros países y diplomacia tradicional, y elementos críticos en la guerra de ideas contra el extremismo violento. Previamente, se desempeñó como Editora en el periódico The Washington Times.