Argentina: instantáneas del país absurdo, bajo control de funcionarios indolentes

La información en off consigna que el Frente Para la Victoria dejará de existir como tal, y que pasará a llamarse -acaso definitivamente- Frente Ciudadano. De manera complementaria, las consultas subrayan que el Frente llevará a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner como candidata a Senadora de la Nación por la Provincia de Buenos Aires. Al cierre, otros detalles refieren que la Señora no irá a las PASO y que dicha coalición -que sería inscripta el próximo 14 de junio- estará integrada, amén de varias agrupaciones menores tanto progresistas como de izquierda, por el Partido Justicialista. 

 

El primer y gran interrogante que surge ante esta especie es qué le estaría sucediéndole al peronismo, incapacitado para 'desembarazarse' de la influencia kirchnercristinista. Tras años de sometimiento, y de verse forzado a tragar la píldora amarga de absorber a personajes de la talla de Amado Boudou, Luis D'Delía o Martín Sabatella, a la postre, la realidad es que el movimiento parece no tener escapatoria. En simultáneo, quizás haya que redefinir el significado de peronismo.

 

Convendrá respaldarse en el comentario de cierto veterano dirigente, quien supo militar en la ortodoxia del justicialismo en los conmocionados años setenta: 'El peronismo es hoy sólo un recuerdo', dice, tajante. El buen Señor acompaña a Sergio Tomás Massa -esquema en donde resulta ahora evidente que el ex jefe comunal de Tigre, al consolidar su alianza con Margarita Stolbizer, ha desechado el voto peronista duro. La comentada 'avenida del medio' no sería otra cosa que el certificado de defunción del peronismo como se lo conocía.

 

En tal sentido, también sería valioso conocer la postura de otro peronista histórico, el cordobés José Manuel De la Sota, quien de momento se ha llamado a silencio, optando por no competir en el turno electoral de octubre. 'Malas lenguas' replicarán que la decisión se vio motorizada por eventuales derivaciones del Caso Odebrecht. El ex gobernador de Córdoba vivió muchos años en la vecina República Federativa del Brasil, y cuenta allí numerosos amigos. Otro referente del movimiento, Alberto Rodríguez Saá (eterno mandatario de San Luis), ha apostado a todo o nada por Cristina. Idéntica decisión a la tomada por los ya desgastados Daniel Scioli y José Luis Gioja -hoy por hoy, autoridades formales del justicialismo. 

 

Florencio Randazzo, cuya postulación los indiscretos de siempre arguyen fue diseñada por 'operadores y sectores del Gobierno Nacional', se lanzó recientemente, en compañía de intendentes que portan el viejo costumbrismo de cambiarse de vereda de tanto en tanto, y de Fernando 'Chino' Navarro. En tal espectro, Randazzo apuntó, entre otros comentarios: 'El gobierno de Macri es fruto de nuestros propios errores'. El justicialismo podría haber desaparecido, pero no sucedería lo mismo con una de sus marcas registradas: la soberbia. En ese razonamiento, se reitera que 'Cambiemos no ganó; perdió el peronismo'. ¿Qué hará Randazzo si CFK no le permite competir en las inocuas PASO?

Eventualmente, los movimientos registrados demostrarían algunas consideraciones, a saber, que el partido Justicialista fue enteramente cooptado por la abulia; que la clase dirigente sigue sin tener plena conciencia de su rol histórico; y que sectores sociales de relevancia padecen hoy una ruidosa orfandad de representación -debiéndose conformarse con representantes que hoy son caricaturas de su propio pasado.

A su turno, la Gestión Cambiemos, con su recalcitrante perorata sobre paraísos económicos y de bienestar que pocos hoy registran, promociona en todo espacio posible que es ya el 'ganador por decreto' de los comicios legislativos. Acaso oficialismo y oposición no se hagan eco de algo comprobable en la calle: en rigor, ni las PASO ni las elecciones de octubre le importan a nadie.

Lo que verdaderamente interesa es la indolencia de los pretendidos servidores públicos: mientras un porcentaje sustancialmente bajo de la población económicamente activa percibe AR$ 30 mil al mes, esa cifra es, precisamente, la que los congresistas han decidido incrementarse para sus modestos viáticos. Según reza la explicación, porque 'no les alcanzaba'.

Conclusión ineludible: la Argentina marcha -lenta pero inexorablemente- hacia ninguna parte.