La OTAN debe aprender de Ucrania, a criterio de contrarrestar a Putin
Después de la medianoche, el 27 de febrero de 2014, docenas de marines rusos abandonaron sus barracas...
Después de la medianoche, el 27 de febrero de 2014, docenas de marines rusos abandonaron sus barracas en Sebastopol. Pesadamente pertrechados y vestidos con atuendo civil, irrumpieron en el parlamento regional y dieron inicio a una guerra en Ucrania que continúa al día de hoy.
El presidente ruso Vladimir Putin ha decidido combatir en una clase diferente de conflicto contra sus enemigos en Occidente, y Ucrania ha mutado en un teatro de operaciones en el que se ha inaugurado una miríada de tácticas popularmente conocidas como guerra híbrida. La guerra híbrida consiste en una estrategia que combina tácticas militares convencionales y no-convencionales, y pueden incluir una mezcla de amenazas energéticas y de seguridad, propaganda, ataques cibernéticos y el empleo del crimen organizado, junto con capacidades militares tradicionales como fuerzas terrestres, tanques y aeronaves.
Putin ha intentado disfrazar sus ataques contra Ucrania Oriental bajo el formato de una guerra civil, al acompañar a fuerzas militares rusas con mercenarios y disidentes locales. Así las cosas, los rusos combinan ataques letales con intimidación, ofuscación y medidas basadas en corrupción -todas ellas, conocidas como medidas activas y de desinformación. Putin ha incluso utilizado a la Iglesia Ortodoxa Rusa para conmocionar a las minorías y atacar los esfuerzos anticorrupción, como ser las reformas impuestas por el gobierno ucraniano en el sistema de salud.
El FSB o Servicio Federal de Seguridad (la inteligencia rusa) emplea plataformas de redes sociales para incitar al extremismo. La inteligencia rusa llegó también a reclutar a un ciudadano francés a los efectos de intentar contrabandear armamento fuera de Crimea, y organizar ataques terroristas en Francia. Esta acción, pues, luego sería atribuída a elementos 'fascistas' ucranianos. El ejercitar un sano aprendizaje de cara a los modos útiles para contrarrestar estas tácticas de 'guerra híbrida' y, así, desarmar la capacidad de Putin para desestabilizar a Occidente es una prioridad para la OTAN.
El actual escenario en Ucrania ofrecer margen para ponderar más profundamente cómo las naciones soberanas pueden contrarrestar las tácticas de guerra híbrida. En tal sentido, la implementación de centros de excelencia dedicados a la guerra híbrida -certificados por OTAN- podría representar un paso acertado. Los Centros de Excelencia son organizaciones internacionales certificadas por OTAN que entrenan a individuos en asuntos particulares de seguridad, provisto que estas personas provengan de Estados-miembro de OTAN o de países allegados.
OTAN cuenta con veinticuatro Centros de Excelencia que trabajan sobre una amplia gama de temáticas, como ser operaciones en climas extremos como Bodø, Noruega; y la defensa contra el terrorismo en Ankara, Turquía. Muchos de los Centros de Excelencia exsitentes estudian los componentes específicos de la guerra híbrida, como ser ciberseguridad y seguridad energética. Sin embargo, no existe un centro específico que estudie la guerra híbrida, ni cómo contrarrestarla de manera integral. Los Estados Unidos y la OTAN pueden aprender mucho del escenario ucraniano. El conflicto de éste país con Rusia, que ya lleva tres años, lo convierte en una locación crítica para este objetivo.
Mientras que Ucrania no es un Estado-miembro de OTAN, la apertura de un centro de excelencia dedicado a la guerra híbrida en el país lograría tanto fortalecer las relaciones entre Ucrania y la Alianza Atlántica, como también generar las condiciones para un diálogo significativo, y para ofrecer entrenamiento de cara a los desafíos de la guerra híbrida. Asimismo, proporcionaría a los Estados-miembro de OTAN un conocimiento directo en lo que hace a preparación para tácticas de guerra híbrida. El conocimiento actual de Ucrania en lo que respecta a cómo contrarrestar este tipo de conflictos podría incluso ampliarse a partir de la creación de este tipo de centros allí.
Pero esta iniciativa no solo sería positiva para Ucrania, sino también para las naciones que son hoy miembro de OTAN. Las estrategias de guerra híbrida de Putin representan una amenaza para Ucrania, y son también un desafío contundente para los intereses tanto de los Estados Unidos como de OTAN. La amenaza no se evaporará en el corto plazo -e incluso podría extenderse en los próximos años. El establecimiento de un centro de excelencia en Ucrania, que tenga por objetivo estudiar y combatir la guerra híbrida, es crítico para el futuro de Ucrania y de la propia Alianza Atlántica.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/06/27/nato-must-learn-from-ukraine-war-to-counter-putin/
* Colaboró también en el desarrollo de éste artículo, Madyson Hutchinson, Asistente Administrativa en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior (The Heritage Foundation, Washington, D.C.).
Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.