Argentina: respaldo de la ciudadanía a Cambiemos; golpe de gracia al peronismo
Hacia la madrugada del lunes 13 de agosto, los guarismos de las PASO certificaban...
Hacia la madrugada del lunes 13 de agosto, los guarismos de las PASO certificaban que la competencia por Senadores para la Provincia de Buenos Aires estaba llamada a concentrar las mayores cuotas de atención por parte del público y el espectro de analistas políticos. Allí, el ignoto Esteban Bullrich (Cambiemos) se imponía por una ventaja exigua a la ex presidente de la Nación Cristina Elisabet Fernández (Unión Ciudadana, ex Frente para la Victoria, FPV) -escenario electoral de anticipación imposible, a criterio de la pretendida brecha favorable de más de seis puntos que la viuda de Kirchner parecía exhibir. Tras lo cual será lícito ponderar que, o bien el circuito de encuestadores de opinión fracasó contundentemente en su metodología, o bien que CFK se las arregló para dilapidar su valioso capital electoral en tiempo récord. En simultáneo, la Gobernadora María Eugenia Vidal cargó sobre sus hombros la candidatura de Bullrich, quien acusaba elevados niveles de desconocimiento en no pocas secciones de la Buenos Aires profunda. El interdicto que Vidal sostuviera pocos días atrás con el columnista televisivo de filiación kirchnerista-peronista Diego Brancatelli bien pudo inclinar la balanza en favor del oficialismo amarillo.
Con todo, será necesario explicitar que la estratagema electoral del Gobierno Nacional de prescindir de Elisa Carrió en la Provincia, para terminar forzándola a competir en la Ciudad Autónoma, fue -aunque fructífera- inadecuada. Un eventual posicionamiento de la legisladora de Cambiemos/CC ARI en el Senado hubiese consignado una punta de lanza insuperable desde la cual potenciar notablemente el poder de fuego del Presidente Mauricio Macri en la Cámara Alta, al tiempo que hubiese certificado la defunción política de Cristina Fernández durante la semana que ahora comienza.
Con todo, el actual contexto y el retroceso de la ex presidente en Buenos Aires sólo contribuyen a arrojar sombras de cara a su futuro a mediano plazo: la pérdida de adhesiones certificada por las PASO permite inferir una dinámica en donde la recuperación de su plataforma es probabilística y estadísticamente inviable, al punto en que las Legislativas de octubre podrían convertirse en una lápida para sus aspiraciones. A la postre (o quizás, antes), la justicia federal -a la luz de las cifras de hoy- podría verse compelida a potenciar el conjunto de causas por corrupción que tienen a CFK por protagonista central o de reparto. Igual sino podría caberle a numerosos ex funcionarios de la gestión kirchnerista. En otro apartado del análisis, las PASO ya cobran forma de aguda cefalea para personajes de la talla de Amado Boudou, Julio De Vido y otros.
Retomando la ponderación estrictamente electoral, Cambiemos también se anotó una cosecha cuasiépica en provincias como Córdoba y San Luis. En el primer caso, los aspirantes del oficialismo a ambas Cámaras se alzaban con una sorprendente ventaja, superior a los quince puntos porcentuales frente a sus rivales de UPC (Unión por Córdoba, cuyo representante más visible es Juan Schiaretti). En San Luis sucedía otro tanto: Avanzar y Cambiemos por San Luis casi merodeaba los veinte puntos de ventaja sobre el Frente Unidad Justicialista puntano. La conclusión ineludible de aquí es que los Rodríguez Saá poco podrán hacer para mantener en pie los cimientos de su extendido imperio político; peor aún, cuando es de público conocimiento que el Gobierno Nacional analiza una intervención al cuestionado poder judicial de esa provincia, y encara planes similares para la inenarrablemente disfuncional Santa Cruz de Alicia Kirchner.
Hacia la medianoche del domingo de PASO, los amarillos casi superaban en veinte puntos a la segunda fuerza, el PJ; el kirchnerismo y sus aliados se situaban en el tercer puesto. El análisis global al que fuerza la destacada performance de la Proposición Cambiemita referirá, sin vueltas y a grandes letras, que la ciudadanía se ha volcado a las urnas para castigar con dureza al peronismo en cualesquiera de sus vertientes -sin importar ya si se tratara de su variante kirchnerista, de la encarnada por los Rodríguez Saá o de la versión cordobesa. El justicialismo y su miríada de embajadores y albaceas no acusaba un golpe similar desde el auge del alfonsinismo en los años ochenta. Por estas horas, el ideario peronista experimenta un problema de resolución imposible: no se trata ya de que su mensaje sea obsoleto, sino de que, en definitiva, se ha quedado sin receptores gracias a los cuales pueda eventualmente construir una base electoral mínimamente sustentable. La prueba es el lóbrego y solitario callejón sin salida en el que se encuentra atrapado Sergio Tomás Massa; la indiferencia electoral y la 'avenida del medio' no son cuestiones que un mero cambio de etiqueta pueda resolver. Así las cosas, la desconcertante formulación '1País' no solo se presenta como un cascarón vacío de ideología; tampoco ha sido transparente su propuesta para hacer frente al desafío de moda: el populismo.
Y, precisamente, ha sido la ineludible comparativa con el populismo latino la que ha terminado por impulsar la ambición electoral de Cambiemos. Al Presidente Mauricio Macri ciertamente no le fue necesario involucrarse en reiterados entredichos con Nicolás Maduro, poco popular regente de la dictadura de Miraflores. Venezuela y su prima lejana del Sur, la Provincia de Santa Cruz, han sido los mejores aliados de campaña para Balcarce 50. Quién podría ponerlo en tela de juicio.
* Foto de portada: búnker Cambiemos | Crédito: Diario Clarín
* Artículo actualizado a las 04:10 hs del lunes 14 de agosto (hora local: Buenos Aires, Argentina)
* Escrito con la colaboración de Osvaldo José Capasso -Twitter: @OsvalJ0, autor invitado- es Abogado (Universidad de Buenos Aires) | Su correo electrónico: osvaljo01@hotmail.com