Qué debería hacer Europa para impedir nuevos atentados como el de Barcelona
No mucho tiempo atrás, las escenas de carnicería y muerte en las calles y avenidas...
No mucho tiempo atrás, las escenas de carnicería y muerte en las calles y avenidas de las principales urbes europeas eran algo raro de ver. Pero ya no es éste el caso. Solo en 2017, se han registrado importantes ataques de islamistas en Londres (en dos oportunidades), Manchester y Estocolmo. Ahora podemos sumar Barcelona a ese listado.
Los actos de violencia a menor escala en Francia (en múltiples ocasiones), Austria e Italia, probablemente se hayan desvanencido en la memoria de la gente, pero fueron inspirados por la misma ideología. No es ésta la primera oportunidad en que España ha padecido un atentado islamista. El mayor incidente terrorista (y más letal) de este tipo tuvo lugar en Madrid, en marzo de 2004, cuando el atentado con explosivos contra formaciones ferroviarias puso fin a la vida de casi doscientas personas.
Aquel ataque exhibió probados vínculos con al-Qaeda. El reciente atentado en Barcelona fue patrocinado por el Estado Islámico (ISIS) -punto en el cual será lícito apuntar que las victorias militares en el terreno cosechadas en Raqqa y Mosul son novedades bienvenidas, pero no constituyen la panacea de cara a la amenaza islamista en Europa. Infortundamente, la ideología islamista ya se ha proyectado geográficamente a lo largo del Viejo Continente. Desde 2014, se ha registrado un aproximado de 150 conspiraciones o ataques, que tuvieron lugar en 15 distintos países europeos.
El atentado de la pasada semana en Las Ramblas fue el episodio número 42 entre los mencionados, y que exhiben un promedio de cinco con rigor mensual. Más allá de los que suscriben al Islam, no puede presentarse un perfil singular sobre qué tipo de individuo toma parte en estos atentados. Se trata de terroristas domésticos, y luego están aquellos que han nacido en el exterior. Se asiste a terroristas desempleados, como también participan quienes tienen un trabajo.
Algunos de los perpetradores son muy jóvenes, y otros son mayores. Algunos han recibido entrenamiento terrorista en el extranjero, mientras que otros, no. Algunos echan mano de pistolas y de cuchilloss; otros, de automóviles y explosivos. Algunos son reclutados vía redes sociales; otros, por contactos personales. Algunos toman a civiles por objetivo; otros, a las fuerzas de policía o a los militares. De tal suerte que el problema constituye un desafío de proporciones. Pero, ¿qué puede hacer Europa?
En primer lugar, sus líderes habrán de mostrarse realistas en relación a la escala y la naturaleza del problema. Podría propiciarse una conversación sincera sobre la ideología islamista. Los líderes del Viejo Continente habrán de promocionar el surgimiento de reformistas musulmanes dispuestos a hacer frente a complejas cuestiones teológicas en el seno del Islam. Los gobiernos europeos podrían destinar recursos financieros que habiliten a sus servicios de seguridad a monitorear a cada vez más personas en cada territorio nacional, y habilitar a sus militares para que combatan en batallas contra grupos islamistas en suelo extranjero.
Asimismo, el liderato europeo podría reenfocar sus esfuerzos en optimizar el flujo de información de inteligencia entre las fuerzas de policía y las agencias de inteligencia a nivel doméstico. Podrían, entonces, sentenciar y encerrar a terroristas por mucho más tiempo, y endurecer las políticas de deportación de aquellos que comporten una grave amenaza para la seguridad nacional. Adicionalmente, Europa podría revertir el proceso actual de inmigración masiva. Podrían, incluso, comenazar a restablecer las fronteras en el seno de Europa. Y, si la legislación les impide hacer algo de lo cifrado renglones arriba, pues entonces podrían revisar a consciencia tales leyes.
En rigor, poco o nada de lo arriba sugerido tendrá lugar. En lugar de hechos, asistiremos a conversaciones vacuas que versen sobre el eslogan 'Permanezcamos juntos'. Habrá más hashtags en Twitter, y más personas que se sienten a oir canciones de John Lennon. El relato se diluirá hasta que tenga lugar la próxima carnicería perpetrada por islamistas, en donde más personas inocentes perderán la vida, y el ciclo se reiniciará -una y otra vez.
La cuestión de cuántas muertes habrán de tolerarse hasta que se logre modificar el escenario, es una pregunta que sólo los líderes europeos pueden responder. Las políticas que decidan implementar decidirán el futuro de todo un continente.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/08/18/europe-prevent-another-terrorist-attack-like-barcelona/
Simcox es analista en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C., EE.UU.). Publica sus artículos (en inglés) en The Daily Signal.