INTERNACIONALES: BRUCE KLINGNER

Significado de los comicios en Japón, para EE.UU. y el este de Asia

Desde una perspectiva distante -por caso, la estadounidense...

24 de Octubre de 2017
Desde una perspectiva distante -por caso, la estadounidense-, los comicios japoneses del domingo próximo-pasado no consignaron mayor interés.
 
El líder del país se mantiene en su lugar, el partido dominante no ha perdido control, y no habrá grandes cambios en las políticas del Japón.
 
Shinzo Abe, JapónEl electorado optó por la continuidad del status quo, antes que arriesgar inclinarse por alguna tendencia vinculada a un crecimiento económico positivo. Como tampoco los electores optaron por designar a un nuevo líder, mientras que la amenaza de Corea del Norte se potencia.
 
Todo lo cual arriba en la forma de buenas noticias para el primer ministro Shinzo Abe. El mandatario había acusado una caída en la aprobación ciudadana este año, a partir de dos escándalos de corruptela y su promesa de revisar la constitución nipona a los efectos de habilitar un rol más abarcativo para la seguridad japonesa en el exterior.
 
El firme compromiso de Abe de cara al comportamiento beligerante de Corea del Norte, y su defensa en pos de más fuertes medidas contra las capacidades misilísticas y nucleares de Pyongyang dieron al primer ministro japonés un salto en los índices de ponderación ciudadana.
 
Abe concluyó que el forzar una elección sería menos riesgoso que más tarde, instancia en la que la aprobación del público podría volver a caer, y los partidos políticos de oposición podrían tener méas tiempo para organizarse debidamente.
 
Al encaminarse hacia la elección, la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, había anunciado la creación de un nuevo partido, que pareció consignar la mayor amenaza para el partido oficialista -y para Abe en persona. Koike estaba siendo convencido de presentarse a primer ministro para el próximo comicio.
 
Pero la estrella de Koike rápidamente se diluyó. Ella replicó a los resultados de los comicios, anunciando que "constituían una derrota absoluta".
 
A pesar de la impresionante victoria de Abe, es poco probable que algo cambie en las políticas exterior y de seguridad del Japón -escenario que Estados Unidos agradece. El largo tiempo de Abe en el poder proporciona una estabilidad que consigna un cambio bienvenido, tras el legado de anteriores primeros ministros.
 
Abe se comportó como un férreo defensor del sistema de presión contra Corea del Norte, registrados los contínuos desafíos a las Resoluciones de Naciones Unidas por parte de Pyongyang.
 
El Japón se muestra en extremo preocupado por las crecientes capacidades militares de Norcorea y por sus reiteradas amenazas de emplear armas nucleares si acaso Tokio asiste a los Estados Unidos en un eventual conflicto en la Península de Corea.
 
Al igual que en el pasado, Japón se mantuvo incólume ante el reciente lanzamiento de misiles norcoreanos sobre el Japón, tema que volvió a potenciar las decisiones vinculadas a aumentar las defensas misilísticas niponas.
 
Abe ha puesto en marcha una importante serie de reformas, habilitando al Japón a desempeñar un rol más amplio en el terreno de los desafíos de seguridad internacional. Lo más destacable fue el haber adoptado una política de autodefensa colectiva, para permitir que el Japón proteja a las fuerzas militares estadounidenses que defienden territorio japonés.
 
Más aún, Abe aprovechará su mandato para revisar el carácter pacifista de la constitución japonesa post-Segunda Guerra Mundial, aunque ha de lidiar con oposición política y pública sobre esta cuestión. No queda claro todavía si acaso Abe se propone codificar el nuevo status quo que ha creado, o si buscará ampliar el rol de las fuerzas armadas japonesas en el exterior.
 
A pesar de sus intenciones, es poco probable que ello dé lugar a grandes progresos, conforme una mayoría del público japonés se resiste a tales cambios.
 
Asimismo, los vecinos del Japón están alertas ante cualquier incremento en el rol de seguridad del Japón en el extranjero, temiendo un eventual resurgimiento del pasado militarista del país. Tales temores, sin embargo, reflejan ignorancia en relación a las posturas de seguridad del Japón en el pasado.
 
La creciente amenaza militar de Corea del Norte ha empujado al Japón y a Corea del Sur a un acercamiento entre ambos, logrando que los prejuicios y reparos entre estas naciones queden a un lado, y que los líderes de ambos países subrayen la prioridad de la amenaza norcoreana.
 
Abe ha establecido una fuerte relación personal y profesional con el presidente estadounidense Donald Trump, acaso más de lo que lo ha hecho cualquier otro líder internacional. Abe ha podido superar las críticas de Trump contra el rol de seguridad japonés y contra sus prácticas comerciales, en parte proponiendo una temeraria iniciativa económica bilateral que pone el énfasis en los beneficios para las exportaciones y los empleos de ciudadanos estadounidenses.
 
El acuerdo resultante -copatrocinado por el vicepresidente Mike Pence y por el primer ministro asistente, Taro Aso- se centra en la cooperación en los sectores energético y de infraestructura.
 
Estados Unidos le da la bienvenida al recurrente liderazgo de un sólido mandatario nipón, que ha sabido comportarse como un aliado crítico a la hora de ejercer presión contra Corea del Norte.
 
La reelección de Abe arriba en una instancia de creciente incomodidad de los aliados de EE.UU. en Asia. Estos se han mostrado cada vez más preocupados en relación a un eventual ataque preventivo estadounidense contra Corea del Norte, que pudiera envolverlos en una guerra. Les preocupa también que Estados Unidos los abandone, ni bien Pyongyang sea capaz de golpear a territorio estadounidense con misiles nucleares.
 
En su próximo periplo por Asia, el presidente estadounidense habrá de articular con detalle su estrategia integral para Asia, garantizando al Japón y a Corea del Sur el compromiso de EE.UU. a la hora de defenderlos.


Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/10/23/japans-election-outcome-means-us-east-asia/
 
Sobre Bruce Klingner
Es Analista Senior en Investigación para el Centro de Estudios Asiáticos de la Fundación Heritage. Publica periódicamente análisis y escritos sobre Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y temáticas de seguridad en la región. Klingner se desempeñó veinte años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA). Fue jefe de la estación de la CIA en Corea en el bienio 1993-1994.