Estados Unidos: sobrecarga en las fuerzas especiales
Estados Unidos hace bien en enorgullecerse de sus increíblemente capaces y efectivas fuerzas de operaciones especiales...
Estados Unidos hace bien en enorgullecerse de sus increíblemente capaces y efectivas fuerzas de operaciones especiales, las cuales sirven -literalmente- como una lanza de nuestra fuerza militar. Los Rangers del Ejército, las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos (Boinas verdes), los SEALs de la Armada, las Operaciones Especiales de la Aviación, y otros, son los mejores del planeta. No existe misión difícil para estos espectaculares hombres y mujeres. La pregunta que hoy EE.UU. debe hacerse es: ¿acaso los amamos en exceso?
Las fuerzas de operaciones especiales -conocidas en la milicia como SOF- lideraron la campaña en Afganistán e Irak, y continúan desempeñando un rol de liderazgo en aquellos escenarios de conflicto. Asimismo, han peleado una guerra subterránea alrededor del mundo, persiguiendo a objetivos terroristas de alto valor (por fuera de las principales zonas de guerra). Conforme las operaciones bélicas de escala tienden a disminuír, las fuerzas especiales son remitidas a otras tareas, en las que también saben destacar.
En la actualidad, se encuentran diseminadas alrededor del globo en más de ochenta países (la mayoría de los cuales no tienen nada de seguro, ni de glamoroso), a los efectos de entrenar a fuerzas armadas amigas de Estados Unidos. El objetivo: dotar a esas naciones de capacidad propia para combatir las amenazas recurrentemente metastáticas de al-Qaeda, Estado Islámico (o ISIS), y otros adversarios. La operación de inserción de 2011, con la meta de ultimar a Osama bin Laden, y la reciente pérdida de cuatro de estos duros guerreros en Níger, consignan un terrorífico recordatorio acerca del peligro que comportan tales misiones.
Provisto que el grueso de las porciones convencionales de las fuerzas armadas han regresado a casa, la contribución de las fuerzas de operaciones especiales, en rigor, se ha ampliado. La Administración Obama fue una férrea defensora de estas fuerzas. Su efectividad, sumada al bajo perfil y bajo costo de las operaciones, las convirtió en las fuerzas predilectas.
Hoy día, el problema es que el mismo personal que ha estado actuando sin cesar desde el 12 de septiembre de 2001, aún continúa trabajando sin pausa. Algunos miembros de las fuerzas de operaciones especiales tienen diez, doce o incluso más despliegues desde que dio inicio la guerra contra el terrorismo. Están cansados, y sus familias se exhiben al borde del precipicio. Los líderes de los servicios militares y del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (USOC) han estado sonando las alarmas durante un tiempo, a criterio de obtener un descanso para las tropas. A pesar de ello, las misiones continúan.
Tenga Usted en cuenta: Usted puede ampliar las fuerzas de operaciones especiales. Pero lleva años desarrollar tropas de la calidad y la personalidad requeridas. La única respuesta coincide con reducir el tempo operacional. Los militares lo están intentando. Las cúpulas han llevado a cabo numerosos esfuerzos para aliviar la carga de las recurrentes exigencias.
La creación del Comando de Fuerzas de Operaciones Especiales de los Marines de Estados Unidos permitió que más tropas de alta calidad pudiesen ser convocadas. Recientemente, el Ejército de Estados Unidos puso en funciones una Brigada de Asistencia para Fuerzas de Seguridad, diseñada para hacerse cargo de algunas misiones de entrenamiento normalmente administradas en el terreno por los Boinas Verdes. Aunque controvertidas, estas innovaciones son estupendas -pero no son suficientes. Una de las 'Verdades' del Comando de Operaciones Especiales es que Usted no puede crear fuerzas de operaciones especiales después de que da inicio una crisis. Ha de observarse mayor cuidado a las misiones especiales que se encomendarán. Aquellas de la más alta prioridad deberán encabezar la lista; otras habrán de esperar, o bien de emplear a otros tipos de unidades.
Todo mundo desea que las mejores tropas se ocupen de una tarea. Pero algunas de esas faenas deberán ser resueltas por los que sean capaces y calificados, aunque no desde las franjas superiores en la estructura de las fuerzas de operaciones especiales. En una tragedia que tuvo luar en el pasado mes de junio en Malí (nación situada al este de Africa), dos miembros del Team 6 de los SEALs, según se ha informado, quedaron bajo sospecha de asesinar a un sargento de los Boinas Verdes, porque él había descubierto que los primeros robaban dinero de su presupuesto operacional -y el sargento en cuestión rechazó ser parte del fraude.
De ser preciso el relato de Malí, las causas de ello nada tuvieron que ver con exceso de trabajo: se trató de un fallo de personalidad y carácter. Si los alegatos son ciertos, nadie debería dejar que ese horrendo acto quedase sin castigo. La frontera definitiva es la siguiente: nos hallamos hoy en una instancia en la que los mejores hombres habrán de comenzar a perder la vida, a quebrarse psicológicamente, o bien a asistir como testigos a la implosión de sus familias (en tasas de incidencia más elevadas de las que hoy se registran). Y, naturalmente, no es aceptable que nuestro liderato político permita que ello suceda.
Estos 'duros hombres y mujeres que están dispuestos a hacer uso de la violencia en nuestro nombre' lo han entregado todo por el pueblo estadounidense, y siguen haciéndolo. Lo menos que sus líderes en el Departamento de Defensa, la Casa Blanca y el Congreso deberán hacer es garantizar que sus capacidades y experiencia sean desplegados solo cuando la misión sea verdaderamente crítica. La actual carga en materia de misiones que se asigna a las fuerzas especiales habrá de ser revisada a consciencia y sometida a escrutinio, a los efectos de remover toda tarea no-esencial para los intereses vitales de los Estados Unidos de América.
La hora de prestar oídos sordos ha llegado a su fin.
Artículo original, en inglés, en http://dailysignal.com/2017/12/13/our-special-operations-forces-are-stretched-too-far/
Es Director del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Sirvió durante casi treinta años en las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos de América, y luego como importante funcionario del Pentágono. Su trabajo de investigación se focaliza principalmente en ciberseguridad, operaciones especiales y actividades de apoyo para autoridades civiles desde la óptica de la Defensa. Sus artículos también son publicados en la web estadounidense The Daily Signal. Más información sobre el autor (en inglés), en éste link.