INTERNACIONALES: WALTER E. WILLIAMS

Por qué la izquierda es tolerante con el comunismo

Previo a atender a la pregunta central, ¿por qué no remitirse a las estadísticas? El siglo XX fue...

26 de Diciembre de 2017

Previo a atender a la pregunta central, ¿por qué no remitirse a las estadísticas? El siglo XX fue el más brutal en la historia de la Humanidad. Un aproximado de 16 millones de personas perdió la vida durante la Primera Guerra Mundial; 60 millones perecieron en la Segunda Guerra Mundial. El costo de las guerras en el siglo XX se cobró la vida de entre 71 y 116 millones de personas.

La cifra de muertes explicadas por la guerra, sin embargo, palidece al tomarse en consideración el número de personas que perdieron la vida a manos de sus propios gobiernos. El difunto Profesor Rudolph J. Rummel, de la Universidad de Hawaii, documentó esta tragedia, en su libro: 'Morir a Manos del Gobierno: Genocidio y Asesinatos Masivos desde el 1900' (Death by Government: Genocide and Mass Murder Since 1900). Algunas de las estadísticas citadas en su trabajo han sido actualizadas recientemente.

Encabeza el listado la República Popular China, con 76 millones de vidas exterminadas a manos del gobierno, desde 1949 hasta 1987. Le sigue la ex Unión Soviética, con 62 millones de vidas aniquiladas -desde 1917 hasta 1987-. El gobierno de la Alemania Nazi de Adolf Hitler ultimó a 21 millones de individuos, entre 1933 y 1945. Existen regímenes que también contabilizaron muertes, aunque en menor medida, como la China Nacionalista, el Japón, Turquía, Vietnam y México.

De acuerdo a la investigación de Rummel, el siglo XX asistió a una pérdida de vidas de 262 millones de personas, a manos de sus propios gobiernos.

Las atrocidades de Hitler son reconocidas mundialmente, publicadas y debidamente condenadas. La condena de las naciones victoriosas tras la Segunda Guerra Mundial incluyó un proceso de desnazificación y el haber llevado a los perpetradores del Holocausto ante la justicia, castigándolos con largas sentencias y con ejecuciones. Medidas similares se tomaron para castigar a los homicidas del régimen japonés.

Pero, ¿qué hay de los mayores homicidas en la historia de la Humanidad, Josef Stalin (URSS) y Mao Tse Tung (China)? Lo cierto es que los simpatizantes de la izquierda ponderan a los mencionados, como si fueran héroes.

Rusia, bandera URSSW.E.B. Du Bois, al escribir en el matutino National Guardian en 1953, señaló: 'Stalin fue un gran hombre; pocos otros hombres del siglo XX alcanzaron su estatura (...) La mayor prueba para certificar su grandeza fue que él conocía al hombre común, sintonizó con sus problemas, y acompañó su destino'. Walter Duranty consideró a Stalin como 'el estadista viviente más importante' y lo calificó como un 'hombre tranquilo, imperturbable'. 

Incluso se conoció la admiración de socialistas hacia Hitler y su socio fascista Benito Mussolini.

Cuando Hitler llegó al poder en enero de 1933, George Bernard Shaw lo describió como 'un hombre destacado, muy capaz'. El presidente estadounidense Franklin Roosevelt calificó al fascista Mussolini como 'admirable', y dijo estar 'profundamente impresionado por lo que él había logrado'.

En 1972, John Kenneth Galbraith visitó la China Comunista, y elogió a Mao y al sistema económico chino. Michel Oksenberg -experto en temas relativos a China en la Administración de Jimmy Carter- se quejaría en su oportunidad: 'Estados Unidos está condenado a desmoronarse, a no ser que un cambio fundamentalmente radical, e incluso revolucionario, altere sus instituciones y valores'. Oksenberg nos urgió a 'tomar prestadas ideas y soluciones' de los chinos.

El Profesor de la Universidad de Harvard John K. Fairbank creyó firmemente que Estados Unidos podía aprender mucho de la Revolución Cultural, expresando: 'Los estadounidenses podrían descubrir, en la vida colectiva de la China de hoy, un ingrediente de preocupación moral individual por el prójimo, que comporta una lección para todos nosotros'. Por cierto: un estimado de dos millones de personas pereció a consecuencia de la Revolución Cultural China.

El elogio más reciente, dirigido a tiranos homicidas, provino de Anita Dunn, responsable y directora de comunicaciones para el presidente Barack Obama. En 2009, la mencionada afirmó: 'Dos de mis filósofos políticos predilectos son Mao Tse Tung y la Madre Teresa de Calculta'.

Ténganse presentes las manifestaciones públicas en los campus universitarios durante los años sesenta, en la que elementos radicales -acompañados incluso por sus profesores- marcharon mientras cantaban loas hacia Mao, y agitando copias del 'Pequeño Libro Rojo' del líder chino. Ello podría explicar muchos de los problemas que los campus universitarios registran hoy mismo. Algunos de los elementos más radicales de ese espectro son ahora renombrados profesores y administradores en universidades americanas de prestigio, o bien maestros de escuela y directores -todos dedicados a adoctrinar a nuestros jóvenes.

Ahora, la pregunta central: ¿por qué los simpatizantes de la izquierda son tolerantes con el comunismo? La razón por la cual son tolerantes con los más horrendos homicidas de la historia es que simpatizan con el objetivo declarado del comunismo, esto es, restringir las libertades individuales

En los Estados Unidos de América, por ejemplo, aquélla convocatoria presiona para que el gobierno tome control de nuestras vidas, a través de mayores regulaciones y más impuestos. Infortunadamente, importa muy poco si acaso el poder está en manos de Demócratas o de Republicanos. La marcha en pos de un Estado que cuente con mayor control no se ve aminorada. Solo avanza más rápidamente cuando los Demócratas están a cargo.



Artículo original, en inglés, en http://dailysignal.com/2017/12/20/the-reason-the-left-gives-communism-a-pass/

 

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