Paraguay: justicia en estado de putrefacción
Las recientes publicaciones de audios en las que se constata...
18 de Enero de 2018
Las recientes publicaciones de audios en las que se constata el estado de putrefacción en que se halla sumida la administración de justicia en la República del Paraguay, es una oportunidad única para que los culpables de deleznables conductas como el tráfico de influencias, asociación criminal, enriquecimiento mal habido, la coacción y la extorsión, entre otros, reciban ejemplar castigo.
Sin embargo, no se trata únicamente de conseguir el castigo a los culpables, lo que implicará ciertamente un efecto disuasivo por un buen tiempo, pero que luego volverá a resurgir -debido a que se está ante una cuestión sistémica. Se trata, en efecto, de emitir una señal diferente, a criterio de no se tenga que volver a repetir lo mismo. La corrupción no es más que el efecto de una causa mayor.
De ahí que, si se llega a la conclusión de que todos esos hechos de corrupción son apenas un accidente ocasionado por algunos que aprovecharon la oportunidad de sus vidas para así lograr acumular poder, riquezas e influencias, se estaría cometiendo un grave error. Y tampoco se trata de cambiar a las personas para poner a gente honesta, condición ésta última por supuesto necesaria. El problema de fondo es otro.
Lo que se está viendo solo puede comprenderse, si se acepta que la acción política convertida en politiquería es la que estimula las muestras de la reinante corrupción. Y está dirigida por activistas cuyos jefes partidarios han enlazado al Poder Judicial con un cordón umbilical que, por una parte, alimenta con privilegios y garantiza la permanencia en sus cargos a los leales serviles y, por otro lado, estrangula a aquellos que se alzan en contra.
Esa acción política convertida en politiquería nace y se expande desde órganos como el Jurado de Enjuiciamiento y el Consejo de la Magistratura debido a que fueron creados a la usanza del pensamiento fascista, autoritario por antonomasia, para que así cada grupo de poder político se repartan entre ellos a los jueces y fiscales a su plena disposición y según sus intereses coyunturales.
Todo esto ha terminado por infectar a la sociedad y no solo a la administración de justicia, de modo que únicamente una cirugía mayor y profunda podrá salvarlas de la putrefacción que ya huele a podrido. En Paraguay, durante décadas la acción política dirigida por los peores que acceden a lo más alto del poder ha venido destruyendo los valores de la igualdad ante la ley, de la honradez, el juego limpio y la sana confrontación de ideas. En el Tribunal, perversas influencias que premian al astuto, al obsecuente y al bufón, han impuesto la práctica del que más tiene más rápido gana un juicio, relegando las enseñanzas de los maestros, de la doctrina, la jurisprudencia y el supremo valor de la justicia.
Los políticos se han aprovechado de este modelo. No se podrá comprender y mucho menos dar un golpe de timón a esta perversión en la que ha caído la administración de justicia, si no se toma en cuenta que la acción política convertida en canallada deriva de una fuente primigenia.
La elección y composición hedionda del Jurado de Enjuiciamiento y del Consejo de la Magistratura, convertidos en órganos tan corruptos como violentos por su directa violación a los derechos a la libertad y la propiedad hacen cada vez más inasequibles los juicios justos con fiscales y jueces de sabiduría y honorabilidad.
Seguir en
@ElCatoEnCorto
Sobre Víctor Pavón
Decano de Currículum UniNorte (Paraguay) y autor de los libros "Gobierno, Justicia y Libremercado" y "Cartas sobre el Liberalismo". Publica periódicamente en el Diario ABC Color, de Asunción.