Paraguay: servidumbre e impuesto revolucionario
Son cada vez más los propietarios de establecimientos agrícolas ganaderos...
13 de Febrero de 2018
Son cada vez más los propietarios de establecimientos agrícolas ganaderos en la zona de influencia del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) los que pagan periódicamente a los miembros de este grupo criminal sumas de dinero, para no ser secuestrados o incendiados sus campos y maquinarias.
Mientras los criminales improductivos y rapaces se movilizan a su gusto exigiendo el 'impuesto revolucionario' a cada vez más personas de bien y productivas, las autoridades políticas del Estado paraguayo se muestran débiles, actúan como mojigatos, y abdican de su deber constitucional de garantizar la seguridad.
Este pago de dinero -que, para algunos políticos y gobernantes, se ha vuelto rutinario y hasta es considerado como el peor de los males-, encierra, sin embargo, un tremendo mal. De no ser erradicada esta ruin y cobarde práctica, en la brevedad convertirá al norte del país en zona liberada, que luego se irá extendiendo a lo largo y ancho del territorio nacional. Nadie estará a salvo. El terror y la extorsión se volverán permanentes.
De esta manera, no solo está perfeccionándose la inseguridad, sino también la violencia moral -entendida como aquella de imponer a alguien de hacer algo en contra de su intención interna, violando la libertad y la propiedad. Los miembros del EPP son los amos feudales de la Edad Media y la población que habita esa parte del país, la nueva servidumbre. Mientras unos trabajan, otros viven de ellos. Cada tanto, se pasa a cobrar a los nuevos siervos el impuesto revolucionario.
Si todavía alguien quiere seguir habitando en tales sitios, está compelido a aceptar las nuevas 'leyes' de la servidumbre; las del silencio, la sumisión y del trabajo tesonero convertido en cualquier momento en pago para los secuestradores. Los aportes de dinero en contra de la voluntad, desde luego, es una contradicción en términos. Nadie puede aportar si previamente no lo hace en libertad, intención y discernimiento.
El conocido y bien practicado impuesto revolucionario es un secreto a voces. Son muchos ya quienes lo viven como una rutina, una forma de vida y de dos vías: por un lado, cada vez son más los que pagan y, por el otro, los que exigen también crecen en cantidad debido a que emergen nuevos delincuentes que imitan las conductas extorsivas -para así alzarse con importantes y constantes sumas de dinero, sin mediar trabajo ni mérito alguno.
El pago de dinero a los criminales, ya sea al EPP y a otros que ya los están imitando, se constituye en una forma de destruir la moral del individuo para sustraerlo a la servidumbre por la fuerza, dada la complicidad de autoridades llamativamente cada vez más inútiles e indolentes.
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@ElCatoEnCorto
Sobre Víctor Pavón
Decano de Currículum UniNorte (Paraguay) y autor de los libros "Gobierno, Justicia y Libremercado" y "Cartas sobre el Liberalismo". Publica periódicamente en el Diario ABC Color, de Asunción.