La derrota judicial de ex presidente de Brasil, gran noticia para el Estado de derecho y la libertad económica
La performance de Brasil en la edición 2018 del Indice de Libertad Económica...
La performance de Brasil en la edición 2018 del Indice de Libertad Económica -desarrollado por el think tank estadounidense The Heritage Foundation- vuelve a confirmar que la nación más grande de América del Sur continúa acusando el peso de un elevado gasto estatal, de la corrupción y de ineficiencia en materia regulatoria. Históricamente, una razón de magnitud para explicar el escaso récord de Brasil en lo que a libertad económica respecta, ha sido su débil Estado de derecho.
El pasado mes, sin embargo, una corte de apelaciones regional de la ciudad sureña de Porto Alegre, obsequió un notorio empuje al Estado de derecho en el país. Conforme lo citara el matutino estadounidense Washington Post, el tribunal 'respaldó, de manera unánime, una sentencia bajo cargos de corrupción contra el ex presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva', y citó que 'había pruebas que van más allá de la duda razonable, al respecto de que el ex presidente fue uno de los actores, sino el principal, de un extendido esquema de corrupción'.
Lo cual le hará difícil a 'Lula' consolidar un gran regreso político porque, tal como el informe continuaría renglones después, 'la legislación del Brasil prohíbe que políticos con sentencias bajo apelación se presenten como candidatos a la presidencia'. Lula mantenía la esperanza de presentarse para un tercer período presidencial, en el próximo mes de octubre. Sirvió en dos períodos presidenciales hasta 2011, instante en el que Dilma Rousseff -su ex jefe de Gabinete- se convirtió en su sucesora; la misma continuó su agenda política de izquierda, fiscalmente insostenible'.
Michel Temer asumió la presidencia en 2016. Sin embargo, luego de que Rousseff fuera eyectada tras un proceso de juicio político, por supuesta malversación de fondos del presupuesto para comprar votos con miras a su reelección en 2014. El capital político de Rousseff y sus índices de populardad también se vieron seriamente perjudicados por la dura crisis económica brasileña de 2016, cuando los precios de los commodities (materias primas) se desmoronaron en los mercados internacionales.
En los tiempos favorables para la economía, previos a aquél crash, Lula y Rousseff gastaron fondos de manera excesivamente discrecional. Aceleraron el gasto estatal y extendieron el alcance de las firmas tuteladas por el Estado -por lo tanto, incrementando las oportunidades para la corrupción entre sus amigos del poder. Fue, precisamente, uno de los mayores subcapítulos de esa corrupción, 'Operación Lava Jato', la que precipitaría la caída de Lula. Esa caída en desgracia se vio ahora confirmada por el fallo unánime de la corte de apelaciones, la cual certificó la condena inicial para Lula por delitos de corrupción y, de hecho, incrementó el tiempo de su sentencia primigenia -de nueve años y medio a los actuales doce años de prisión.
De acuerdo a un informe de la cadena británica BBC, Lula aún debe hacer frente a numerosos procesos judiciales a partir de cargos que se desprenden del proceso Lava Jato. Esos cargos revistan lavado de dinero, tráfico de influencias y obstrucción de la justicia. Reuters informó que, tras la decisión de la corte de apelaciones, el índice Bovespa de la bolsa de San Pablo se disparó, explicándose ello por las 'expectativas de los inversores de que la exclusión de Lula de la carrera presidencial de 2018 allanará el camino para un candidato más cercano a los mercados que pueda conducir a Brasil a un sendero de austeridad'.
Tal como lo informara la columnista Mary O'Grady en el matutino The Wall Street Journal, la sentencia otorgada a Lula es 'una señal de que el sistema judicial está convirtiéndose en cada vez más independiente, y que el Estado de derecho atraviesa un proceso de maduración. Esto es una novedad más importante para el desarrollo de la economía que cualquier descubrimiento de un yacimiento petrolero submarino o que el resurgir de precios favorables para la soja'.
En apariencia, el refuerzo del Estado de derecho en Brasil es positivo para los negocios, y para el clima de inversiones en la nación sudamericana. Y, por transitividad, ello redundará en una mayor libertad económica para los brasileños.
Artículo original, en inglés, en http://dailysignal.com/2018/02/21/the-rule-of-law-gets-a-little-stronger-in-brazil/
Es Analista en temáticas de Libertad Económica y Crecimiento en el Centro para Comercio Internacional y Economía (CITE). Responsable de tareas de investigación, desarrollo y análisis del Indice de Libertad Económica (desarrollado en conjunto entre la Fundación Heritage y The Wall Street Journal). Sirvió durante 25 años en el Departamento de Estado, desempeñándose en el servicio exterior en las embajadas de los Estados Unidos en México, Portugal, Francia, Panamá y Haití.