La marihuana y la nueva izquierda
El consumo libre de drogas se ha alzado con la victoria en el orden de la batalla cultural.
27 de Febrero de 2018
El tabaco es de derecha, y la marihuana es de la izquierda.
Julio María Sanguinetti, ex presidente de la República Oriental del Uruguay
* * *
El consumo libre de drogas se ha alzado con la victoria en el orden de la batalla cultural: educar preventivamente es hoy de 'derechas', sin importar que los efectos a consecuencias del deterioro de miles de argentinos se percibe a diario. Por estas horas, pregonar el uso atinado de drogas es la regla común. Desconocer la biología cerebral y la inmadurez del cerebro en edades adolescentes también hace a la norma; el cerebro parece no importar. Las alteraciones comprobadas de los daños en el cerebro por el uso de drogas rápidamente es expulsada con un anatema ideológico: 'son investigaciones del Imperio', se replica cuando, en rigor, se trata de estudios surgidos de todo el mundo científico.
En el cerebro, el lóbulo frontal es el eje de las decisiones más complejas del ser humano -última escala de la filogénesis evolutiva que nos separa de los simios-; se desconoce que es alterado profundamente por los estupefacientes. Pero el poder y el dominio son hoy las variables de peso y medida; no existe otra idea. Lo interesante: este movimiento que promociona la droga libre es financiado y sostenido por think-thanks del alto capitalismo mundial -los extremos parecen tocarse.
La aceptación social triunfante
Dos familiares directos me relatan que la marihuana presidía sus encuentros sociales. En la cancha del club de fútbol River Plate con sus hijos en la platea, debió apartarlos de la masividad del consumo de marihuana desde jóvenes a adultos. Otro de ellos me relata que, en oportunidad de una fiesta de jóvenes maduros -la mayoría ya casados-, el dueño de casa obligaba a los que fumaban cigarrillos con nicotina a ir al balcón y los que fumaban marihuana podían estar en la habitación cerrada.
Esto no solo ocurre en espacios sociales, sino que también tiene lugar en espacios científicos. Numerosos profesionales defienden el uso de marihuana desde el fanatismo, desatendiendo los datos contundentes que emergen de investigaciones sobre los efectos no solo tóxicos, sino también adictivos de ese estupefaciente. Pero se ha impuesto como una señal de progresismo; por eso, el presidente de la República Oriental del Uruguay se refiere a la 'nueva izquierda'; a su vez, el dirigente político ataca con énfasis a la nicotina, aunque existe un dato que se desconoce: el 'porro' comporta un efecto cancerígeno superior al de los cigarrillos de nicotina, y sus efectos psiquiátricos son bien conocidos. La disociación, por ejemplo, es un rasgo que obnubila el conocimiento de la realidad de la persona. La escisión y la negación persiguen al consumidor.
En relación a este tema, la miopía cultural es generalizada. He de referirme a las siguientes cuestiones:
Julio María Sanguinetti, ex presidente de la República Oriental del Uruguay
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El consumo libre de drogas se ha alzado con la victoria en el orden de la batalla cultural: educar preventivamente es hoy de 'derechas', sin importar que los efectos a consecuencias del deterioro de miles de argentinos se percibe a diario. Por estas horas, pregonar el uso atinado de drogas es la regla común. Desconocer la biología cerebral y la inmadurez del cerebro en edades adolescentes también hace a la norma; el cerebro parece no importar. Las alteraciones comprobadas de los daños en el cerebro por el uso de drogas rápidamente es expulsada con un anatema ideológico: 'son investigaciones del Imperio', se replica cuando, en rigor, se trata de estudios surgidos de todo el mundo científico.
En el cerebro, el lóbulo frontal es el eje de las decisiones más complejas del ser humano -última escala de la filogénesis evolutiva que nos separa de los simios-; se desconoce que es alterado profundamente por los estupefacientes. Pero el poder y el dominio son hoy las variables de peso y medida; no existe otra idea. Lo interesante: este movimiento que promociona la droga libre es financiado y sostenido por think-thanks del alto capitalismo mundial -los extremos parecen tocarse.
La aceptación social triunfante
Dos familiares directos me relatan que la marihuana presidía sus encuentros sociales. En la cancha del club de fútbol River Plate con sus hijos en la platea, debió apartarlos de la masividad del consumo de marihuana desde jóvenes a adultos. Otro de ellos me relata que, en oportunidad de una fiesta de jóvenes maduros -la mayoría ya casados-, el dueño de casa obligaba a los que fumaban cigarrillos con nicotina a ir al balcón y los que fumaban marihuana podían estar en la habitación cerrada.
Esto no solo ocurre en espacios sociales, sino que también tiene lugar en espacios científicos. Numerosos profesionales defienden el uso de marihuana desde el fanatismo, desatendiendo los datos contundentes que emergen de investigaciones sobre los efectos no solo tóxicos, sino también adictivos de ese estupefaciente. Pero se ha impuesto como una señal de progresismo; por eso, el presidente de la República Oriental del Uruguay se refiere a la 'nueva izquierda'; a su vez, el dirigente político ataca con énfasis a la nicotina, aunque existe un dato que se desconoce: el 'porro' comporta un efecto cancerígeno superior al de los cigarrillos de nicotina, y sus efectos psiquiátricos son bien conocidos. La disociación, por ejemplo, es un rasgo que obnubila el conocimiento de la realidad de la persona. La escisión y la negación persiguen al consumidor.
En relación a este tema, la miopía cultural es generalizada. He de referirme a las siguientes cuestiones:
a) La población que consume marihuana exhibe más alta probabilidad de incurrir en el consumo de otras drogas. En este caso, el Uruguay es un 'experimento' social interesante (así lo declararía el ex presidente José Mujica): allí no solo se incrementó el consumo de marihuana en un 600%, sino que lo propio sucedió con el consumo de cocaína y con el consumo general de otros estupefacientes conocidos. También Tabaré Vázquez se muestra en desacuerdo con esta realidad; de profesión médico oncólogo y de reconocida lucha versus el tabaquismo, ha comentado sobre los efectos nocivos de la marihuana. En Uruguay, las farmacias no desean comercializar el producto: lo venden solo 12 establecimientos sobre un total de 1.000. El cerebro ingresa en un proceso de neuroadaptación al uso de drogas: es un 'abrepuertas' de los receptores cerebrales ante todo tipo de sustancias. Realidad que también se ha visto en la Argentina: las drogas vienen 'en combo'.
b) Estoy en permanente contacto con grupos de padres y movimientos preventivos en el vecino Uruguay: la desesperación abunda. Se reiteran los casos de abandono escolar y de brotes psicóticos. No existen sitios de internación frente a la magnitud de la epidemia desatada. La prestigiosa revista The Lancet Psychiatry recuerda que la Universidad de Nueva Gales del Sur de Australia, en una investigación realizada sobre 3.725 jóvenes, retornó que los consumidores de marihuana exhiben un 60% menos de probabilidades de completar sus estudios. El Profesor Richard Mattick, a cargo de la investigación, concluye que estos jóvenes tienen siete veces más riesgos de suicidarse. La investigación se realizó juntando datos sobre la frecuencia de uso de cannabis entre 3.725 estudiantes de Australia y Nueva Zelanda, de entre 13 y 30 años y comparándose, a lo largo de años, variables como capacidades cognitivas, éxito escolar, uso de otras drogas, dependencia y estado emocional.
c) En consecuencia, parece constituírse velozmente una sociedad 'sin sujetos' en donde predominan los 'ausentes' solo motivados por una sustancia en la cual se diluye su existencia; una sociedad de sonámbulos que deambulan con una vida regalada. Son los 'nadies' promovidos desde la nueva progresía light que involucra la avanzada de los grandes capitales de esta nueva lógica. Ni más ni menos que un 'nicho' de mercado que se abre a costas de la salud. Se trata, en definitiva, de individuos que queman reservas cognitivas cerebrales, que es lo que más necesitarán en la vejez. Así, miles de jóvenes anticipan su propio envejecimiento, y una jubilación precoz. Acaso si Karl Marx viviera, no diría ya que la religión es el opio de los pueblos; sino que la mismísima droga es el opiode explotador, dado que narcotiza a los motores del cambio social.