Argentina; verano de 1946: Yrigoyen y Stalin, en la primera victoria del justicialismo
'En el período 1936-1940, el Gobernador de Córdoba Amadeo Sabattini fue el primero en utilizar...
03 de Abril de 2018
'En el período 1936-1940, el Gobernador de Córdoba Amadeo Sabattini fue el primero en utilizar la figura de "primer trabajador"” que posteriormente los propios obreros emplearían para definir la tarea del Coronel Perón. Perón le ofreció la precandidatura a Vicepresidente de la Nación al político radical, y éste la desechó. Poco antes de morir, Sabattini advertiría que fué el error más grande de su vida' (1).
'El entonces candidato a presidente de la República, [Juan Domingo Perón], que habría de ser el dictador del país, le hizo llegar al partido [radical] el ofrecimiento de que le daba todas las gobernaciones de provincias, la mayoría del Senado, la mayoría de la Cámara de Diputados y la Vicepresidencia de la Nación. Y el radicalismo le dio la espalda' (palabras del representante radical en la Junta Consultiva de 1955, Miguel Angel Zavala Ortiz'). (2)
'Los comunistas argentinos quedaron inmersos en la campaña "democrática" y antifascista impulsada por Moscú (...) que buscaba echar un manto de piadoso olvido sobre el pacto de 1939 con Alemania y las violaciones de derechos que el Estado había cometido sobre su propia población (...) En la lógica de la antigua III Internacional, (3) cada partido comunista debía enfrentar a una versión del "fascismo" en su país y en la Argentina, ningún otro actor político podía ser mejor acreedor a ese calificativo que el gobierno militar que ahora tenia a Perón por cabeza visible'. (4)
Aunque las elecciones nacionales habían sido previstas para abril de 1946, el Presidente Farrell decidió -en noviembre del año anterior- anticiparlas para el 24 de febrero. Apenas noventa días dispusieron los partidos para organizarse con vistas a una contienda cuya trascendencia histórica estaban ambos muy lejos de imaginar. Dos alianzas se enfrentarían en el plano nacional fundamentalmente: la que, con la denominación Union Democrática, agrupaba a radicales, demócrata-progresistas, socialistas y comunistas por un lado y, por otro, un frente que, con eje en la estructura de los grandes sindicatos, sumaba a sectores independientes y a una Junta Renovadora integrada por radicales desprendidos del Partido que fundara Yrigoyen.
Si bien en la Union Democrática (U.D.) se daba por hecho un triunfo aplastante del frente que impediría el ascenso al poder a un Coronel 'de claras simpatías con el nazismo', algún sector menos confiado había aceptado contactarse con un Coronel Suárez, quien ofreció hombres y recursos para dar el golpe que 'abortaría los planes de la reacción hija del golpe del 4 de junio de 1943'. Una corriente de la izquierda asociada a la U.D. hizo circular un texto en el que afirmaba descreer en la solución electoral: 'Nunca creímos que, dado el estado electoral creado por la dictadura, el país tuviera salida por vía de elecciones, y nos tocó el papel de proclamar la imposibilidad de la solución electoral. Y lo hicimos. Pero cuando el comando revolucionario, encabezado por el entonces Coronel Suárez, se acercó a la dirección del partido Radical para rclamarle la abstención, que iba a ser la señal de la revolución, esa dirección le hizo saber que consideraba innecesaria la revolución, porque la elección estaba ganada'. (5)
A la hora de conformar el frente electoral, el radicalismo se exhibía bajo el control del sector antipersonalista, de claro tinte alvearista y distanciado de algunas posturas del yrigoyenismo, aunque su predominio venia siendo jaqueado por sectores disidentes: los intransigentes. En efecto, los yrigoyenistas, si bien aceptaron la constitución del frente propuesto por los unionistas, exigieron la exclusión del Partido Conservador, a quien responsabilizaban de las persecuciones, vejaciones y artilugios del fraude 'patriótico' con los que fueron humillados en los años que siguieron al golpe uriburista de 1930.
El programa de la U.D. conformaba un menú de propuestas que intentaba homogeneizar el discurso, no obstante la contradicción ideologica ostensible entre las doctrinas originarias de sus socios. Cuando la Iglesia Católica toma nota de que el frente antiperonista promueve la separación institucional entre Iglesia y Estado, emite -el 15 de noviembre- una enérgica pastoral: 'Ningún católico puede votar a candidatos que inscriban en sus programas los principios siguientes: 1) Separación de la Iglesia del Estado; 2) Supresión de las disposiciones legales que reconocen los derechos de la religión y, particularmente, el juramento religioso; 3) El laicismo escolar y 4) El divorcio legal' (6).
El Partido Comunista, de peso numérico reducido pero muy activo a nivel de militancia, debe jugar un rol impuesto, de alguna manera, por Moscú. En efecto, desde 1924, cuando Stalin postula la teoría del 'socialismo en un solo país', convencido de que la consolidación del régimen en la Union Soviética es precondición para el triunfo universal de la revolución comunista, todos los PC deben articular en cada país donde actúan una estrategia que persiga el objetivo excluyente: luchar contra cualquier manifestación, aún embrionaria, de nazi-fascismo. Arrastrado por el imperativo stalinista, el PC se propone impedir el triunfo del Coronel Perón, aún a costa de sacrificar su arsenal de principios marxistas-leninistas. En el periódico Orientacion del Partido, uno de sus inspiradores escribe, el 26 de diciembre de 1945: 'La ausencia del Partido Conservador es una de las considerables debilidades en este aspecto (...) Debemos reconocer que el Partido Conservador es una fuerza seria, que ha gobernado al país durante muchos años, y que cuenta con sectores importantes en lugares del país. Consideramos necesario incorporar a todas las fuerzas antiperonistas en el gran frente antiperonista de la democracia argentina (...) Existe una fuerte corriente conservadora que pugna por tal cosa'.
Para mediados de diciembre del 195, ambos frentes estaban ya conformados, y se alistaban para un desafío cuyos ecos aun resuenan en la historia política argentina. El día 20, el Presidente Farrell, seguramente a instancias de su ex Secretario de Trabajo y Previsión, firma el Decreto 33.302, por el cual se establece un aumento general de salarios, la extensión de las vacaciones pagas a la mayoría de los trabajadores, el aumento de las indemnizaciones por despido, y la creación del 'Sueldo anual complementario' o aguinaldo, con la mención expresa de que empezaba a regir inmediatamente y que debía, en consecuencia, ser abonado hacia fin de año. Se dispuso también la creación del Instituto Nacional de Remuneraciones, a los efectos de regular los salarios al ritmo de la inflación y el nivel del costo de vida.
Todavia en enero, las Cámaras patronales se resisten a cumplir las disposiciones del Decreto. Confundido y entrampado por la nueva situación, el Partido Comunista sale respaldar la resistencia patronal: 'El lock-out patronal tuvo y tiene un contenido de lucha contra el fascismo (...) El Decreto por el cual se crea el Instituto Nacional de las Remuneraciones es de típico corte nazi. Su objeto es liquidar los sindicatos independientes y colocar a toda la clase obrera bajo la férula del Estado, de la misma manera que se hizo en la Italia fascista o en la Alemania nazi (...)' (periódico Orientación, 2 y 16 de enero de 1946). Para fines de ese mes, las cámaras empresariales terminaron aconsejando a sus socios dar cumplimiento a las nuevas normas laborales, lo que constituyó otro duro golpe a las pretensiones de la Unión Democrática.
En el plano internacional, quien desde mayo se desempeñó como embajador de los Estados Unidos de América en la República Argentina, Spruille Braden, se ha convertido ahora en Secretario de Estado. Como lo demostrara en su momento, a través de una actividad intensa para impedir el triunfo peronista, redobla esfuerzos en el mismo sentido. En primer lugar, insta al Canciller uruguayo Rodríguez Larreta a que presente a los gobiernos americanos un proyecto de acuerdo hemisférico que legitime la intervención colectiva, incluído el recurso a la fuerza, a fin de ser empleado toda vez 'que una nación americana negara a sus ciudadanos sus derechos fundamentales o faltara a sus obligaciones internacionales'. La consecuencia fue la repulsa generalizada de los países de Latinoamérica, incluída la opinión política mayoritaria uruguaya.
Dos cartas más decide jugar Mr Braden. En diciembre, recibe correspondencia de Roberto Levillier, antiguo diplomático argentino de larga actuación, y amigo personal del ex embajador. En la nota, advierte sobre el posible triunfo de Perón, por sobre las expectativas en contrario que animan a la U.D. Propone reunir todo el material disponible, inclusive en archivos alemanes, para denunciar al mundo que los nazis han decidido resucitar su régimen en la Argentina, donde cuentan con un Ejército que simpatiza con el ideario y al que han ofrecido, para seducirlo, la fabricación de la bomba atómica. Finalmente, se publica el Libro Azul, una colección hetereogénea de materiales aparecidos en diversas fuentes, en especial, en los periódicos comunistas de Buenos Aires. Cabe la suposición de que Mr. Braden 'se guiaba por su secretario privado, Gustavo Durán, comunista militante, antiguo informante de la policía secreta soviética en la guerra civil española, en la que había tomado parte con el grado de comandante' (7 . La publicación lleva al Coronel Perón a presentar su Libro Azul y Blanco, conteniendo una breve reseña de la actuación de Braden en Argentina, las actividades de espionaje de la embajada estadounidense, y los 'numerosos desmentidos que gente de respetabilidad de posición hiciera a las imputaciones de actividades nazis'. El 12 de febrero, Perón dice a la multitud: 'La disyuntiva de esta hora trascendental es esta ¡Braden o Perón! (...) Si por un designio fatal del destino triunfaran las fuerzas regresivas de la oposición, organizadas, alentadas y dirigidas por Spruille Braden, será una realidad terrible para los argentinos (...) Sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista, que con este acto entregan el voto al señor Braden'.
El radicalismo impuso sus candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia: Tamborini-Mosca. Debe recordarse que la elección del titular del Poder Ejecutivo Nacional era llevada a cabo por un Colegio Electoral mediante un régimen que adjudicaba el 70% de los escaños a la primera minoría. Veremos, más adelante, las consecuencias prácticas de esta normativa.
Desde el partido de Yrigoyen, se hacía un esfuerzo notable para compatibilizar las contradicciones en el interior de la alianza. La postulación de la libertad como eje central del discurso pareció allanar las dificultades y postergó las definiciones de un programa preciso de gobierno: 'Sería un desconocimiento de la realidad argentina si yo creyera que éste es el momento para explayarme sobre temas de esta índole. El drama (explica Tamborini) que nos conmueve a todos en la hora presente, es la pérdida de nuestras libertades'. El radicalismo sale al encuentro del electorado levantando la consigna 'Por la libertad contra el nazi-fascismo', sobrevalorando probablemente el hecho de que la fe exaltada en las virtudes del sistema democrático constituirían bandera suficiente para asegurarse el triunfo, en particular si el destinatario era un pueblo como el argentino, el que había sido víctima -durante décadas- de la burla despiadada del régimen fraudulento.
Los comunistas, aunque doctrinariamente sienten repugnancia por el 'democratismo formaloide', se ven obligados a imitar consignas. El dirigente del PC José Peter pronosticó: 'Jamás la clase obrera argentina,que siempre se distinguió por su lucha contra el nazi-fascismo criollo y por su solidaridad con los pueblos que lo combatían con las armas, apoyará al hombre que, como Perón, no ha realizado un solo acto que lo identifique con la democracia y la libertad' (La Prensa; 3 de febrero de 1946).
Las consignas de la U.D. fracasaron como recurso comunicacional. Algo había tenido lugar en el escenario social de la Argentina: un novedoso actor había subido a escena el 17 de octubre; se trató de la joven inmigración interna compuesta por ciudadanos provenientes de las provincias más pobres. Estos habíanse constituído en clase, y adoptado una lógica para la interpretación de los hechos, derivada de su escasa experiencia política y de sus necesidades materiales insatisfechas. Las consignas de la U.D. perdieron credibilidad: '(...) Se hizo difícil distinguir entre las libertades políticas exaltadas por la Union Democrática y los privilegios que se arrogaban los sectores patronales en sus relaciones con los trabajadores, sin las limitaciones legales que se proponía establecer una intervención del Estado en la vida social como la auspiciada por Perón' (8)
'El entonces candidato a presidente de la República, [Juan Domingo Perón], que habría de ser el dictador del país, le hizo llegar al partido [radical] el ofrecimiento de que le daba todas las gobernaciones de provincias, la mayoría del Senado, la mayoría de la Cámara de Diputados y la Vicepresidencia de la Nación. Y el radicalismo le dio la espalda' (palabras del representante radical en la Junta Consultiva de 1955, Miguel Angel Zavala Ortiz'). (2)
'Los comunistas argentinos quedaron inmersos en la campaña "democrática" y antifascista impulsada por Moscú (...) que buscaba echar un manto de piadoso olvido sobre el pacto de 1939 con Alemania y las violaciones de derechos que el Estado había cometido sobre su propia población (...) En la lógica de la antigua III Internacional, (3) cada partido comunista debía enfrentar a una versión del "fascismo" en su país y en la Argentina, ningún otro actor político podía ser mejor acreedor a ese calificativo que el gobierno militar que ahora tenia a Perón por cabeza visible'. (4)
Aunque las elecciones nacionales habían sido previstas para abril de 1946, el Presidente Farrell decidió -en noviembre del año anterior- anticiparlas para el 24 de febrero. Apenas noventa días dispusieron los partidos para organizarse con vistas a una contienda cuya trascendencia histórica estaban ambos muy lejos de imaginar. Dos alianzas se enfrentarían en el plano nacional fundamentalmente: la que, con la denominación Union Democrática, agrupaba a radicales, demócrata-progresistas, socialistas y comunistas por un lado y, por otro, un frente que, con eje en la estructura de los grandes sindicatos, sumaba a sectores independientes y a una Junta Renovadora integrada por radicales desprendidos del Partido que fundara Yrigoyen.
Si bien en la Union Democrática (U.D.) se daba por hecho un triunfo aplastante del frente que impediría el ascenso al poder a un Coronel 'de claras simpatías con el nazismo', algún sector menos confiado había aceptado contactarse con un Coronel Suárez, quien ofreció hombres y recursos para dar el golpe que 'abortaría los planes de la reacción hija del golpe del 4 de junio de 1943'. Una corriente de la izquierda asociada a la U.D. hizo circular un texto en el que afirmaba descreer en la solución electoral: 'Nunca creímos que, dado el estado electoral creado por la dictadura, el país tuviera salida por vía de elecciones, y nos tocó el papel de proclamar la imposibilidad de la solución electoral. Y lo hicimos. Pero cuando el comando revolucionario, encabezado por el entonces Coronel Suárez, se acercó a la dirección del partido Radical para rclamarle la abstención, que iba a ser la señal de la revolución, esa dirección le hizo saber que consideraba innecesaria la revolución, porque la elección estaba ganada'. (5)
A la hora de conformar el frente electoral, el radicalismo se exhibía bajo el control del sector antipersonalista, de claro tinte alvearista y distanciado de algunas posturas del yrigoyenismo, aunque su predominio venia siendo jaqueado por sectores disidentes: los intransigentes. En efecto, los yrigoyenistas, si bien aceptaron la constitución del frente propuesto por los unionistas, exigieron la exclusión del Partido Conservador, a quien responsabilizaban de las persecuciones, vejaciones y artilugios del fraude 'patriótico' con los que fueron humillados en los años que siguieron al golpe uriburista de 1930.
El programa de la U.D. conformaba un menú de propuestas que intentaba homogeneizar el discurso, no obstante la contradicción ideologica ostensible entre las doctrinas originarias de sus socios. Cuando la Iglesia Católica toma nota de que el frente antiperonista promueve la separación institucional entre Iglesia y Estado, emite -el 15 de noviembre- una enérgica pastoral: 'Ningún católico puede votar a candidatos que inscriban en sus programas los principios siguientes: 1) Separación de la Iglesia del Estado; 2) Supresión de las disposiciones legales que reconocen los derechos de la religión y, particularmente, el juramento religioso; 3) El laicismo escolar y 4) El divorcio legal' (6).
El Partido Comunista, de peso numérico reducido pero muy activo a nivel de militancia, debe jugar un rol impuesto, de alguna manera, por Moscú. En efecto, desde 1924, cuando Stalin postula la teoría del 'socialismo en un solo país', convencido de que la consolidación del régimen en la Union Soviética es precondición para el triunfo universal de la revolución comunista, todos los PC deben articular en cada país donde actúan una estrategia que persiga el objetivo excluyente: luchar contra cualquier manifestación, aún embrionaria, de nazi-fascismo. Arrastrado por el imperativo stalinista, el PC se propone impedir el triunfo del Coronel Perón, aún a costa de sacrificar su arsenal de principios marxistas-leninistas. En el periódico Orientacion del Partido, uno de sus inspiradores escribe, el 26 de diciembre de 1945: 'La ausencia del Partido Conservador es una de las considerables debilidades en este aspecto (...) Debemos reconocer que el Partido Conservador es una fuerza seria, que ha gobernado al país durante muchos años, y que cuenta con sectores importantes en lugares del país. Consideramos necesario incorporar a todas las fuerzas antiperonistas en el gran frente antiperonista de la democracia argentina (...) Existe una fuerte corriente conservadora que pugna por tal cosa'.
Para mediados de diciembre del 195, ambos frentes estaban ya conformados, y se alistaban para un desafío cuyos ecos aun resuenan en la historia política argentina. El día 20, el Presidente Farrell, seguramente a instancias de su ex Secretario de Trabajo y Previsión, firma el Decreto 33.302, por el cual se establece un aumento general de salarios, la extensión de las vacaciones pagas a la mayoría de los trabajadores, el aumento de las indemnizaciones por despido, y la creación del 'Sueldo anual complementario' o aguinaldo, con la mención expresa de que empezaba a regir inmediatamente y que debía, en consecuencia, ser abonado hacia fin de año. Se dispuso también la creación del Instituto Nacional de Remuneraciones, a los efectos de regular los salarios al ritmo de la inflación y el nivel del costo de vida.
Todavia en enero, las Cámaras patronales se resisten a cumplir las disposiciones del Decreto. Confundido y entrampado por la nueva situación, el Partido Comunista sale respaldar la resistencia patronal: 'El lock-out patronal tuvo y tiene un contenido de lucha contra el fascismo (...) El Decreto por el cual se crea el Instituto Nacional de las Remuneraciones es de típico corte nazi. Su objeto es liquidar los sindicatos independientes y colocar a toda la clase obrera bajo la férula del Estado, de la misma manera que se hizo en la Italia fascista o en la Alemania nazi (...)' (periódico Orientación, 2 y 16 de enero de 1946). Para fines de ese mes, las cámaras empresariales terminaron aconsejando a sus socios dar cumplimiento a las nuevas normas laborales, lo que constituyó otro duro golpe a las pretensiones de la Unión Democrática.
En el plano internacional, quien desde mayo se desempeñó como embajador de los Estados Unidos de América en la República Argentina, Spruille Braden, se ha convertido ahora en Secretario de Estado. Como lo demostrara en su momento, a través de una actividad intensa para impedir el triunfo peronista, redobla esfuerzos en el mismo sentido. En primer lugar, insta al Canciller uruguayo Rodríguez Larreta a que presente a los gobiernos americanos un proyecto de acuerdo hemisférico que legitime la intervención colectiva, incluído el recurso a la fuerza, a fin de ser empleado toda vez 'que una nación americana negara a sus ciudadanos sus derechos fundamentales o faltara a sus obligaciones internacionales'. La consecuencia fue la repulsa generalizada de los países de Latinoamérica, incluída la opinión política mayoritaria uruguaya.
Dos cartas más decide jugar Mr Braden. En diciembre, recibe correspondencia de Roberto Levillier, antiguo diplomático argentino de larga actuación, y amigo personal del ex embajador. En la nota, advierte sobre el posible triunfo de Perón, por sobre las expectativas en contrario que animan a la U.D. Propone reunir todo el material disponible, inclusive en archivos alemanes, para denunciar al mundo que los nazis han decidido resucitar su régimen en la Argentina, donde cuentan con un Ejército que simpatiza con el ideario y al que han ofrecido, para seducirlo, la fabricación de la bomba atómica. Finalmente, se publica el Libro Azul, una colección hetereogénea de materiales aparecidos en diversas fuentes, en especial, en los periódicos comunistas de Buenos Aires. Cabe la suposición de que Mr. Braden 'se guiaba por su secretario privado, Gustavo Durán, comunista militante, antiguo informante de la policía secreta soviética en la guerra civil española, en la que había tomado parte con el grado de comandante' (7 . La publicación lleva al Coronel Perón a presentar su Libro Azul y Blanco, conteniendo una breve reseña de la actuación de Braden en Argentina, las actividades de espionaje de la embajada estadounidense, y los 'numerosos desmentidos que gente de respetabilidad de posición hiciera a las imputaciones de actividades nazis'. El 12 de febrero, Perón dice a la multitud: 'La disyuntiva de esta hora trascendental es esta ¡Braden o Perón! (...) Si por un designio fatal del destino triunfaran las fuerzas regresivas de la oposición, organizadas, alentadas y dirigidas por Spruille Braden, será una realidad terrible para los argentinos (...) Sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico-comunista, que con este acto entregan el voto al señor Braden'.
El radicalismo impuso sus candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia: Tamborini-Mosca. Debe recordarse que la elección del titular del Poder Ejecutivo Nacional era llevada a cabo por un Colegio Electoral mediante un régimen que adjudicaba el 70% de los escaños a la primera minoría. Veremos, más adelante, las consecuencias prácticas de esta normativa.
Desde el partido de Yrigoyen, se hacía un esfuerzo notable para compatibilizar las contradicciones en el interior de la alianza. La postulación de la libertad como eje central del discurso pareció allanar las dificultades y postergó las definiciones de un programa preciso de gobierno: 'Sería un desconocimiento de la realidad argentina si yo creyera que éste es el momento para explayarme sobre temas de esta índole. El drama (explica Tamborini) que nos conmueve a todos en la hora presente, es la pérdida de nuestras libertades'. El radicalismo sale al encuentro del electorado levantando la consigna 'Por la libertad contra el nazi-fascismo', sobrevalorando probablemente el hecho de que la fe exaltada en las virtudes del sistema democrático constituirían bandera suficiente para asegurarse el triunfo, en particular si el destinatario era un pueblo como el argentino, el que había sido víctima -durante décadas- de la burla despiadada del régimen fraudulento.
Los comunistas, aunque doctrinariamente sienten repugnancia por el 'democratismo formaloide', se ven obligados a imitar consignas. El dirigente del PC José Peter pronosticó: 'Jamás la clase obrera argentina,que siempre se distinguió por su lucha contra el nazi-fascismo criollo y por su solidaridad con los pueblos que lo combatían con las armas, apoyará al hombre que, como Perón, no ha realizado un solo acto que lo identifique con la democracia y la libertad' (La Prensa; 3 de febrero de 1946).
Las consignas de la U.D. fracasaron como recurso comunicacional. Algo había tenido lugar en el escenario social de la Argentina: un novedoso actor había subido a escena el 17 de octubre; se trató de la joven inmigración interna compuesta por ciudadanos provenientes de las provincias más pobres. Estos habíanse constituído en clase, y adoptado una lógica para la interpretación de los hechos, derivada de su escasa experiencia política y de sus necesidades materiales insatisfechas. Las consignas de la U.D. perdieron credibilidad: '(...) Se hizo difícil distinguir entre las libertades políticas exaltadas por la Union Democrática y los privilegios que se arrogaban los sectores patronales en sus relaciones con los trabajadores, sin las limitaciones legales que se proponía establecer una intervención del Estado en la vida social como la auspiciada por Perón' (8)
Durante la proclamación de las candidaturas de la alianza peronista, el 12 de febrero, el dirigente sindical Luis Gay sostuvo: 'La democracia política por si sóla es una mentira. Unicamente es una realidad cuando va efectivamente acompañada de una estructuración económica de la sociedad que la haga posible en el terreno de las realizaciones políticas. Mienten quienes no hagan suyo ese concepto y que sólo hablen de la Constitución y de esa libertad que ellos desvirtuaron y negaron hasta el 3 de junio de 1943' (El Laborista,13 de febrero de 1946).
El 24 de febrero, todo era algarabía en los locales de la Unión Democrática. Al cierre de los comicios, el radical Tamborini se apresuró a felicitar a las Fuerzas Armadas de la Nación: 'La intervención de la Armada,el Ejército y la Aviación en el desarrollo de los comicios, ha determinado, indiscutiblemente, la corrección de estas elecciones. Señalo con viva complacencia la simpatía con que los ciudadanos han acogido ese respaldo'. El dirigente socialista Nicolás Repetto: 'Puede asegurarse que el régimen imperante ha sido abrumadoramente derrotado por las fuerzas democráticas, en una jornada cívica en que cabe reconocer que las fuerzas armadas han cumplido su palabra de garantizar la pureza del acto electoral'. El dirigente comunista Rodolfo Ghiodi refirió: 'Deseo añadir que el proceso comicial ha probado que las fuerzas armadas garantizaron efectivamente la manifestación de la voluntad popular'.
A medida que se conocen los resultados, crece el estupor en las filas de la U.D. Concluído el recuento de votos, la coalición peronista reunió el 52,4% de los 2.839.507 boletas escrutadas, esto es, 1.486.866 versus 1.208.880 de la Unión Democrática, equivalente a 42,87% -siempre en relación a la elección de Presidente de la República, ya que en numerosos distritos los socios de la U.D. concurrieron con lista propia. Tan sólo 280.806 votos separaron a los contendientes, pero el régimen electoral determinó que el peronismo se adjudicara 299 electores contra los 66 asignados a la U.D.
Robert Potash, que ha estudiado a fondo el comicio, ha subrayado que, si 140.500 votos se hubiesen desplazado al candidato de la U.D., Tamborini hubiera sido el Presidente. Más aún, agrega que, de haberse producido un desplazamiento similar de tan sólo 37.350 votos en cinco distritos, Perón no hubiese sido ungido.
La exclusión de los conservadores -impuesta por el radicalismo- tuvo también su influencia en el resultado general. Si la U.D. consiguió imponerse en cuatro de los quince distritos, fue porque allí recibió el votos de los conservadores. En algunos distritos radicales y conservadores, libraron una batalla paralela en elecciones parlamentarias y de gobernadores. La coalición peronista obtuvo el 70% de las bancas de la Cámara de Diputados y la totalidad de las gobernaciones, con excepción de Corrientes.
Apenas salido del efecto hipnótico del resultado comicial, el Partido Comunista decide replantear su estrategia. Perón -aún antes de asumir- acelera contactos con Moscú para intensificar el flujo comercial y, a la vez, emitir una señal de autonomía frente a los Estados Unidos. El comunismo local ve una gran oportunidad de demostrar que se ha aprendido la lección, mediante un giro que ahora no enfurecerá a Moscú. En el XI congreso del Partido Comunista argentino (14 al 18 de agosto de 1946), su Secretario General, Victorio Codovilla, lee -sin sonrojarse-: 'Pero en fin, como hemos dicho, actualmente existe un gobierno que ha restablecido, aunque con limitaciones, las libertades constitucionales. Este gobierno de Perón, cuyo equipo ministerial es muy hetereogéneo, desarrolla su actividad a través de continuas contradicciones; aunque bajo la presión de las fuerzas obreras y populares que lo apoyan trata de marchar por el camino del progreso económico, del bienestar social y de la independencia nacional'.
Referencias
1. Tarruella Alejandro C., Autoayuda para peronistas, Ediciones B,2014,pag.39,nota 12.
2. Rosa José Maria, Historia Argentina, Tomo 13, Ed. Oriente,pag. 212,nota 6.
3. Congreso Internacional celebrado en 1921 en el que se de batieron estrategias para la expansión de la revolución comunista y una interrelación entre los PC, que asegurara coordinación y planificación en todo el mundo.
4. Programa Buenos Aires de Historia Política del Siglo XX,pag. 3 y 4. En Internet.
5. Juan Jose Real,Treinta años de historia argentina,Ed. Crisol.1976,pag.100.
6. Torre Juan Carlos, La vieja guardia sindical y Perón,Ed.RR.2014.pag.202.
7. Rosas, ídem,pag.28,nota 22.
8. Torre, ídem,pag.213.
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Sobre Sergio Julio Nerguizian
De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.