Ataque químico en Siria exige una sólida réplica de parte de Estados Unidos y aliados
A lo largo de los últimos meses, fuerzas sirias han intentado retomar el control
A lo largo de los últimos meses, fuerzas sirias han intentado retomar el control de Guta oriental, ciudad controlada por elementos de oposición -cuyo casco urbano se halla densamente poblado y se sitúa en la periferia de la capital Damasco. Los combates se han caracterizado por su crudeza, pero las fuerzas bajo comando del presidente Basher al-Assad han consolidado avances de magnitud contra elementos rebeldes. Todo lo que ha quedado del territorio de Guta oriental en control de la oposición es un pequeño distrito que lleva el nombre de Douma.
Durante el próximo-pasado fin de semana, fuerzas sirias fieles al régimen decidieron completar la faena, conduciendo un ataque en el que se empleó armamento químico en Douma. De acuerdo a informes de medios de comunicación, 42 personas fueron asesinadas y más de 300 resultaron heridas -muchas de ellas, niños. El video conocido apenas después del ataque es devastador. Naturalmente, Rusia ha negado que se hubiesen utilizado armas químicas.
Poco después del ataque, las fuerzas de oposición en Douma acordaron un cese al fuego, a cambio de contar con un salvoconducto que les permitiera llegar a otro cuadrante bajo su control en territorio sirio.
La captura de Guta oriental consigna la mayor victoria militar para al-Assad desde que capturara Aleppo en 2016. En la red social Twitter, el presidente estadounidense Donald Trump explicitó la complicidad de Rusia e Irán en el ataque con armamento químico de Douma, y sugirió luego que habrá un 'alto precio' a pagar.
Para agregar confusión al escenario, la fuerza aérea israelí condujo un ataque limitado contra la base aérea siria T-4, localizada en cercanías de la ciudad de Homs, en las primeras horas del 9 de abril. La referida base aérea es utilizada por iraníes, elementos de Hezbolá y fuerzas rusas. Aún se desconoce cuál ha sido el motivo que llevó a Tel Aviv a sancionar la operación, pero se trata ya de la segunda vez en el año en que el Estado hebreo ataca a este emplazamiento militar en particular. Se ha informado que elementos pertenecientes a fuerzas iraníes perdieron la vida en el ataque, aunque no ciudadanos rusos. Al tiempo que el Pentágono negó el involucramiento de Estados Unidos en el raíd aéreo israelí, se espera que Washington sancione una pronta respuesta al ataque con armamento químico previamente citado.
A diferencia de su dubitativo predecesor, Trump ha demostrado ser asertivo en temáticas vinculadas a las armas químicas de al-Assad. El 4 de abril de 2017, el mandatario sirio se cobró la vida de un centenar de personas y de otros centenares de heridos, al emplear armamento químico en un ataque contra Khan Shaykhun, localidad situada al noreste del país. Apenas tres días más tarde, la Administración Trump ordenó el lanzamiento de una oleada de misiles crucero contra la base aérea Shayrat -locación desde donde el ataque con químicos había partido. Había pocas dudas entonces sobre que los planificadores militares estadounidenses buscaban nuevas alternativas, a ser aprobadas por el presidente.
Al igual que el ataque del año pasado, la réplica militar estadounidense contra el régimen de Basher al-Assad habrá de ser punitiva, decisiva, y directamente vinculada al empleo ilegal de armamento químico contra civiles. Todo esfuerzo posible habrá de ser llevado a la práctica, a los efectos de degradar la capacidad futura de Siria para lanzar ataques similares. Debe enviarse un mensaje acorde, a saber, que habrá un elevado precio a pagar para aquellos que sancionen el empleo de este tipo de armamento, especialmente contra civiles. A diferencia del ataque de 2017, sin embargo, Estados Unidos deberá liderar un esfuerzo internacional, en esta oportunidad. Desde cualquier punto de vista, resulta ya inaceptable que la comunidad internacional verbalice su preocupación sobre el empleo ilegal de armamento químico, y que luego actúe como mero espectador, cuando ha llegado la hora de actuar.
En tal sentido, una réplica internacional conjunta enviaría el mensaje internacional correcto, al tiempo que aliviará la carga a compartirse entre países. El Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España, Turquía, Arabia Saudita, los Emiratos Arabes Unidos y Qatar, todos operan alguna variante de misiles crucero, por ejemplo. El mundo árabe en particular deberá tomar una mayor cuota de responsabilidad por su propia región, caminando junto a los Estados Unidos toda vez que tenga lugar una respuesta punitiva contra Siria. Los europeos, asimismo, habrán de ponerse también a la altura de las circunstancias.
El presidente francés Emmanuel Macron y su par estadounidense Donald Trump acordaron, durante el fin de semana, tomar parte de una 'réplica conjunta, y sólida'. En el pasado, Macron supo declarar el empleo de armamento químico por parte de Siria como una 'frontera definitiva'. El Reino Unido aún acusa el efecto del voto del 2013 en la Cámara de los Comunes que obstaculizó un ataque contra al-Assad tras el infame ataque con armas químicas en Guta. Pero, desde 2013, el ánimo ciudadano se ha visto modificado. La primer ministro Theresa May deberá lidiar un esfuerzo internacional para fijar posición en torno la condena del empleo de armamento químico en Siria, con idéntico vigor al que ella ha condenado el uso de estas armas en Salisbury.
Este más reciente ataque vuelve a poner en relevancia la afirmación risible, con origen en miembros de la Administración Obama, de que Siria se deshizo totalmente de su stock de armas químicas en 2013. En 2014, el entonces Secretario de Estado, John Kerry, había anunciado a viva voz en territorio sirio: 'Hemos firmado un convenio por el cual logramos remover el ciento por ciento de las armas químicas'. Infortunadamente, la ingenuidad del presidente Barack Obama, combinada ella con sus fallos a la hora de reforzar la propia 'frontera definitiva' por él mismo declarada en 2013 sobre el empleo de armas químicas, sembró la semilla para el ataque que acaba de tener lugar.
Como ha venido sucediendo con la política exterior de la Administración Obama, el gobierno de Trump debe recoger los pedazos. El reciente ataque con armamento químico en Douma es, apenas, un ejemplo. Trágicamente, habrá que consignar que será difícil garantizar que sea el último.
Artículo original, en inglés, en éste link
Desarrolla artículos relacionados con la relación especial entre Estados Unidos y Gran Bretaña, en la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Se concentra específicamente en temas de Seguridad y Defensa, incluyendo el rol de la OTAN en la Unión Europea y en materia de seguridad transatlántica. Previo a desempeñarse en Heritage, Coffey sirvió en el ministerio de defensa británico como consejero especial al entonces secretario de Defensa, Liam Fox. Sus trabajos también son publicados en español en el sitio web The Daily Signal.