México: cambio de régimen
El origen de los dos grandes problemas nacionales, corrupción y violencia, es un modelo político agotado.
13 de Abril de 2018
El origen de los dos grandes problemas nacionales, corrupción y violencia, es un modelo político agotado. México intenta llevar a cabo la transición hacia la democracia, pero sin modificar de fondo su arreglo institucional, provocando una dispersión del poder en grupos sin contrapesos, los cuales han ampliado el saqueo que la ciudadanía ha padecido. En lugar de una estructura de saqueo organizada concentrada en una sola persona, contamos hoy con una multiplicidad de ellas, que compiten por abusar de todos nosotros. Esta proliferación ha impedido controlar el poder con la ley pero, además, ha provocado que el Estado mismo sea sumamente débil, incapaz de proveer los servicios elementales a la población, empezando por la seguridad de personas y bienes.
Esta situación puede resolverse de dos maneras: volviendo a concentrar el poder en una sola persona (que es lo que AMLO propone) o construyendo un marco institucional adecuado. Es indudable que el primer camino es más sencillo de imaginar, pero sus consecuencias, igualmente fáciles de vislumbrar, serían muy negativas. El otro camino es mucho más complicado, pero implicaría (por fin) la transformación de México en una nación exitosa, si el éxito ha de ser medido en términos de Estado de derecho, democracia y desarrollo económico.
Puedo afirmarlo, porque todas las naciones que se exhiben exitosas en esos aspectos, han construído su situación actual en base a dos conceptos: un Estado fuerte, limitado por la ley y responsable frente a los ciudadanos, y una mentalidad que favorece la creación de riqueza y no la captura de la riqueza existente (Si tuviera Usted interés en este tema, está desarrollado ampliamente en El Fin de la Confusión, publicado por Paidós, en 2015).
Construir un régimen político diferente, que elimine las deficiencias del actual, no es nada sencillo. Lo primero que se requiere es reconocer que el modelo político vigente no tiene remedio, y eso implica aceptar que México siguió un camino equivocado durante un siglo entero. Cerca de la mitad de los mexicanos no se convence de ello y, por esa misma razón, considera votar por el PRI o por Morena, espacios que ofrecen mantenerlo o fortalecerlo. La otra mitad (tal vez más) preferiría otra opción, pero no están seguros de que efectivamente exista.
En política, para que algo exista debe estar sostenido por una coalición. La coalición de ganadores de las guerras civiles construyó así el régimen de la Revolución, y la coalición tecnocrática construyó el régimen que hoy se ha agotado. El régimen del siglo XXI debe también estar sostenido por una coalición, que hay que construir con lo que hay. Y lo que hoy hay es el Frente por México.
Ese Frente es ya una coalición, que agrupa personas que vienen de muy diferentes tradiciones políticas, pero que apuestan a negociar una dirección común. La novedad e importancia de esta coalición ha sido muy subestimada. Para no reconocerla, la mayoría de los comentaristas políticos ha optado por criticar a su candidato presidencial, figura determinante en esa construcción política. Es más fácil calificar de autoritario y traidor a Anaya, que aceptar que encabeza la opción política más novedosa en décadas. Igual de fácil que usar la cantaleta del 'agua y aceite', como hicieron por meses.
El Frente cuenta con innumerables defectos, como los tendría cualquier oferta política, que no es sino producto humano. Pero esa coalición comporta una virtud: coincide con lo que hoy necesitamos, si estamos dispuestos a intentar la construcción de un régimen político que nos permita apostar por ser una nación exitosa. Puede resultar insuficiente, puede fracasar, pero también puede ser funcional.
Con todo, si Usted desea mantener lo que hoy ya tenemos o, sencillamente, retornar al presidencialismo autoritario, también tiene opciones para el 1 de julio.
Seguir en
@MacarioMX
Sobre Macario Schettino
Se desempeña como Profesor de la División de Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, en Ciudad de México. Es colaborador editorial y financiero del matutino El Universal. Publica periódicamente en el sitio web del think tank estadounidense The Cato Institute, en español.