Guerra comercial entre Estados Unidos y China: errores de percepción
Mientras funcionarios del gobierno estadounidense se preparan para negociar acuerdos...
Mientras funcionarios del gobierno estadounidense se preparan para negociar acuerdos comerciales con la República Popular China, deviene en crucial reconocer algunos de los errores de juicio más perniciosos sobre el particular, al tiempo que las tensiones se amplifican.
Y no habrá de tolerarse margen para el error: las negociaciones de referencia son de extrema importancia, habida cuenta del nivel de los participantes. La delegación del gobierno de los Estados Unidos incluye a defensores del librecomercio, como el Secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, y al Director del Consejo Económico Nacional, Larry Kudlow, así como también a economistas de ideario nacionalista como el Secretario de Comercio Wilbur Ross, Robert Lightizer -Representante de Comercio para los EE.UU.- y el consejero sobre comercio internacional, Peter Navarro.
A continuación, cinco aspectos importantes que deben subrayarse, en lo que hace a la relación comercial entre EE.UU. y China:
1. Las exportaciones de bienes estadounidenses hacia China han estado incrementándose. Al posar la mirada sobre el déficit comercial, la retórica americana insinúa que las firmas privadas de Estados Unidos están perdiendo acceso al mercado chino. Pero esto no es certero. En rigor, un nuevo informe, dado a conocer por el Consejo de Negocios Sino-estadounidense, halló que las exportaciones de bines americanos hacia China se han incrementado en un 86%, desde 2008. Se produjo una turbulencia en 2015 y 2016 pero, en 2017, las exportaciones americanas hacia China alcanzaron su valor más elevado en diez años.
2. Las exportaciones de servicios con origen en EE.UU. también han registrado un aumento de magnitud. Mientras el grueso de las exportaciones de Estados Unidos continúa incrementándose, el rubro servicios ahora representa un tercio de los productos exportados. Desde 2008, las exportaciones de servicios a China se han incrementado en un 350%, de US$ 16 mil millones a US$ 56 mil millones. Consecuencia natural para cualquier economía desarrollada como Estados Unidos, que comienza a enfocarse en una economía orientada a servicios. Los servicios representan, aproximadamente, el 69 por ciento del PBI de Estados Unidos (o el 79%, si Usted optare por excluir los gastos gubernamentales del PBI), al comparárselo con el escaso 52% que se da en China.
3. Pekín ha reducido los aranceles sobre las importaciones. Mientras es cierto que aún se precisan medidas adicionales a criterio de abrir más mercados, en diciembre pasado, China dio a conocer un extenso listado que incluía dramáticas reducciones arancelarias en una igualmente larga lista de bienes de consumo importados. Más de doscientos productos acusaron una reducción arancelaria promedio del 10%. En tanto el arancel promedio implementado por China es apenas del 5 por ciento, se necesita contar con mayores esfuerzos en materia de reducción de barreras arancelarias, como ser en el caso de los marcos regulatorios.
4. Pekín se propone contar con una moneda estable. La cantidad de unidades de un producto que el dólar en mano puede comprar, es una variable crítica. Por lo general, una moneda nacional débil suele significar que otros podrán comprar más de su mercadería, mientras que una moneda fuerte significará que Usted podrá comprar mucho más de sus interlocutores.
Pekín preferiría contar con una moneda que se comporte de una manera medianamente estable en el sistema financiero internacional. Una medición actual para el índice de intercambio efectivo para China consigna que su moneda se encuentra, en rigor, sobrevaluada en un 20%. En simultáneo, el dólar estadounidense se encuentra sobrevaluado en un 10%. Este panorama implica que los bienes exportados tanto desde Estados Unidos como de China son, de hecho, más caros en el sistema internacional de comercio. Pero los consumidores estadounidenses también están en condiciones de adquirir mayores niveles de importaciones, debido a la fortaleza del dólar.
5. El déficit comercial no es medida para la pérdida de riqueza. El déficit comercial es una medición meramente contable que, de manera bastante sencilla, estudia el flujo de bienes y servicios entre dos naciones -sin incluírse los flujos de inversión y de capital en esos cómputos. Pero no mide, por ejemplo, qué tan ricos sean los ciudadanos estadounidenses son en realidad. Así como es cierto que los consumidores no se dirigen a las calles a gastar lo que valen en PBI per cápita (aproximadamente, US$ 58 mil), el déficit comercial per cápita no puede ser eliminado de su cuenta bancaria. El ingreso por hogar o, lo que es lo mismo, la disponibilidad de bienes -como, por ejemplo, teléfonos móviles smart y otros- son índices que explicitan una mejora en la vida de los ciudadanos estadounidenses, sin importar el déficit comercial en esa evaluación.
La delegación estadounidense en China habrá de ingresar a las negociaciones portando objetivos concretos que ayuden a reducir barreras arancelarias para el comercio y la inversión -dejando la retórica en casa. Los trabajadores de Estados Unidos, las empresas y las familias del país veerán que sus representantes les sirven mejor, permitiéndoles comprar y vender libremente con China.
Artículo original, en inglés, en éste link
Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.