La Administración Trump subraya su compromiso con OTAN
La visión del presidente estadounidense Donald Trump al respecto de la política americana hacia Europa...
La visión del presidente estadounidense Donald Trump al respecto de la política americana hacia Europa es, ciertamente, un cambio bienvenido, al comparársela con la confusa aproximación en su oportunidad decidida por la Administración Obama. Tal es la evaluación compartida por A. Wess Mitchell (foto principal), asistente en la Secretaría de Estado para Asuntos Europeos y en Eurasia. El funcionario compartió un discurso de precisión este miércoles 7 de junio en el think tank estadounidense Heritage Foundation (Washington, D.C.).
El discurso de Mitchell tuvo como objetivo morigerar las crecientes y considerables tensiones transatlánticas frente a la atrevida pero correcta decisión de los Estados Unidos de retirarse del acuerdo nuclear con Irán, y también ante los recientes desacuerdos en materia de comercio. Mitchell puso el foco principalmente en ilustrar las coincidencias de EE.UU. y sus aliados europeos en numerosas áreas de interés común. En el núcleo del discurso, se cifró el enfático compromiso estadounidense a la alianza de OTAN la cual, durante casi siete décadas ya, ha oficiado de garante para la seguridad europea. La presentación de Mitchell en mucho recordó al mensaje compartido previamente por el Secretario de Estado Mike Pompeo y por el Secretario de la Defensa, James Mattis.
Resulta significativo que, desde llegada al poder en el gobierno, la Administración Trump ha promocionado la inversión en la Defensa, ha potenciado la presencia militar estadounidense en Europa, y ha urgido a sus aliados en OTAN para que contribuyan con cuotas superiores a la defensa de Europa -aproximación que ya ha comenzado a generar claros dividendos. La inversión en la Defensa está viéndose incrementada en la mayoría de los Estados-miembro de OTAN, y la alianza ha ganado fuerza en los pasados dieciocho meses.
Conforme lo observara Mitchell, NATO deviene en vital para la defensa de Occidente y de los valores que este concierto de naciones representa. Se ubica -la OTAN- en el mismísmo epicentro del liderazgo estadounidense del mundo libre, en una era en la que las amenazas corporizadas en actores con respaldo estatal y grupos terroristas de proyección transnacional -incluyendo ISIS y al-Qaeda- comienzan a acopiarse. El citado funcionario advirtió, en su discurso, a Moscú: la era de políticas blandas hacia Rusia (marca registrada de la anterior Administración americana, particularmente a partir del fallido 'reinicio de relaciones con Rusia') ha llegado a su fin, y que Estados Unidos explicitará con claridad a Moscú los costos de la agresión rusa.
Bajo la nueva Administración, más de doscientos ciudadanos y entidades rusas han sido sancionados por los Estados Unidos, y Washington ha acordado enviar armamento defensivo a Ucrania -geografía en donde Moscú está llevando a cabo una guerra subsidiaria (echando mano de proxies) en su cuadrante este, contra el pueblo ucraniano, mientras prorroga la ocupación de Crimea.
Adicionalmente, la Administración estadounidense está trabajando activamente con Polonia, los Estados del Báltico y otros países amenazados por Rusia, a criterio de fortalecer sus sistemas defensivos. Así, pues, el discurso de Mitchell envía un mensaje directo a Moscú, ilustrando que los intentos rusos por perjudicar a la alianza occidental fracasarán, y que Estados Unidos hará honor a su determinación de plantarse frente a las ambiciones del régimen de Vladimir Putin. Asimismo, Mitchell se mostró enfático en su rechazo del controvertido proyecto de oleoductos, respaldado por Alemania, conocido como Nord Stream 2 -el cual incrementará la dependencia energética respecto de Moscú y debilitará a la seguridad energética europea.
Los comentarios de Mitchell también subrayaron las prioridades de Estados Unidos en el Cáucaso y en los Balcanes, así como también el futuro de las relaciones turcoamericanas, las cuales exhiben cada vez mayor tensión. Turquía es un importante aliado OTAN que, en los últimos años, se ha alejado de la órbita occidental, acercándose más hacia Moscú y Teherán. Asimismo, el funcionario enfatizó que EE.UU. deberá continuar sopesando a Ankara como un aliado crítico pero que, al mismo tiempo, lo hará responsable en temáticas relativas a los derechos humanos y los valores democráticos.
Acto seguido, Mitchell se refirió a la necesidad de aumentar la cooperación contraterrorista entre los Estados Unidos y Europa, y lo propio dijo sobre la cooperación transatlántica en relación a las implicaciones de seguridad surgidas de la crisis de migrantes/refugiados -evento que ha afectado de manera significativa a numerosas naciones europeas.
Al respecto del Brexit, el tema de mayor magnitud al que la Unión Europea debe hacer frente hoy, Mitchell afirmó que el Reino Unido se convertirá en el corazón de Occidente una vez que abandone la UE.
En síntesis, el discurso de Mitchell comportó un carácter optimista, con una evaluación positiva respecto del futuro de la alianza transatlántica. En pocas palabras, remitió a un llamado urgente para que EE.UU. y sus aliados europeos unieran fuerzas en la defensa de Occidente, de sus fronteras, de sus principios y de sus valores -así como también consignó una señal contundente a los enemigos de los Estados Unidos, al respecto de que EE.UU. siempre estará allí para sus amigos y socios. A la postre, fue el mensaje correcto que era preciso enviar a través del Atlántico. Conforme lo subrayara Mitchell, existen más temas que contribuyen a unir a EE.UU. y a Europa, de lo que hay allí para alejar a ambas partes.
El liderazgo estadounidense en Europa y OTAN continúa siendo un aspecto vital. Pero, al mismo tiempo, los aliados europeos de EE.UU. habrán de ponerse a la altura de las circunstancias y hacer más para invertir en la Defensa, contrarrestar la creciente amenaza de Moscú, y confrontar los desafíos globales a los que hoy debe hacer frente el mundo libre -personificados en Irán y el terrorismo islamista.
Artículo original, en inglés, en éste link
Es Director del Centro para la Libertad Margaret Thatcher, en la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Es analista especializado en variadas temáticas, como la 'relación especial' entre Estados Unidos y el Reino Unido, Naciones Unidas, el Irak de posguerra, y el rol de Gran Bretaña y Europa en la alianza liderada por EE.UU. contra el terrorismo internacional y Estados autoexcluídos del orden mundial ('rogue states'), como Irán. Gardiner fue nombrado recientemente por el periódico The Daily Telegraph como uno de los cincuenta ciudadanos británicos más influyentes en EE.UU. Sus trabajos son también publicados en la web estadounidense The Daily Signal.