Por qué el capitalismo es moralmente superior al socialismo
Numerosos estudios de opinión, incluso la popularidad del político estadounidense Bernie Sanders...
14 de Junio de 2018
Numerosos estudios de opinión, incluso la popularidad del político estadounidense Bernie Sanders, de izquierda, certifican que los ciudadanos más jóvenes en los Estados Unidos prefieren al socialismo antes que al capitalismo de libremercado.
Esa realidad, según entiendo, es resultado de la ignorancia y del adoctrinamiento recibido por muchos individuos durante sus años escolares, desde el kinger hasta la universidad. En su mayor parte, estas personas -ni siquiera sus maestros y profesores- comprenden verdaderamente de qué se trata el capitalismo de libremercado.
El capitalismo de libremercado, allí donde existe un intercambio pacífico y voluntario de bienes y servicios, es moralmente superior a cualquier otro sistema económico. ¿Por qué? Comencemos por la premisa inicial.
Todos somos dueños de nosotros mismos. En lo que a mí respecta, soy -en esencia- mi propiedad privada, y Usted es la suya. El homicidio, la violación, el robo o el hurto, y la iniciación de la violencia, todos son inmorales, por cuanto quebrantan la propia titularidad. De igual manera, el uso de la fuerza por parte de un individuo, motivado por el propósito de servir al objetivo de otro -por la razón que fuere- es inmoral. Porque quebranta ese principio de propiedad.
En lo que consigna una trágica realidad, entre dos tercios y tres cuartos del presupuesto del gobierno federal de los Estados Unidos de América pueden describirse como un congreso que toma las ganancias bien habidas de un ciudadano promedio, para otorgárselas a otro ciudadano -esto es, se utiliza a un ciudadano para servir a otro. Tales actos incluyen los subsidios agrícolas, los rescates de grandes compañías privadas, la Seguridad Social, los programas Medicare o Medicaid, las estampillas para alimentos, el Estado de bienestar, y muchos otros programas.
El capitalismo de libremercado pierde terreno a mano de muchos ciudadanos -y también es amenazado a diario-, no porque fracase, sino porque es exitoso. El capitalismo de libremercado en los EE.UU. ha sido tan exitoso en la eliminación de los problemas tradicionales de la humanidad -como ser la enfermedad, la pestilencia, la hambruna y la pobreza estructural-, que el conjunto del resto de los problemas se muestran tan intolerables como inexcusables.
El deseo de muchos ciudadanos estadounidenses que puja por eliminar aquellos inexcusables problemas los ha llevado a pedir por mayores cuotas de socialismo. Esa arenga comprende a la igualdad de ingresos, al equilibrio sexual y racial; el acceso a una vivienda y a una atención médica dignas; a poner orden en los mercados; y a muchas otras ideas de filiación socialista.
Comparemos, pues, al capitalismo con el socialismo, simplemente respondiendo a las siguientes preguntas: ¿en qué aspectos de nuestras vidas encontramos la mayor satisfacción, y en cuáles rastreamos una elevada insatisfacción?
A tal efecto, resulta ser que rara vez nos topamos con personas molestas o en conflicto con las computadoras o con las tiendas de indumentaria, con los supermercados, o con las tiendas para adquirir herramientas y productos para la construcción. Aunque sí vemos que hay personas altamente insatisfechas o en conflicto con los comités educativos, con los departamentos de gerenciamiento vehicular, con comisarías de policía, o con servicios públicos municipales de limpieza.
¿Cuáles son las diferencias? Para empezar, la motivación sobre el ofrecimiento de servicios de computación, los supermercados y otras tiendas tienen que ver con la ganancia financiera. Asimismo, si Usted está insatisfecho con esos servicios, instantáneamente puede deshacerse de ellos, llevando su negocio a cualquier otra parte.
Pero la cuestión es diferente con la educación pública, con las oficinas de registración vehicular o de licencias, con la policía o con los servicios municipales. Su motivación no es el obtener ganancias. Por tanto, si Usted se muestra insatisfecho con el servicios que aquéllos le ofrecen, ello resulta oneroso y, en ocasiones, imposible deshacerse de ellos.
Un tópico de mayores dimensiones y que suele ser ignorado ampliamente es qué hacer con la brutalidad legada por el socialismo. En el siglo XX, los Estados monopartidistas de orden socialista como la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la Alemania bajo control del Partido Socialista de los Trabajadores Alemanes, y la República Popular China, fueron responsables del asesinato de 118 millones de ciudadanos -en general, sus propios ciudadanos.
Las cifras lo certifican: en la ex URSS: 62 millones; en la Alemania Nazi: 21 millones; y, en la República Popular China: 35 millones. Es imposible hallar un historial similar de brutalidad en países que optaron por el capitalismo de libremercado.
Pruébese el siguiente experimento: liste Usted a aquellas naciones tomando como medida el punto en que se hallan más cercanas al capitalismo de libremercado, o al espectro vinculado al socialismo comunista, en una perspectiva económica. A continuación, elabore Usted un ránking tomando como base el PBI per cápita. Al cierre, elabore un ránking tomando como ejemplo al informe 'Libertad en el Mundo' desarrollado por el instituto Freedom House.
Hallará Usted que las personas que residen en países más inclinados hacia el capitalismo de libremercado no solo cuentan con una riqueza superior a sus pares que viven en naciones cercanas al socialimo/comunismo, sino que los primeros también disfrutan de mayores protecciones en materia de derechos humanos.
Conforme lo citara en su oportunidad Thomas Sowell, 'El socialismo suena estupendo. Siempre ha sonado estupendo. Y, probablemente, siga sonando como algo atractivo. Pero sólo cuando va Usted más allá de la retórica y comienza a percatarse de los datos concretos, descubrirá que el socialismo no es otra cosa que una gigantesca decepción, si acaso no un verdadero desastre'.
Artículo original, en inglés, en éste link
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