Paraguay: el acuerdo Macri-Cartes y la autonomía presidencial

El instrumento diplomático firmado por los presidentes Horacio Cartes y Mauricio Macri con referencia a la entidad binacional Yacyreta (EBY) y específicamente el referido a la Nota Reversal N° 2/17 -que autoriza la construcción de una nueva central hidroeléctrica sobre al brazo Aña Cuá del Río Paraná-, se viene a constituir en una prueba de autonomía presidencial para el presidente electo, Mario Abdo Benítez.

 

Ante semejante tema que involucra el interés nacional y atendiendo a que faltan pocos días para que se inicie el nuevo periodo gubernamental, resulta sumamente extraño que el presidente electo no haya solicitado a la fecha y de manera formal que el acuerdo Cartes-Macri pase a consideración de su nuevo gobierno con la nueva legislatura, para su tratamiento.

 

Si el presidente electo del Paraguay no toma una posición sobre la mencionada nota Reversal, entonces estará mostrando que carece de lo que se denomina autonomía presidencial, situación que lo debilitaría apenas al inicio de su mandato. La autonomía presidencial implica la capacidad del Poder Ejecutivo de ejercer el mandato otorgado por el pueblo con independencia de otras personas y grupos.  

 

La autonomía presidencial no es un tema menor, en particular en países como Paraguay, en donde la presión de los diferentes grupos de poder es capaz de torcer la voluntad popular expresada en las urnas. 

 

Los intereses sectarios están permanentemente buscando atajos, como en efecto se está descubriendo con las investigaciones y denuncias hechas por la prensa libre aquí en nuestro país, como también se puede probar en los escandalosos casos en el continente ligados a empresas como Odebrecht, una ligazón de multimillonarias sumas de dinero que erosionan a fondo las instituciones políticas y económicas.

 

El poder entendido como las atribuciones del presidente de la República ciertamente está en la Constitución. No obstante, dicho poder se encuentra relacionado con la dinámica propia de la política. Y es aquí donde la autonomía presidencial se vuelve igualmente necesaria para lograr los consensos en beneficio de la sociedad. 

 

Si fuera lo contrario, y en el caso que el Ejecutivo no decida por sí mismo en cumplimiento de sus promesas electorales, entonces quiere decir que no actúa a cuenta propia, sino a impulso y decisión de otras personas y grupos. El poder administrador del Ejecutivo ya no es tal, pues ha sido suplantado por otros actores ajenos a lo que el pueblo en su momento votó.

 

Esta situación de distanciamiento de la ciudadanía con sus representantes electos en los comicios no solo es un problema jurídico, como por ejemplo sucede  cuando se modifican las leyes en los sistemas electorales para volverlos abiertos o desbloqueados. 

 

Se trata de ejercer el poder con la autonomía requerida mediante la personalidad y el carácter personal para actuar con acuerdo a la Constitución y las leyes. Y es esto lo que el presidente electo debe empezar por mostrar, afirmando enfáticamente que el Acuerdo Cartes-Macri debe ser tratado durante su gobierno y en el nuevo Congreso recientemente electo.