Venezuela: el bolívar soberano y el petróleo
La reforma monetaria que el gobierno venezolano lanzó la semana pasada es ya la segunda desde que...
29 de Agosto de 2018
La reforma monetaria que el gobierno venezolano lanzó la semana pasada es ya la segunda desde que el Socialismo del Siglo XXI arribara al poder. Hugo Chávez también había implementado una durante la pasada década, cuando creó el Bolívar Fuerte. En aquella oportunidad, en 2008, Chávez cambió nombre de la moneda, por una identidad que sugería que no acusaría devaluación, quitó tres ceros a la moneda, y esperó a que la inflación se abatiera. Esto, por supuesto, no sucedió; porque el valor de las monedas no depende de su nombre ni de su ideología, sino de que se emitan con prudencia y cautela. Esta vez, Nicolás Maduro ha ejecutado una reforma bastante más complicada. Pero el resultado será el mismo: el gobierno parece seguir creyendo que al crear dinero está creando riqueza y no está dispuesto a dejar de imprimirlo.
La complicación está en que el nuevo Bolívar Soberano está ligado al 'Petro', una pretendida criptomoneda lanzada por Venezuela en febrero de 2018 bajo lo que podríamos llamar el petróleo-estándar. Supuestamente, el petro se halla garantizado por las reservas de petróleo del país, de modo que su precio mínimo sería de $60, precio actual para un barril de petróleo venezolano. Esto suena similar a lo que era el oro-estándar en tiempos antiguos, en los que las monedas estaban respaldadas por una onza troy de oro. La gran diferencia es que, en aquellos tiempos, los bancos centrales cambiaban, si el cliente lo solicitaba, el dinero emitido por el equivalente en oro. En el caso del petro, eso no se promete. Sin esa promesa, aunque el gobierno haya dicho que ha vendido muchos petros, está claro que se asiste a una nueva mentira del Socialismo del Siglo XXI. El gobierno no comprende que, con sólo decir que los petros representan barriles de petróleo, la gente lo creerá. La demanda por el petro, en rigor, ha sido nula. Las casas calificadoras de riesgo especializadas en las criptomonedas han calificado los petros desde “sin valor” hasta “estafa”.
El gobierno venezolano complicó estos problemas al cambiar la casa tramitadora de cibermoneda y las condiciones de venta un día antes de lanzar el petro. La confusión abrió la puerta para que falsificadores pretendieran que estaban emitiendo petros oficialmente en diversas casas tramitadoras. Pero esto no fue problema en realidad, porque, al igual que con las verdaderas, nadie quiso comprar las falsificadas.
De hecho, la creación del petro no como moneda corriente sino como cibermoneda fue una payasada. El gobierno decidió hacerlo así cuando las criptomonedas estaban de moda en diciembre de 2017, creyendo que con sólo meterla en el mercado de cibermonedas, se vendería. Y no fue así. Los Socialistas del Siglo XXI jamás entendieron las maneras en las que las cibermonedas se desempeñan, y menos comprendieron que no tenían chance alguna de éxito. Como tampoco previeron que el resto de las criptomonedas, las de verdad, iban a caer brutalmente de precio: un 70% promedio desde fines de 2017.
Pero el caso es que el gobierno ha definido que el valor del nuevo Bolívar Soberano está ligado al petro, de tal forma que 60 Bolívares Soberanos son un petro. Este es un formato complicado para afirmar que el valor es de un dólar, ya que, en sus sueños de opio, el petro vale 60 dólares. Todo es una farsa.
En rigor, el petro no está basado en el petróleo y, por tanto, tampoco lo está el Bolívar Soberano. Al igual que el Bolívar Fuerte, el gobierno venezolano continuará creándolo a velocidades supersónicas, con lo cual la inflación continuará a niveles de un millón por ciento o más, y el Bolívar Soberano se depreciará aún más rápidamente que el Bolívar Fuerte. En un futuro, estos nuevos billetes seguramente perderán cinco, diez o veinte ceros.
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@ElCatoEnCorto
Sobre Manuel Hinds
Economista y consultor económico, Hinds se desempeñó como Ministro de Hacienda de El Salvador entre 1994 y 1999. Se le considera el padre de la dolarización, tras haber propuesto la idea en su país. Es autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (publicado por Yale University Press en 2006) y co-autor con Benn Steil de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009). Hinds también es columnista de El Diario de Hoy de El Salvador. En 2010, obtuvo el Premio Hayek del Manhattan Institute.