INTERNACIONALES : BRETT SCHAEFER & JAMES PHILLIPS

Decisión correcta: Estados Unidos dejará de financiar programas de asistencia de ONU para refugiados palestinos

La pasada semana, el Departamento de Estado americano anunció que la Administración Trump concluyó...

07 de Septiembre de 2018

La pasada semana, el Departamento de Estado americano anunció que la Administración Trump explicitó su conclusión -fundamentada en una revisión interna- de que pondrá fin a toda contribución estadounidense existente para la Agencia de Alivio y Trabajos de Naciones Unidas para Refugiados Palestinos en Próximo Oriente (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East, UNRWA). Parte de los argumentos empleados para justificar la decisión tuvo que ver con el nivel desproporcionado del respaldo financiero aportado por los Estados Unidos; aunque la razón primaria tiene vinculación con los numerosos fallos que vienen actuando como una verdadera plaga en la agencia de Naciones Unidas, durante décadas.

Refugiados palestinosMás importante, el gobierno de los Estados Unidos ha dejado en claro que la decisión de poner punto final al financiamiento no implica que abandonará el proceso de paz, ni al pueblo palestino:

Estados Unidos intensificará el diálogo con Naciones Unidas, naciones anfitrionas y participantes del orden internacional, a efectos de consensuar nuevos modelos y enfoques, que podrían involucrar asistencia bilateral de parte de EE.UU. y otros socios, que puedan ofrecer a los niños palestinos de hoy un sendero más claro hacia un futuro brillante.

Toda vez que no se proporcionaron detalles, presuntamente, Estados Unidos mudará parte del financiamiento hacia el gobierno de Jordania y hacia el Alto Comisionado de Refugiados de Naciones Unidas, para lidiar con las consecuencias humanitarias de los refugiados tras el conflicto sirio, explorándose vías alternativas para asistir a los palestinos por fuera de UNRWA. 

Y la decisión fue esperada por mucho tiempo. La UNRWA ha existido por más de sesenta años como una alternativa 'perentoria' o temporaria para lidiar con las necesidades de los refugiados palestinos desde el conflicto árabe-israelí de 1948, y a criterio de facilitar su repatriación o relocalización. Pero el problema es que la misma ha evolucionado en una institución de carácter permanente que proporciona servicios a múltiples generaciones de 'refugiados' palestinos, cuya gran mayoría reside por fuera de los campos de refugiados, disfruta de ciudadanía en otros países, o bien reside en la Franja de Gaza -gobernada por palestinos. A pesar de recibir asistencia de manera recurrente desde UNRWA, el problema de los refugiados palestinos solo se ha agigantadoLa agencia fue erigida para hacer frente a una crisis temporaria que involucraba a 600 mil refugiados, definidos como 'personas cuyo espacio normal de residencia fue Palestina durante el período que fue desde el 1ero. de junio de 1946 gasta el 15 de mayo de 1948, y quienes han perdido tanto sus hogares como sus medios de vida, como resultado del conflicto de 1948'.

Muchos de estos refugiados originales han fallecido. Sin embargo, la población de refugiados se ha ampliado hasta alcanzar a 5.3 millones de individuos, porque la UNRWA redefinió y amplió su definición de "refugiado". Hoy día, la agencia ha logrado que el status de refugiado alcance también a los "descendientes de hombres palestinos refugiados, incluyendo a niños adoptados legalmente". Un palestino califica como refugiado aún si él o ella residan en Cisjordania o la Franja de Gaza (territorio gobernado por palestinos), o bien si se hace acreedor a la ciudadanía de otro país. Naturalmente, esto no es coherente con la Convención de 1951, ni con la política del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados

Evidencia sustanciosa explicita que la UNRWA ha incluso contribuído con el extremismo palestino. Por ejemplo:

 

  • La agencia ha empleado a individuos vinculados con Hamas (y continúa haciéndolo). Hamás es un grupo extremista palestino en control de Gaza, y designado como organización terrorista por el gobierno de los Estados Unidos de América, el Estado de Israel y la Unión Europea, y continúa rehusándose a reconocer el derecho de Israel a existir.
  • Se ha conocido de reiterados reclamos (respaldado por evidencias) al respecto de que escuelas palestinas administradas por la UNRWA han empleado textos que deslegitimizan a Israel, que denigran a los judíos y que auspician las acciones de mártires o guerrilleros suicidas.
  • LaUNRWA alienta la fijación palestina sobre el “derecho de retornar” a Israel, lo cual impide cualquier negociación de cara a un eventual acuerdo de paz duradero.
  • Hamás ha empleado las instalaciones de la referida agencia y escuelas, a efectos de almacenar armamento, y relocaliza la asistencia recibida para tales propósitos.

Y estos datos no son revelaciones recientes. En efecto, la Administración del ex presidente George W. Bush, según se informó en su oportunidad, bloqueó la reasignación de la cúpula de la afgencia en 2005, respaldado en preocupaciones de su sesgo ideológico contra Israel y el fallo a la hora de reformar la agencia, con el fin de atender a aquellos reparos. Ahora mismo, existen numerosas restricciones y requisitos para aplicar, bajo lo tipificado por las leyes, a la recepción de financiamiento desde UNRWA y otro tipo de asistencia financiera para los palestinos, precisamente debido a las citadas preocupaciones.

Aún cuando existe respaldo para implementar gradualmente un proceso de desfinanciamiento, la Administración Trump merece ciertamente el crédito por su predisposición a tomar medidas. Administraciones anteriores permitieron que el temor a lo desconocido los llevara a prorrogar el respaldo financiero, ante exigencias cada vez más implacables de parte de los palestinos, y ante la recurrente evidencia que certificaba que el dinero de los contribuyentes estadounidenses estaba siendo utilizado indirectamente, o bien desviado, para apoyar al extremismo y la violencia de los palestinos. Estados Unidos, con todo, se ha comportado demasiado generosamente con la UNRWA, aportándole centenares de millones de dólares cada año -de hecho, la cifra asciende a más de US$ 6 mil millones desde 1950. Infortunadamente, este apoyo no ha servido para acercar soluciones al escenario, en modo alguno.

Más bien, al contrario: esos fondos sirvieron para consolidar el status quo, y absolvió a los líderes palestinos de cualquier responsabilidad u obligación de proporcionar servicios de salud, educación y otros servicios básicos que se espera que los gobiernos soberanos (conforme los palestinos se precian de serlo) le ofrezcan a su propio pueblo.

Al contrario de lo exigido por los palestinos, Estados Unidos no está "violando la legislación internacional" al poner fin al financiamiento para la UNRWA. El financiamiento aportado por los Estados Unidos de América es voluntario, y no una obligación legal. Razonablemente, Estados Unidos espera que el respaldo financiero aportado no sea desviado, y que los palestinos se involucren sincetramente en el proceso de paz. En lugar de ello, el liderato palestino ha rechazado ofertas cada vez más generosas desde los años noventa. Este comportamiento intransigente, alentado por la República Islámica de Irán y por líderes árabes que portan una agenda obstruccionista, reposa en las raíces del problema de los refugiados palestinos y perjudica a ese pueblo.

La contnuiad del status quo solo garantizará que la UNRWA y el conflicto palestino-israelí continúen con sus poco satisfactorias trayectorias. Aún cuando probablemente se conozcan ramificaciones en el corto plazo, la decisión de poner fin al respaldo financiero estadounidense de estra agencia, con gran probabilidad, fuerce a todas las partes a reevaluar sus presunciones subyacentes y les sirva para reenfocar su atención en que esta reiterada disputa pueda clausurarse.



Artículo original, en inglés, en éste link

 

Sobre Brett Schaefer

Es analista de temas internacionales en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Schaefer se dedica al análisis extensivo de una serie de temáticas de política exterior, con foco en los programas de Naciones Unidas sobre afiliación y fondos. Con frecuencia, se presenta en medios de comunicación estadounidenses para comentar sobre el accionar y las actividades de la ONU. Sus trabajos también son publicados en el sitio web estadounidense The Daily Signal.