INTERNACIONALES | REALPOLITIK: PHILIP GIRALDI

El sendero hacia la Tercera Guerra Mundial

La reducida cobertura de prensa reservada para el derribo, acontecido el pasado lunes, de una aeronave...

25 de Septiembre de 2018

La reducida cobertura de prensa reservada para el derribo, acontecido el pasado lunes, de una aeronave de recolección de inteligencia rusa en las costas de Siria es, desde luego, un reflejo que explicita no solo la falta de interés general sobre el particular, sino el involucramiento del Estado de Israel en el incidente. Si Usted invirtió tiempo en repasar las páginas del New York Times o del Washington Post durante la mañana posterior al episodio, o si revisó la cobertura matutina de las redes de noticias en televisión, la historia hubiese pasado por alto. El deseo de la corporación de los medios de alimentar narrativas versadas en política exterior mientras se resguarda a Israel consigna, en toda su extensión, un rasgo distintivo de las cadenas estadounidenses -en donde también se reiteran los cortes con anuncios publicitarios de cinco minutos de duración que, por lo general, urgen al público a consumir medicamentos desarrollados por el conglomerado de las grandes farmacéuticas para enfermedades de las que Usted jamás ha oído hablar.

Ilyushin, Rusia, Israel derriba avión rusoIsrael, como era de esperarse, proclama su inocencia, afirmando que fueron los sirios quienes derribaron la aeronave rusa, mientras que los jets israelíes se encontraban atacando, legítimamente, una instalación del ejército sirio, 'desde donde se supone que sistemas de armamento iban a ser transferidos hacia Irán y Hezbolá'. Buscando deshacer algo del perjuicio ya provocado, el primer ministro Benjamin Netanyahu rápidamente llamó por teléfono al presidente ruso Vladimir Putin, para expresarle sus condolencias. Asimismo, envió a su jefe de la fuerza aérea a Rusia el jueves, a los efectos de ofrecer un informe detallado sobre lo que había sucedido -siempre desde la perspectiva israelí.

Pero la narrativa sobre lo ocurrido ya ha sido establecida con precisión. La aeronave rusa se hallaba de regreso, luego de una misión sobre la franja costera mediterránea siria, monitoreando las actividades de un navío francés y de al menos un avión de la RAF británica. Siendo un aparato de gran tamaño y lento, motorizado por motores a hélice, y en fase operativa de recolección de inteligencia, el Ilyushin 20 no tenía razones para ocultar su presencia. En apariencia, estaba intentando aterrizar en su base principal de Khmeimim en Siria, donde el incidente tuvo lugar. Pudo haber tenido encendido su transponder o no, lo cual hubiese indicado a las fuerzas aéreas sirias su carácter 'amistoso'.

Las defensas aéreas sirias se hallaban en máxima alerta, provisto que Israel había atacado objetivos cercanos a Damasco, el día anterior. En tal oportunidad, un Boeing 747 que se hallaba en tierra -sobre el cual Israel afirmó transportaba armamento- fue tomado por objetivo. En el ínterin, debería apuntarse que las afirmaciones israelíes sobre los objetivos contra los que operaba nunca pueden ser verificadas de manera independiente.

Por su parte, los iraelíes emplearon cuatro bombarderos F-16, para escenificar un ataque sorpresa en horario nocturno contra numerosos sitios en la periferia de Latakia, cerca de la base aérea utilizada por los rusos. En rigor, los aparatos de la fuerza aérea israelí provinieron desde el Mar Mediterráneo y, claramente, estaban utilizando al avión ruso para enmascarar su aproximación, conforme el Ilyushin 20 retornaría un perfil de radar mucho más claro para los sistemas de defensa aérea sirios. De igual manera, los sistemas de radar en los F-16 también pudieron ver con claridad a la aeronave rusa.

Los israelíes pudieron estimar que los sirios no dispararían contra los aviones que se acercaran, sabiendo que al menos uno de ellos sería tripulado por sus aliados rusos. Si tal era la expectativa, pues entonces probó ser errónea y, en efecto, fue un misil tierra-aire sirio del tipo S-200 el que terminaría siendo dirigido hacia el objetivo que devolvía la señal más fuerte en el radar; lo cual remató con el derribo de la aeronave y con la muerte de los quince miembros de su tripulación. Adicionalmente, se conocieron informes que citaron que la fragata francesa situada mar adentro disparó numerosos misiles durante el intercambio, aunque no se confirmó si acaso el avión militar británico también se hallaba circulando fuera del alcance, en el cuadrante donde tuvo lugar el evento.

Pero existe otro relato, de carácter marginal. Los israelíes y sus pares militares rusos han establecido una suerte de teléfono rojo, similar a la empleada en su momento con el comando estadounidense en Siria, precisamente, con la intención de evitar incidentes como el derribo del Ilyushin -subcapítulo que podría escalar en un conflicto de mayor amplitud. Según se informó, Israel echó mano de ese teléfono rojo, pero lo hizo un minuto después de ocurrido el hecho, no dejando tiempo para que el avión ruso abandonase el área.

El Ministerio de la Defensa ruso expresó su furia. Evaluó el derribo del avión de inteligencia por parte de los israelíes como una iniciativa deliberada, de alto riesgo. Y advirtió: 'Evaluamos como hostiles a estas acciones provocativas generadas por Israel. Quince miembros de las fuerzas armadas rusas han perdido la vida, dadas las acciones irresponsables de las fuerzas de Israel. Esto es absolutamente contrario al espíritu de cooperación ruso-israelí. Nos reservamos el derecho de ejercitar una réplica adecuada'.

El presidente ruso Vladimir Putin se mostró bastante más conciliatorio, declarando que el incidente se sintetizó en 'una cadena de trágicas circunstancias'. Lo contrastó con el derribo de una aeronave militar rusa por parte de Turquía en 2015, el cual fue planificado y deliberado, observando que Israel en rigor no había atacado al Ilyushin. Aún cuando los comentarios de Putin claramente reconocen que la relación de su país es delicada -si hay que recurrir a eufemismos-, eso no significa que no hará nada.

Numerosos israelíes han emigrado de Rusia, y existe un vínculo muy profundo entre ambas naciones, pero las perspectivas de ambos sobre Siria son sustancialmente divergentes. Por más que a Putin le hubiese gustado replicar contra Israel con dureza, lo más probable es que termine decidiendo fortalecer las defensas aéreas en torno de las concentraciones de tropas rusas, advirtiendo luego que un nuevo ataque 'sorpresa' será repelido. Infortunadamente, Putin sabe que su material militar es sustancialmente superado en ese teatro de operaciones por el que poseen los Estados Unidos, Francia, la Gran Bretaña e Israel -sin mencionar a Turquía-. Y sabe el mandatario ruso que una respuesta violenta escalaría el conflicto, y esto no está entre sus intereses. De igual modo, bajo el esquema de cooperación con sus aliados sirios, tomó la decisión de demorar la recuperación de la provincia de Idlib -en manos de terroristas-, mientras continúa trabajando en una fórmula conjunta con Ankara para impedir una intervención armada turca de magnitud.

Sin embargo, existe una dimensión diferente para esta historia, y que -nuevamente- los medios masivos de comunicación occidentales han preferido ignorar. Y sintetiza que Israel está perpetrando ataques aéreos casi con rigor diario en Siria; fueron más de doscientos en los últimos 18 meses, contra una nación que en modo alguno ha atacado a Tel Aviv ni que ha amenazado con hacerlo jamás. Israel justifica tales raíds aéreos declamando que tienen por objetivo a Irán y a Hezbolá, y no a Siria per se. El primer ministro Netanyahu ha insistido en que cualquier acuerdo de paz en Siria deberá involucrar la completa remoción de los iraníes -exigencia que también ha sido reiterada por los Estados Unidos: Washington, de igual manera, está exigiendo el fin del gobierno de Basher al-Assad y su reemplazo por una persona 'más democrática'.

El agresivo conflicto bélico dirigido contra una nación que no ha amenazado a nadie es el crimen de guerra definitivo, en conformidad con lo definido por los Tribunales de Nuremberg, los cuales siguieron a la Segunda Guerra Mundial; a pesar de ello, Estados Unidos y sus caniches poodle, Gran Bretaña y Francia, no han siquiera protestado cuando las fuerzas israelíes asesinaron a civiles y a soldados en medio de ataques sorpresa contra objetivos que, en opinión de Tel Aviv, tienen vínculos con los iraníes. Washington no debería involucrarse en la fraseología crítica de aquel que 'arroje la primera piedra', conforme ya ha atacado a Siria de manera ilegal -capítulo que involucró dos ataques importantes con misiles crucero. En al menos una ocasión, incluso, configuró una celada que remató con el exitoso homicidio de una cifra significativa de mercenarios rusos que peleaban del lado del gobierno de Damasco.

Tras lo cual, habrá que remitirse al costado de la interferencia israelí en perjuicio de sus vecinos, en referencia a las guerras secretas en la que Tel Aviv respalda a grupos terroristas que operan en territorio sirio, así como también en Irán. El gobierno de Netanyahu ha proporcionado armamento a terroristas que operan en Siria, e incluso ordenó sus tratamientos médicos en hospitales israelíes cuando aquéllos retornaban heridos. En una oportunidad, al disparar ISIS accidentalmente contra territorio controlado por Israel en los Altos del Golán, el elemento de ISIS extendió las disculpas del caso. Así es que, si uno ha de preguntarse por la identidad de quienes respaldan al terrorismo, la primer respuesta debería ser una: Israel. Pero Tel Aviv jamás paga el precio por hacerlo, dada la protección con que cuenta de parte de Washington -ciudad capital que, a su vez, también protege a terroristas.

Por cierto, existe una explicación alternativa para la acción israelí contra el avión militar ruso. Netanyahu pudo haber considerado que el escenario lo hubiese mostrado victorioso en cualesquiera de sus resultados, con el Ilyushin ofreciendo cobertura y facilitando el ataque israelí sin consecuencias para Tel Aviv. O, lo que sería más perverso, Israel pudo buscar una réplica de parte de Moscú, lo cual hubiese invariablemente conducido a un conflicto armado con los Estados Unidos -el cual siempre interviene para respaldar al gobierno israelí. En cualquier caso, el caos que Israel persigue en Siria continuaría -e incluso empeoraría-. Pero tal eventualidad también consignaría el peligro potencial de una probable amplificación de la guerra como consecuencia, adquiriendo ésta un carácter regional e incluso mayor.

Es la historia de siempre. Israel pone en práctica acciones arriesgadas, atacando a sus vecinos porque sabe que jamás pagará precio alguno -merced al respaldo con que cuenta desde Washington. El derribo de la aeronave rusa por vía de la participación israelí generó un escenario que fácilmente pudo haber escalado en una guerra que hubiese involucrado a Moscú y a Washington. Nadie sabe qué es lo que las autoridades israelíes piensan realmente cuando buscan crear anarquía en sus fronteras pero, sin lugar a dudas, nadie más tiene interés en que eso continúe. Ya hace tiempo que Donald Trump debió cumplir con su promesa de campaña, la cual explicitaba que Washington pondría fin a su involucramiento en Siria, poniendo fin al recurrente ciclo de conflictos armados en Oriente Medio.


Artículo original, en inglés, en éste link | Traducido y republicado con permiso del autor y del Editor en The Unz Review (Estados Unidos)



 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.