Paraguay: más que un ping-pong; la economía y el dólar

El presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), José Cantero, esbozó en su artículo publicado recientemente, e intitulado Ping-pong: la economía y el dólar, datos sobre la coyuntura de la moneda estadounidense y la economía, comparando las reservas internacionales y la depreciación de la moneda nacional, el guaraní, desde el año 2015 al presente.

Mencionó que las reservas internacionales se precipitaron, en aquel año, en el orden de US$ 600 millones, teniéndose en cuenta que durante el actual año de 2018, la caída de las reservas llegó a apenas a US$ 121 millones. La depreciación del guaraní durante 2015 fue del 25 por ciento; la inflación, del 3 por ciento; y, este año, la depreciación de la moneda paraguaya alcanza ya el 8 por ciento, previéndose una inflación del 3,8 por ciento - compatible éste último dato con el objetivo de la banca central.

La República del Paraguay cyenta con capacidad plena para resistir y asimilar choques externos; las reservas internacionales de US$ 6.800 millones durante 2015, se incrementaron a US$ 7.850 millones en el presente año. Así lo consignó en su artículo el titular del BCP. Tras lo cual, se infiere y se comprende que la cabeza del órgano rector que participa en la formulación de la política monetaria, crediticia y cambiaría se exhibe confiado, emitiendo una señal positiva y de tranquilidad a los mercados.

Sin embargo, la cuestión de la economía y el dólar es más que un ping-pong expuesto a las reservas internacionales. La realidad es que el escenario económico no resulta precisamente tan halagüeño para el país. Y, si bien Paraguay ha venido destacándose en los últimos años por contar con la economía de mayor crecimiento y dinamismo en la región, la sobrevaloración de las multimillonarias reservas internacionales con que cuenta el país -tal como lo hace el presidente del BCP- no es ni será suficiente para lo que se viene, ni para lo que la nación exige.

En rigor, la economía paraguaya continúa exhibiendo una importante dependencia frente a la naturaleza, el clima y el suelo. La diversificación productiva de Paraguay coloca a la agricultura y a la ganadería en el orden del 25 por ciento en la contribución del PIB. El precio internacional de los commodities señalará, al cierre, si el año económico será positivo o negativo.

Resulta preocupante, por otra parte, que el gobierno de Mario Abdo Benítez se muestre decidido a seguir estimulando la inversión mediante el endeudamiento -una decisión errónea si se pretende contar con una economía pujante desde la oferta de la iniciativa empresarial.

No se hace mención a las reformas para promover el ahorro y la inversión privada, como tampoco se ha tomado nota de la marcada disminución de los ingresos tributarios en los últimos cuatro meses de este año, lo que indica que el Presupuesto de Gastos de la Nación 2019 deberá inexorablemente aprobarse como de austeridad plena, mientras que la dirigencia política deberá abstenerse de intentar violar la ley de responsabilidad fiscal.

Lo que el presidente del BCP y el gobierno de Mario Abdo Benítez no pueden dejar de considerar es la realidad de una economía como la del Paraguay, expuesta a shocks externos. Tampoco pueden hacer a un lado el hecho de que no habrá suficiente reserva internacional que amortigüe sus efectos, sin registrarse un sólido crecimiento desde adentro.

El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) esperado para este año es del 4 por ciento, lo que se presenta exiguo para un país que necesita crecer, al menos durante treinta años seguidos, a una tasa promedio de entre el 7 y el 10 por ciento anual, si de lo que se trata en el futuro es de alcanzar el desarrollo.