Legislativas en Estados Unidos: no hubo 'Ola Azul'; apostillas sobre las 'Midterm'
En el terreno, no tuvo lugar la victoria arrolladora que el Partido Demócrata esperaba en forma de 'Ola Azul' o 'Blue Wave'.
En el terreno, no tuvo lugar la victoria arrolladora que el Partido Demócrata esperaba en forma de 'Ola Azul' o 'Blue Wave'. La misma no pudo emular a algunos de los resultados más destacados en comicios legislativos de la pasada década. En las midterms americanas de este martes 6 de noviembre, los Demócratas se anotaron la mayoría en la Cámara de Representantes por primera vez en ocho años -pero este logro electoral terminó siendo silenciado por la cosecha obtenida por el Partido Republicano en el Senado.
'No se ha tratado de una Ola Azul', dijo Jake Tapper (de la cadena CNN, mientras arreciaban los primeros resultados).
Antes, bien; la ola se pareció más a un puñado de pequeñas piedras arrojadas a un estanque.
En el Senado, los Republicanos consolidaron su leve mayoría, logrando Ted Cruz defender su banca, en lo que consignó una ruidosa carrera contra Beto O'Rourke, patrocinado por la artista Beyoncé. Mientras tanto, el Gobernador de Florida, Rick Scott, derrotó al Demócrata Bill Nelson, en uno de los swing states -o estados clave- más importantes; el Fiscal General de Missouri Josh Hawley, despachó a la Senadora Claire McCaskill (que ya llevaba dos períodos ejerciendo), gracias a lo que muchos calificaron como 'Efecto Kavanaugh'.
En la previa, la tendencia histórica ya sugería que los Republicanos perderían la Cámara de Representantes. De acuerdo a la encuestadora internacional Gallup, el partido del presidente estadounidense (sea quien sea) 'casi siempre sufre una derrota neta' en la Cámara de Representantes, al desarrollarse las primeras legislativas tras su llegada al poder. En tanto la pérdida de bancas es secuencial -dando lugar al bloqueo de determinadas iniciativas del oficialismo, y ofreciendo espacio para investigaciones legislativas contra la Casa Blanca-, la noche del martes, si ha de observarse el evento bajo la lupa de lo consignado por la historia reciente, debió retornar peores resultados para el partido en control del poder.
Por ejemplo, la legislativa de 2010, ya con Barack Obama como presidente, compartió una durísima derrota electoral para los Demócratas. En aquel entonces, los Republicanos obtuvieron 63 bancas en la Cámara de Representantes, y seis bancas en el Senado, mientras que cosecharon victorias significativas en los comicios para gobernador.
Este martes por la noche, el equilibrio de poder en los Estados Unidos se vio modificado, pero no drásticamente como los Demócratas habían computado que sucedería.
1. Ni aún con tanto dinero de por medio, la campaña en Texas no dejó como resultado una victoria Demócrata
Existen cosas que el dinero no puede comprar. Según parece, el Senado es una de ellas. El Republicano Ted Cruz se aferró a su banca senatorial, en medio de un duro combate legislativo versus el Demócrata Beto O’Rourke, quien recaudó cifras récord en fondos para su campaña. El Center for Responsive Politics estimó que los comicios de 2018 registraron una recaudación de dinero en torno de los US$ 5 mil millones. A la cabeza de ese ránking se posicionó O'Rourke, recaudando una sorprendente cifra de US$ 70 millones. De esa cantidad, US$ 53 provinieron de ActBlue -espacio sin fines de lucro que le permite a los Demócratas financiarse bajo el formato de crowdsourcing.
Por sobre todo, la carrera al Senado en Texas costó más de US$ 100 millones, habiendo recaudado Cruz otros US$ 40 millones. Ted Cruz logró defender su banca con éxito, pero la carrera fue no apta para cardíacos. Al informarse del 92% de las mesas escrutadas, Cruz solo contaba con el 51% de los sufragios, mientras que O'Rourke se anotaba un 48%. Y jamás hubo tanta cercanía entre candidatos en los comicios tejanos.
Toda vez que el dinero siempre es una cuestión de importancia en cualquier elección, lo cierto es que en Texas no fue un factor decisivo.
2. Sobre el 'Efecto Kavanaugh'
Sin lugar a dudas, la del martes fue una durísima noche para los Demócratas que votaron contra la confirmación de Brett Kavanaugh para la Corte Suprema de Justicia. El Senador Joe Manchin (Demócrata por West Virginia) fue el único Demócrata del Senado que votó en favor de confirmar a Kavanaugh. A duras penas logró imponerse a su rival, el Fiscal General de ese mismo estado, Patrick Morrisey, en un territorio donde el presidente Donald Trump venía de ganar por enorme ventaja, en las presidenciales de 2016. Pero una cantidad importante de Demócratas que se presentaban al comicio en estados donde Trump había triunfado holgadamente en 2016, tropezaron con la derrota.
Los Senadores Heidi Heitkamp (Demócrata, North Dakota); Joe Donnelly, (Demócrata, Indiana); Claire McCaskill (Demócrata, Missouri); y Bill Nelson (Demócrata, Florida), todos ellos perdieron la contienda ante aspirantes Republicanos. De acuerdo a la agencia Associated Press, el tema Kavanaugh consignó un particular golpe en North Dakota: 'En Dakota del Norte, los Republicanos se anotaron una banca que les sirvió para mantener el control del Senado; en rigor, votantes preocupados por el tema Kavanaugh inclinaron la balanza hacia el Partido Republicano en una proporción de 2 a 1', subrayó VoteCast -encuesta nacional sobre el electorado- a AP.
3. Mala noche para prominentes candidatos progresistas
Un grupo de jóvenes estrellas progresistas se topó con la derrota tras haber recibido enormes cuotas de atención de parte de la opinión pública nacional. La derrota más notable fue la de O'Rourke en Texas, pero hubo otras que ameritan análisis. Andrew Gillum, quien llegó a la atención del público a partir de su estridente visión progresista, perdió ante el Republicano Ron Desantis en la carrera para gobernador en Florida. Stacey Abrams, que recibió el respaldo de la conductora Oprah Winfrey, se quedó atrás de Brian Kemp, funcionario del estado de Georgia, en la carrera para la gobernación. Aunque la primera prometió que seguirá buscando el triunfo en una próxima oportunidad.
Mientras que los Demócratas se han hecho del control de la Cámara por primera vez en casi una década, apostando a doble o nada su fortuna en un programa de resistencia contra Donald Trump, una pregunta subsiste: quiénes serán las caras de la próxima generación de líderes del progresismo.
4. El respaldo ofrecido por celebridades no afecta los resultados
La cantante pop Taylor Swift respaldó a Phil Bredesen (Demócrata, ex gobernador de Tennessee), para el Senado. Perdió.
Rihanna respaldó al Demócrata Andrew Gillum para la gobernación de Florida. Perdió.
Oprah, Rihanna, y Sean “Diddy” Combs respaldaron en conjunto a Stacy Abrams para la gobernación de Georgia. Perdió.
Beyoncé respaldó a Beto O’Rourke en la carrera de Texas para el Senado. Perdió.
A la postre, sobra decir que el respaldo ofrecido por las celebridades es uno de los grandes derrotados de las midterms. En apariencia, los ciudadanos de Estados Unidos aman a Hollywood, sus shows de tevé y su música, pero rehúyen a las imposturas políticas de los artistas.
En la práctica, esta clase de respaldos no ofrece un empujón para candidatos en la recta final de la competencia. En cualquier caso, perfectamente pueden estar provocando el efecto contrario.
Artículo original, en inglés, en éste link
Kelsey Harkness es productora de noticias en el sitio web The Daily Signal, de la Fundación Heritage (Washington, D.C.).