Legislativas en EE.UU.: los Republicanos podrán acelerar la designación de magistrados
Los resultados de los comicios legislativos en los Estados Unidos han sido favorables...
Los resultados de los comicios legislativos en los Estados Unidos han sido favorables, fundamentalmente porque será posible completar las vacantes en el sistema judicial.
En primer lugar, vayamos con una instantánea para explicar el actual estado de situación. El presidente estadounidense Donald Trump ha designado a casi un 40% más de nominados para ocupar cortes federales (en forma vitalicia), mucho más que sus cinco predecesores en la Casa Blanca, y sin importar de qué partido eran aquéllos. El ritmo que llevan las audiencias en el Comité de Temas Judiciales en el Senado también marcha a paso acelerado.
El historial del Senado en la confirmación de tales nominados, sin embargo, no es tan sólido. En textos publicados anteriormente (ver aquí, aquí, y aquí -en inglés), se han delineado las estrategias de Demócratas en el Senado, tendientes a ralentizar antes que a hacer más eficiente el proceso. El Senado ha confirmado a 84 jueces (o, si se quiere, a un 54% de los nominados) hasta el momento, en el Congreso actual (#115). Lo cual se compara con un promedio del 73% de aspirantes confirmados hasta este punto, tanto por los entonces presidentes Ronald Reagan y Barack Obama.
Infortunadamente, nos hallamos ahora en el período más extendido con vacantes triples en el sistema judicial, en más de veinticinco años. Durante sus dos primeros años de gobierno, con un Senado bajo control de su propio partido, el presidente Bill Clinton recortó las vacantes judiciales en casi la mitad. Hoy día, incluso contando con un Senado bajo control de su espacio político, las vacantes pendientes de solución son un 13% más de las que había cuando Trump llegó a la Oficina Oval. Pero el Senado cuenta ahora con una gran oportunidad para ayudar a aliviar esta situación.
El Comité de Asuntos Judiciales del Senado ya ha aprobado a un total de 32 nominados a ocupar magistraturas, en tanto hoy resta que se expida el senado estadounidense con sus votos. Otros dieciséis aspirantes ya han tenido sus audiencias, y solo precisan del voto del comité para unirse a ese listado. La confirmación de éstos llevará la tasa de nominados confirmados en sus puestos al 85% de los propuestos por la Administración Trump -que, a pesar de ello, seguirá quedando por debajo del 95% logrado por Clinton para esta misma estapa, aunque a la par del ex presidente Clinton en lo que tiene que ver con jueces designados durante sus primeros dos años de gobierno.
La elección de 2018 otorga un margen aún mayor para tener sanas esperanzas. La amplificación de la mayoría del Partido Republicano en el Senado podría incluso mejorar la mayoría con la que ya cuentan en el Comité de Asuntos Judiciales, contando con mayor flexibilidad a la hora de lograr y mantener el quórum necesario para ocuparse de estos temas. Y, gracias a los Demócratas en 2013, a los efectos de terminar de una vez por todas con el debate en torno de las nominaciones, solo exigirá una mayoría simple. Sin embargo, habrá que esperar una férrea oposición -bajo un sello partidócrata- de parte de los Demócratas previo a que Trump pueda continuar con el proceso de nominaciones.
Más de la mitad de los nominados por el presidente Trump han debido hacer frente a formatos diferentes de oposición de parte de los Demócratas en el senado, comparándose aquella cifra con el promedio de apenas un 8% que debieron pasar por situaciones similares en las Administraciones de los cinco presidentes anteriores. Del total de 1.458 votos emitidos en el Senado contra los aspirantes a la administración de justicia propuestos por Trump, solo dos objeciones provinieron de Republicanos. Aún si los Demócratas continúan dedicándose a una estratagema basada en la ceguera partidaria, una mayoría Republicana más amplia garantizará que los calificados magistrados seleccionados por Trump logrará contar con la buscada aprobación.
El resultado de estos comicios de 2018 bien podría afectar el proceso de confirmación de jueces, en otros formatos. El hecho de que partidos distintos controlan el Senado y la Cámara de Representantes disminuye las chances de que se legisle abarcativamente y en profundidad sobre el tema de que se trate. En tanto es cierto es que este prospecto nada tiene de positivo, al menos en lo que respecta a temáticas que genuinamente exigirían una legislación reflexiva, implicará que habrá menor competencia para capturar la atención del Senado. La estratagema Demócrata de extender más allá de la cuenta los procesos de confirmación de magistrados es más efectiva cuando el tiempo para tratamiento de leyes es escaso. Pero la disponibilidad de una mayor franja temporal para las confirmaciones podrá neutralizar esa estrategia.
El entonces presidente Barack Obama invirtió ocho años completos en designar jueces -los cuales supieron apartarse drástica y en forma extrema del modesto rol que los Padres Fundadores de los Estados Unidos diseñaron para el sistema judicial. Donald Trump ha trabajado para poner al sistema de justicia otra vez en marcha, proponiendo magistrados que conocen al detalle el lugar apropiado que les corresponde en nuestro sistema de gobierno, que será imparcial antes que político a la hora de definir la resolución de casos.
El senado aún podrá consolidar progresos en torno de ese objetivo, en los días que le quedan a este Congreso, el número #115; los comicios del año en curso han mejorado las perspectivas para optimizar el sistema judicial en los próximos dos años.
Artículo original, en inglés, en éste link
* El autor, Thomas Jipping, Director en el Centro Edwin Meese III para Estudios Legales y Judiciales, y se desempeña como senior fellow en temas legales en el think tank estadounidense Heritage Foundation (Washington, D.C.; Estados Unidos).
* Foto: Mitch McConnell