Siria: el poco conocido núcleo terrorista que personifica una amenaza superior a ISIS
Sobre el emerger de la organización 'Hayat Tahrir al-Sham', y su impacto en la seguridad regional.
La guerra en Siria ha registrado una nueva escalada durante la última semana, llegando con particular fuerza a los titulares de los medios de comunicación en el mundo.
El domingo, la Federación Rusa afirmó que elementos rebeldes del cuadrante noroccidental de Siria habían disparado munición con gas de cloro, en cercanías de la ciudad de Alepo. Toda vez que los rebeldes aún no han demostrado contar con capacidades químicas en el pasado, el régimen de al-Assad sí ha empleado, de manera reiterada, armamento químico ilegal con la meta de desmoralizar a las fuerzas insurgentes y provocar que sus simpatizantes civiles huyan del frente, en estampida.
Moscú bien podría utilizar este supuesto incidente como pretexto para retomar la postergada ofensiva contra la provincia de Idlib, última atalaya de la coalición rebelde de Siria.
Ya mismo, Rusia ha reiniciado los raíds aéreos en Idlib, por primera vez desde el acuerdo de Sochi, firmado entre Rusia y Turquía, que diera lugar a un frágil cese al fuego. El régimen de al-Assad en Siria, comprometido a retomar 'cada centrímetro cuadrado' de Siria, ha escalado los ataques con artillería sobre localidades bajo control rebelde al sur de Idlib. Aquel endeble cese al fuego de Idlib, que desde el inicio fuera violado por facciones combatientes de ambos lados del conflicto, se encuentra a la vera de la ruptura. Las fuerzas sirias, respaldadas por Rusia e Irán, podrían retomar próximamente la pospuesta ofensiva, lo cual podría generar una crisis humanitaria y dar lugar a otra importante oleada de refugiados sirios.
Mientras tanto, una ofensiva sorpresa perpetrada por el grupo Estado Islámico (mejor conocido como ISIS) en la porción oriental de Siria -en cercanías de la frontera con Irak- consignó un marcado retroceso para las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por los Estados Unidos. Esta es una coalición de milicianos liderados por elementos kurdos que, recientemente, montó operaciones terrestres contra ISIS, asesinando a 92 de sus combatientes. Los choques militares turcos contra kurdos sirios han concentrado la atención de fuerzas kurdas sirias, las cuales se alejaron de la pelea versus ISIS, ralentizando el avance de su campaña. Adicionalmente, los combatientes de ISIS también han construído una elaborada red de túneles que han reducido al mínimo su vulnerabilidad frente a los ataques aéreos estadounidenses.
Se ha evaluado que ISIS cuenta con un remanente de dos mil combatientes en Siria oriental. Pero otro desprendimiento de al-Qaeda, Hayat Tahrir al-Sham -la 'Organización para la Liberación del Levante'- lidera las lealtades de una cantidad de combatientes cinco veces mayor a la de los presentes en Idlib, donde controla más del cincuenta por ciento del territorio. Aún cuando los medios de comunicación occidentales continúan enfocándose en ISIS, Hayat Tahrir al-Sham sigue consignando una suerte de bomba de tiempo que ha personifica una amenaza de más largo plazo contra la seguridad nacional de los Estados Unidos y versus la estabilidad del escenario sirio.
Una serpiente que muda su piel
Al igual que ISIS, Hayat Tahrir al-Sham rápidamente ha evolucionado en el pendulante proscenio sirio. El núcleo del grupo, conocido inicialmente como Jabhat al-Nusra ('Frente para la Victoria') fue establecido en 2012 como rama siria del Estado Islámico de Irak - franquicia de al-Qaeda que luego evolucionara en ISIS. Jabhat al-Nusra se mantuvo leal a al-Qaeda luego de que ISIS constituyera su propia organización, en 2014. Pero Jabhat al-Nusra se rebautizó como Jabhat Fatah al-Sham ('Frente para la Conquista del Levante') en julio de 2016, y se distanció públicamente de al-Qaeda (aún cuando contiene a no pocos elementos originarios de al-Qaeda).
Este cambio de identidad se vio motorizado por el deseo de incrementar su respaldo de parte de ciudadanos sirios que fueron repelidos por la brutalidad y el fanatismo de ISIS, reacios a unirse a al-Qaeda, lo cual hubiese invitado a más raíds aéreos estadounidenses. A los efectos de fogonear su atractivo popular, Jabhat Fatah al-Sham realizó concesiones de corte ideológico que llevó a numerosos leales a al-Qaeda a desertar, criticando al grupo por abrazarse al nacionalismo y a temáticas locales, mientras que minimizó la importancia de la yijad de proyección global.
Al igual que una serpiente que muda su piel, el grupo volvió a modificar su nombre en 2017, para quedarse con el de Hayat Tahrir al-Sham, y se fusionó con otros muchos grupos extremistas islámicos, con el objeto de construir un frente amplio contra el régimen de Basher al-Assad. Este esfuerzo de imbuírse a sí mismo de una coalición de mayor alcance, con la mira puesta en su supervivencia en Siria, exacerbó las ya existentes diferencias ideológicas con al-Qaeda, en lo que tiene que hace una agenda independiente, gatillando finalmente un quiebre oficial entre ambas agrupaciones.
Estimaciones recientes han determinado el tamaño de Hayat Tahrir al-Sham en una cifra aproximada de 10 mil combatientes en la región de Idlib, lo cual lo convierte en el mayor grupo armado de la provincia, que a su vez involucra un total de 70 mil combatienntes en total. Este número incluye también a combatientes extranjeros, como ser árabes, turcos, chechenos, uzbekos y musulmanes oriundos de la provincia china de Xinjiang. Algunos de estos núcleos, como es el caso del Partido Islámico del Turkistán, se han aliado a Hayat Tahrir al-Sham. El giro ideológico que sobrevino con la transformación gradual de Jabhat al-Nusra en Hayat Tahrir al-Sham ha provocado rispideces entre sus miembros, a lo largo de todo 2017. Como resultado, algunos desertores la han emprendido contra el líder del grupo, Abu Mohammed al-Julani, dadas sus perspectivas de orden pragmático, incluyendo su decisión de cooperar con Turquía en formatos limitados.
La puja intestina en Hayat Tahrir al-Sham ha dado lugar a una serie de asesinatos de líderes senior en el grupo. Se rumorea incluso que Turquía e ISIS han perpetrado muchos de estos asesinatos selectivos.
A pesar de la discordia en el seno de Hayat Tahrir al-Sham, la red extremista de confesión islamista aún personifica uno de los desafíos de más largo plazo para los Estados Unidos de América y para otras naciones que buscan consolidar un proceso de estabilización de Siria. En medio de la confusión del polimófrico y caleidoscópico conflicto sirio, en donde se multiplica la esfera de combatientes, una cosa es segura: Hayat Tahrir al-Sham debe ser aislado, marginado y derrotado, previo a que un esquema de paz con estabilidad pueda construírse en Siria.
Artículo original, en inglés, aquí
* Trabajo desarrollado con la colaboración de Austin Avery, miembro del Programa de Jóvenes Líderes en el think tank estadounidense Heritage Foundation, en Washington, D.C.
Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.