INTERNACIONALES: RILEY WALTERS

El arresto de Meng Wanzhou, tomado en el debido contexto

Al respecto del reciente arresto de la jefe de Finanzas del gigante de las telecomunicaciones chino, Huawei.

19 de Diciembre de 2018

Mientras el presidente estadounidense Donald Trump se reunía con su par chino Xi Jinping en América del Sur aproximadamente dos semanas atrás, con la agenda de resolver cuestiones comerciales subyacentes, autoridades en América del Norte arrestaban a la hija de un titán de las telecomunicaciones en China, bajo cargos de fraude.

Para muchos en Washington, D.C., el gobierno chino es el denominador común que se conjuga con aquellas dos variables. Sin embargo, no se encuentra entre los intereses de los Estados Unidos el agrupar toda cuestión referente a China bajo la cuestión del comercio con ese país, lo cual eventualmente podría confundir la frontera entre los principios que imperan en EE.UU. y el resguardo del Estado de derecho.

Meng WanzhouEl timing del arresto en Canada fue infortunado para la Casa Blanca. Ese hecho arrojó sombras sobre las relaciones públicas de China y los Estados Unidos y agregó un elemento de incertidumbre, of the arrest in Canada was unfortunate for the White House. It cast a showdown over U.S.-China public relations and added uncertainty, a pesar del reciente éxito, en el proceso negociador con Pekín. Desde entonces, ha resurgido la pregunta que ha estado replicándose en Washington y en Pekín durante los últimos dos años: ¿acaso la Casa Blanca mezcla economía y asuntos de seguridad, a modo de estratagema geopolítica para confrontar a China?

Idéntica pregunta fue formulada luego de que el presidente estadounidense obstaculizara la adquisición, por parte de los chinos, de Lattice Semiconductor Corporation, y la pregunta también sobrevoló el ambiente cuando el vicepresidente Mike Pence ofreció un discurso en el Hudson Institute a comienzos de octubre -en donde explicitó sin mayores vueltas las quejas que la Casa Blanca tiene para con Pekín.

El discurso ofrecido por Pence en la cumbre para la Cooperación Económica del sector Asia-Pacífico hacia mediados de noviembre, poco logró a la hora de extinguir tales preocupaciones. Hablando en términos generales, la respuesta a la pregunta es -y debería seguir siéndolo-: 'No'. La relación con la República Popular China es en extremo compleja, y el costo de un enfoque de orden estatal a la hora de regentear la libertad económica de los Estados Unidos es ciertamente elevado como para ser planteado en esas formas.

Afortunadamente, nada tuvo que ver con esto el arresto de Meng Wanzhou, jefe de Finanzas de Huawei. El arresto de Meng registra el delito, bien especificado, de defraudación. De acuerdo a informes judiciales, Meng fue detenida por, supuestamente, conspirar para fraguar la relación entre Huawei y una firma de nombre Skycom, argumentándose que Skycom era una subsidiaria no oficial de Huawei, que fue empleada para presentarse como contratista en la República Islámica de Irán.

De tal suerte que el caso de Meng no tiene nada que ver con geoestrategia, y tampoco va exactamente de sanciones contra Irán. Pero tampoco se trata de las preocupaciones más profundas que expertos entienden Huawai consigna para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Huawei Technologies es la firma de telecomunicaciones más grande de China, y activo principal del Partido Comunista Chino. Funcionarios estadounidenses entienden que la proliferación de tecnología procedente de Huawei remite a una amenaza vinculada tanto a l ciberseguridad como al espionaje. Esta es la razón por la cual los legisladores prohíben que las agencias federales y sus contratistas adquieran equipo y material a Huawei o a ZTE Corporation -otro gigante de las telecomunicaciones en China.

Funcionarios del gobierno estadounidense han estado advirtiendo a gobiernos del extranjero que tengan particular reparo a la hora de atender a la proliferación de tecnología de Huawei o de ZTE, específicamente en lo que concierne al desarrollo de comunicaciones 5G -que es la próxima generación tecnológica en materia de información compartida. Los gobiernos del Japón, Australia, Taiwan y Nueva Zelandia (así como también ciertas compañías privadas) han decidido rechazar la tecnología de Huawei en su infraestructura 5G.

Los reparos de índole económica que la Administración Trump tiene con China nada tienen de novedoso, ya se trate de aranceles al comercio, de requisitos interpuestos a la hora de que ciertas firmas ingresen en procesos de joint-venturing con sus pares chinasm, o del favoritismo que el gobierno chino otorga a sus compañías privadas y a las tuteladas por el Estado, o del robo de propiedad intelectual. Nadie discutirá, en ninguna parte del mundo, que China está muy lejos de ser económicamente libre como lo es EE.UU. 

Aún cuando es posible disentir con las tácticas de Trump, es positivo que, finalmente, Washington cuente con un presidente dispuesto a recurrir a mayor firmeza en cuestiones como éstas. Pero, cuando todos los asuntos comienzan a amontonarse bajo el paraguas de las políticas de Estados Unidos hacia China, Washington arriesga a una pobre performance en lo que hace a política pública, eventualmente quebrantando principios importantes en el ínterin. Las cuestiones comerciales han de ser tratadas como tales. Y aquéllas son resueltas de manera más efectiva cuando Estados Unidos cuenta con la asistencia de sus socios comerciales en la Organización Mundial de Comercio. Las temáticas que hacen a la seguridad deberán ser conducidas siempre por los departamentos de Estado y Defensa, y por las agencias de inteligencia.

De igual modo, los temas vinculados al Estado de derecho -como ser fraude, la violación de la política establecida de sanciones versus Irán, o el delito de robo de propiedad intelectual- cada cual habrá de ser juzgado bajo sus respectivas tipificaciones.

Meng tiene hoy un gran problema entre manos, pero ello no tiene relación alguna con la política de los Estados Unidos hacia China, ni con la impasse comercial. Ni más ni menos, Meng tiene ese problema porque está siendo acusada de violar la ley.

El único modo de dejar eso en claro es que Estados Unidos tome el enfoque adecuado para cada asunto, y en el contexto que corresponde.



Artículo original, en inglés, aquí

 

Sobre Riley Walters

Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.