INTERNACIONALES: JAMES PHILLIPS

Preguntas clave en torno de la decisión de Donald Trump de proceder al retiro de Siria

El retiro de tropas estadounidenses de Siria, tema que ha conmovido a la dirigencia política del 'Beltway' en Washington.

24 de Diciembre de 2018

El presidente estadounidense Donald Trump consignó un cambio de magnitud en la política exterior hacia Siria, tras comunicar lo siguiente en la red social Twitter, pocos días atrás: 'Hemos derrotado a ISIS en Siria, mi única razón para estar allí en tiempos de mi Administración'. A continuación, el jefe de Estado americano publicó que era hora de que las tropas de los Estados Unidos de América retornaran a casa, y que ello no debería representar sorpresa alguna, habida cuenta de su promesa de campaña -la cual convocaba a reducir el involucramiento militar estadounidense en Oriente Medio.

Tropas americanas en Siria, Donald Trump, Retiro de tropas, Oriente MedioEn rigor, el proceder con el regreso de los hombres de las fuerzas armadas estadounidenses para la época de fin de año y el hecho de cumplimentar con promesas de campaña, son objetivos loables. Pero la Administración habrá de proceder con la debida cautela, a los efectos de no tomar estas medidas en franco perjuicio para los intereses de seguridad de los Estados Unidos de América en Siria y Oriente Medio.

El anuncio presidencial pareció contradecir las recientes expresiones de no pocos funcionarios de carrera, quienes se referían a la necesidad de mantener una presencia militar americana de carácter limitado (estimada la cifra en torno de los dos mil hombres) en Siria oriental. Estas tropas hubiesen sido empleadas para impedir un resurgimiento de ISIS, y a criterio de ganar influencia en la meta de convocar a un arreglo negociado para los múltiples conflictos residuales en territorio sirio -convenios que servirían para limitar la influencia hostil de la República Islámica de Irán.

Aún se desconoce si Trump ha desmerecido tales objetivos. Según se ha conocido, el retiro de tropas no procedió de una decisión impulsiva, sino de un proceso de toma de decisiones que el presidente había ponderado durante varias semanas, de acuerdo a lo expresado por funcionarios de la Administración.

La vocero del Pentágono, Dana Whitesentenció el pasado jueves que la campaña versus ISIS aún no había terminado: 'Hemos dado inicio al proceso de retornar las tropas estadounidenses a casa desde Siria, conforme llevamos a cabo la transición hacia la siguiente etapa de la campaña'. Pero subsisten preguntas sin respuesta en relación a la 'próxima etapa' mencionada, en tanto la decisión del jefe de Estado ha tomado por sorpresa a los aliados de la Casa Blanca en Capitol Hill.

Por su parte, el Senador Lindsey Graham criticó la decisión, calificándola como 'un error enorme, al estilo de los cometidos por Obama', comparando la medida de referencia con la decisión del entonces presidente Barack Obama de retirar soldados estadounidenses de territorio iraquí en 2011. A la postre, tal decisión contribuyó al resurgimiento de Estado Islámico, hacia 2014. En simultáneo, el Senador Marco Rubio criticó con dureza el retiro de tropas en la red social Twitter, ponderándolo como 'un grave error que comportará implicancias de mayor alcance, más allá del combate contra ISIS'. 

Ambos legisladores, sin lugar a dudas, se vieron conmocionados por lo que consignó una significativa alteración de la política exterior estadounidense -y lo propio le sucedió a otros aliados políticos. Pero ha de cifrarse que es complejo evaluar con precisión este cambio, hasta tanto puedan conocerse los detalles que hacen al plan de la Administración Trump. 


Preguntas sin respuesta, en torno de una estrategia oficial para el regreso de tropas 

La variable crítica no comporta, necesariamente, relación con si las tropas de los EE.UU. deben retirarse o no. Inevitablemente, el gobierno estadounidense debía proceder en tal sentido, en algún futuro. A posteriori, la pregunta central se sintetiza en los arreglos que se hayan hecho para proteger los intereses nacionales de los Estados Unidos de América en lo relacionado con una serie de frentes de conflicto, al proceder con el retiro efectivo de los soldados.

Entre aquéllos intereses, se cuentan la derrota permanente de ISIS, meta que la Administración Trump se ha propuesto como central. No obstante, EE.UU. también tiene un interés claro a la hora de garantizar la seguridad de sus aliados, como ser Israel, Jordania, Turquía e Irak; debe mantener la estrategia de reducir al mínimo la influencia de Irán; el impedir otra oleada de refugiados sirios; y ponderar la creación de condiciones favorables para el retorno de millones de refugiados que ya han abandonado Siria.

Si acaso la Administración Trump ha detallado un plan junto a otras potencias para proceder con el retiro efectivo de tropas propias, entonces el conocimiento sobre ese convenio podría ayudar a reducir los riesgos inherentes que hacen a un retiro de fuerzas militares de un territorio dado.

Según ha informado París, Francia mantendrá un aproximado de mil soldados en Siria oriental, por ejemplo, aunque tampoco está claro si Estados Unidos continuará proporcionando apoyo aéreo para esa fuerza aliada y para otras.

Asimismo, Trump pudo haber llegado a un entendimiento con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien durante mucho tiempo ha amenazado con lanzar una campaña militar contra los kurdos sirios -incluyendo contra algunos que fueran reclutados por los EE.UU. y que, en la práctica, han sido los combatientes locales más eficientes en la campaña versus ISIS.

Funcionarios turcos de alto nivel han declamado que el cambio de Trump en relación a Siria sobrevino a partir de una conversación telefónica sostenida entre el mandatario estadounidense y Erdogan el pasado martes, charla que culminó con una decisión de retirar a las tropas americanas en un plazo de cien días corridos.

Pero aún resta arrojar luz sobre cuáles acuerdos -si existieren- se alcanzaron efectivamente con Turquía, a criterio de garantizar que la derrota de Estado Islámico sea definitiva. Los riesgos de una pronta retirada americana podría mitigarse, si es parte de una estrategia más amplia que tienda a mejorar las delicadas relaciones diplomáticas con Turquía, garantizándose un compromiso militar más sólido contra ISIS de parte de Ankara, y en tanto se proceda a desactivar las tensiones existentes entre Turquía y los kurdos sirios.

Si Turquía ha accedido a reemplazar a las tropas de los Estados Unidos en el ataque contra ISIS, esto es, utilizando tropas turcas, pues entonces ello podría consignar un paso positivo, particularmente si los sirios kurdos son incluídos en alguna suerte de entendimiento trilateral -similar al convenio que Washington ayudó a conformar entre Turquía y los kurdos iraquíes. Pero, de no registrarse la concreción de un arreglo con Turquía en torno de los kurdos de Siria, entonces un retiro estadounidense podría conducir a una guerra entre Turquía y los kurdos con base en territorio sirio. Y, al cierre, esto distraería el esfuerzo de tropas kurdas de la campaña militar contra elementos de Estado Islámico.

A menos que la Administración haya desarrollado una exitosa estrategia de retiro de fuerzas, también subsistirá el peligro de que la premura en el retorno de los soldados americanos impacte negativamente en la caleidoscópica dinámica política de Siria, empujando a los kurdos sirios a los brazos de Rusia y del régimen de Basher al-Assad en Damasco, reduciendo luego las probabilidades de que los árabes sunitas de Siria emerjan de la intimidante sombra de ISIS.

Tal consecuencia bien podría allanar el camino para un reemerger de ISIS, tal como sucedió cuando las tropas estadounidenses fueran retiradas de Irak. La Administración Trump habrá de formular un trabajo óptimo a la hora de explicar y anticipar los beneficios del cambio estratégico propuesto para Siria.

Nuevamente, de seguir ausente tal explicación, se consignará un creciente peligro de que muchos de los simpatizantes de la Administración se unan a la estampida de críticos que ya ha concluído que Rusia, Irán, el régimen de al-Assad y Turquía serán los principales beneficiarios de la nueva política de Donald Trump para Siria.



Artículo original, en inglés, aquí

 

Sobre James Phillips

Analista senior en el Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Política Exterior en la Fundación Heritage. Ha desarrollado numerosos trabajos sobre asuntos relativos al Medio Oriente y sobre terrorismo internacional desde 1978. Es columnista en medios televisivos norteamericanos y ha testificado en comités del congreso estadounidense en relación a temáticas de seguridad internacional.