Por qué la República Popular China militariza sus fronteras en el Himalaya
Cruzar el Himalaya a pie siempre ha sido peligroso. Hay muchos obstáculos por superar, como ser...
Kiev, Ucrania- Cruzar el Himalaya a pie siempre ha sido peligroso. Hay muchos obstáculos por superar, como ser la enfermedad de la altura, el frío extremo, las avalanchas, porciones ocultas de glaciares que se quiebran, y senderos expuestos que cruzan por laderas extremas. Y, ahora, a todo ello se suma el prospecto de aeronaves no tripuladas (drones) de origen chino.
El pasado año, China descubrió el velo sobre su drone armado -el modelo GJ-2-, diseñado para ataque en alturas de magnitud y para misiones de reconocimiento. A criterio de exhibir la performance de su nuevo aparato, los militares chinos -según se informó- llevaron a cabo un vuelo de prueba a 29 mil pies por sobre el Monte Everest, el pico más alto del planeta. Tanto la región occidental china de Xinjiang y las regiones autónomas del Tibet comparten fronteras en el Himalaya con la República de la India. Expertos afirman que el drone GJ-2 será empleado para asistir a unidades militares chinas en el patrullaje de la frontera de los Himalayas.
'El GJ-2 es un drone con notables capacidades y con posibilidad de cargar armamento. Podrá ser empleado para optimizar el patrullaje fronterizo a través de terreno montañoso, y también para lanzar ataques con misiles contra personas que se trasladen a lo largo de la frontera, y que eventualmente puedan ser considerados como una amenaza', explica Timothy Heath, analista e investigador sobre temas de defensa internacional en la Corporación RAND, a The Daily Signal. Diseñado y construído por la Aviation Industry Corporation de China, el GJ-2 puede transportar hasta doce misiles aire-tierra. El motor turbopropulsado de larga resistencia del dron, según se conoce, le obsequia una velocidad crucero máxima de 230 millas por hora, en una altitud aproximada de 30 mil pies, con veinte horas de tiempo de vuelo.
'Las autoridades chinas están empleando drones, así como también otras tecnologías avanzadas, para optimizar su capacidad de patrullaje y de control de sus fronteras, incluyendo aquellas del cuadrante occidental', sentencia Steve Tsang, director del Instituto China en la Universidad SOAS de Londres. Lo más notable es que la presentación del novedoso dron sobreviene en medio de un incremento en la represión contra minorías étnicas en el seno de la porción occidental de la República Popular China. De acuerdo a informes de noticias y al Departamento de Estado americano, China ha establecido ya una red de campos dedicados a la 'reeducación política' en su región autónoma de Xinjiang, poniendo la mira en más de un millón de musulmanes de la etnia uigur, para que sean internados allí. Por su parte, Pekín afirma que los campos son de ingreso voluntario.
'El interés de China en incrementar sus operaciones de vigilancia en tales fronteras obedece principalmente al deseo de controlar a aquellas personas sobre quienes las autoridades evalúan como separatistas o como terroristas. Algunas de estas personas operan entre fronteras, y los chinos buscan monitorearlos, y atraparlos', agrega Heath, experto de RAND. 'Los drones y otras tecnologías para monitoreo podrían ser muy útiles para tales propósitos', completa Heath. 'Asimismo, los drones resultan muy útiles para patrullar el escarpado terreno que caracteriza a las regiones montañosas de la frontera entre China y la India'.
Estado policial
Durante décadas, Pekín ha mantenido un estricto control militar sobre su frontera en los Himalayas, ostensiblemente por temor a movimientos separatistas que se infiltran desde el extranjero hacia las regiones autónomas del Tibet y de Xinjiang. 'El fortalecimiento del control fronterizo es inherentemente bidireccional, esto es, que tiene por fin controlar el egreso tanto como el ingreso de personas, particularmente de aquellas evaluadas por las autoridades como individuos problemáticos o indeseables', afirma Tsang.
China invadió el Tibet en 1950. Durante los años sesenta y setenta, la CIA entrenó y dotó de armamento a un ejército de resistencia tibetano conocido como el Chushi-Gangdruk, que ejercitó una campaña guerrillera contra la ocupación china. Estos combatientes de la resistencia tibetana operaron desde bases remotas en el Himalaya, en Nepal y la India. En ocasiones, también se arrojaron en paracaídas en territorio tibetano, desde aeronaves piloteadas por personal de la CIA. La Agencia respaldó a los Chushi-Gangdruk con armamento arrojado desde el aire, munición y suministros, hasta 1972, momento en que el entonces presidente estadounidense Richard Nixon normalizó las relaciones con Pekín. A partir de ese instante, la asistencia americana a la resistencia tibetana se vio interrumpida.
Por su parte, el Chushi-Gangdruk siguió perando sin el respaldo americano, desde reductos situados en las montañas, en la remota región del Mustang en Nepal. Tras las gestiones del Dalai Lama, los milicianos del Tibet depusieron sus armas en 1974. Hoy día, ya no existe una resistencia tibetana armada ni organizada. A pesar de ello, las patrullas militares chinas aún monitorean la frontera de su país en los Himalayas. Pekín clausuró gran parte de su frontera en la zona, luego de que una serie de protestas se potenciara a lo largo de la región autónoma del Tibet, en oportunidad de la cercanía de los Juegos Olímpicos de 2008 en Pekín -las manifestaciones tuvieron por objeto el poner énfasis en las tensiones étnicas que tenían lugar.
Luego de las protestas de 2008, las autoridades chinas reprimieron en el Tibet. La vigilancia se incrementó, así como también los informes que versaron sobre detenciones arbitrarias y torturas. Fotografías del Dalai Lama y la bandera tibetana fueron declaradas ilegales, se interpusieron novedosas restricciones a la circulación, y las fronteras en el Himalaya con India y Nepal fueron selladas. Ello dio como resultado un cese en el flujo de refugiados fuera del Tibet. Hasta 2009, cada año, un aproximado de entre dos mil y tres mil tibetanos huyeron de China, a través de los Himalayas. Hacia 2015, sin embargo, la cifra bajó a doscientos por cada año -lo que consignó un retroceso del 93%. La represión en la frontera también interrumpió las rutas tradicionalmente empleadas por los nómadas que existieron desde los tiempos de la Ruta de la Seda, circunstancia que asfixió las economías de numerosas comunidades montañosas en Nepal.
Pekín ha utilizado tecnología para sortear las dificultades logísticas y operacionales que sus fuerzas militares enfrentan en el áspero terreno de los Himalayas, y el durísimo clima. Por principio, se instalaron cámaras de seguridad en algunos de los pasos de mayor circulación, como ser el de Nangpa La, que conecta al Tibet con Nepal. Ahora, el drone modelo GJ-2 otorga a Pekín otra variable con la que consolidar la clausura de su frontera Himalaya. 'Dados los avances tecnológicos, es lógico que los chinos busquen optimizar lo que pueden ofrecer, particularmente en terrenos en donde el despliegue de fuerzas convencionales debe lidiar con desafíos notables', dice Tsang a The Daily Signal.
Efecto contrario
Más recientemente, las operaciones conjuntas entre unidades militares chinas en el Tibet y en la región autónoma de Xinjiang, se han visto incrementadas. Sin embargo, algunos expertos minimizan este cambio, así como también el despliegue del GJ-2. Dicen éstos que las fuerzas militares chinas hacen frente hoy a una reorganización, y que no necesariamente han adoptado una política de seguridad fronteriza más agresiva. 'Es más probable que estos desarrollos reflejen tendencias más abarcativas en lo que tiene que ver con el entrenamiento conjunto del PLA y el PAP, así como también explicitar la abundancia de recursos', sentencia Heath, refiriéndose a los militares chinos (Ejército Popular de Liberación) y la policía nacional.
'No he visto nada que sugiera que haya un cambio significativo en marcha', agrega Jeff Smith, fellow investigador en el think tank Heritage Foundation, del Centro de Estudios Asiáticos. 'Por sí sola, la introducción de drones capaces de actividades superiores de monitoreo en la frontera sino-india no debería sorprender (...) Con recurrencia, China incorpora nuevo material militar, particularmente drones, para cuestiones que hacen al monitoreo fronterizo'.
Smith afirma que Pekín puede preocuprse por la amenaza de largo plazo personificada en milicianos uigur que regresan a Xinjiang, provenientes de teatros de operaciones extranjeros. No obstante, 'no existe mayor evidencia de que eso esté teniendo lugar bajo cifras significativas', completa. Siendo que Pekín será anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022, algunos expertos -particularmente en el seno de la comunidad de refugiados tibetanos- especulan que podría repetirse una oleada de manifestaciones, tal como sucediera previo a los Juegos de 2008. En ese tren de pensamiento, Tsang afirma que la recurrente represión en Xinjiang podría, a la postre, provocar el efecto contrario para Pekín, iniciándose un principio de incendio que derive en un movimiento independentista que no existía previamente.
'Hasta donde concierne a Xinjiang, su política actual de consolidar el control sobre la zona provocará reacciones de parte de porciones de la población local, la cual podría inclinarse por replicar ante la represión, y esgrimiendo su derecho de autodeterminación', dice Tsang. Y agrega: 'De tal modo que, en efecto, las políticas represivas actuales contra la población musulmana probablemente generen respaldo por aquellos que defienden la separación frente a China, y lleven a algunos a tomar medidas extremas que encajen con la definición de terrorismo'.
'Círculo vicioso'
En medio de la alternativa de una disputa comercial, Washington ha tomado medidas contra las políticas represivas de China en el Tibet y Xinjiang. El 19 de diciembre pasado, el presidente estadounidense Donald Trump firmó el Acta para el Acceso Recíproco al Tibet, exigiendo al Departamento de Estado que revoque o niegue visados estadounidenses para funcionarios chinos que restrinjan el acceso al Tibet a ciudadanos de los Estados Unidos. Desde entonces, Pekín ha morigerado las restricciones de traslado hacia territorio tibetano. En enero, los senadores estadounidenses Marco Rubio (Republicano, Florida), y Bob Menéndez (Demócrata, Nueva Jersey), co-patrocinaron el Acta de Política para la Defensa de los Derechos Humanos de los Uigur, que exige a Pekín poner fin a las 'detenciones arbitrarias, la tortura y el acoso' de las minorías étnicas que residen en su territorio.
Perjudicada por la tensión comercial con los Estados Unidos, China también debe lidiar ahora con una ralentización en su porcentual de crecimiento económico del PBI. Por su parte, en diciembre pasado, el presidente Xi Jinping mencionó el carácter indispensable del Partido Comunista Chino, de cara al futuro del país. 'Las prácticas reformista y apertura de los últimos cuarenta años nos han demostrado que el liderazgo en el Partido Comunista Chino hace al carácter fundamental del socialismo con particularidades chinas (...) Este, Oeste, Sur, Norte y el Medio... en todas partes, el partido conduce', sentenció Xi, en oportunidad de ofrecer un discurso en la capital Pekín, tal lo informado por agencias noticiosas chinas.
La caída en la aceleración del crecimiento del PBI del país ha tenido menores efectos en el Tibet y en Xinjiang que en otras regiones. De hecho, la Región Autónoma del Tibet ha mantenido uno de los índices más elevados del PBI, frente a cualquier otra región china, durante cinco años -han informado agencias chinas. Cuando se habla del Tibet y Xinjiang, el grueso de los expertos coincide en que la mayor amenaza proviene del efecto contrario que acusa china a partir de sus políticas represivas clásicas de Estado policial, antes que la frustración con las malas noticias económicas. 'El comentado separatismo en el Tibet y Xinjiang se debe mayormente a una réplica frente a la represión china', afirma Tsang.
El rápido crecimiento económico en las regiones occidentales de China, en rigor, ha contribuído a recortar la autoridad de Pekín entre minorías étnicas regionales, afirma Heath (de RAND Corporation). 'El rápido desarrollo de las provincias occidentales comporta el efecto, probablemente no accidental, de marginar a las minorías étnicas, tras verse estas sobrepasadas con infraestructura, edificios brillantes, caminos, vías férreas e influjos de chinos Han', sintetiza Heath.
El experto agrega: 'El rápido desarrollo y la recurrente discriminación están enfureciendo a pueblos minoritarios en la región, y empujando a cada vez más personas a tomar medidas extremas desde las cuales defender sus estilos de vida. En réplica, las autoridades chinas reprimen cada vez más, e implementan un mayor desarrollo para alienar y diluir a las minorías... todo lo cual perpetúa un círculo vicioso'.
Artículo original, en inglés, aquí
El autor es ex piloto de operaciones especiales y veterano de Irak y Afganistán. Oficia de corresponsal para la web The Daily Signal (Washington, D.C., Estados Unidos) en Ucrania.