Steve Pinker ilustrado
El último libro del psicólogo canadiense y profesor de Harvard, Steven Pinker...
El último libro del psicólogo canadiense y profesor de Harvard, Steven Pinker, titulado En Defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso (Paidós), ha suscitado el debate sobre si es liberal o intervencionista. Pinker es un ilustrado, con lo cual la respuesta correcta es: ambas cosas.
En efecto, la Ilustración tuvo elementos liberales en contraposición con el Antiguo Régimen. El lector encontrará en las 744 páginas de este libro mucho liberalismo. Pinker critica a los antiliberales incapaces de reconocer el avance del mundo gracias a la libertad —en una línea similar a la de Johan Norberg en Progreso. Además de apartarse de las jeremiadas catastrofistas, ataca el socialismo real: 'De los setenta millones de personas muertas en las grandes hambrunas del siglo XX, el 80 por ciento fueron víctimas del comunismo, por su colectivización forzada, confiscaciones punitivas y planificación central totalitaria'.
Saluda a Adam Smith y a la noción ilustrada de la necesidad de reglas e instituciones para canalizar los impulsos individuales en aras de beneficios generales: desde la libertad de pensamiento, la cooperación y los derechos humanos, hasta la ciencia, la educación, la democracia y los mercados. Cree que la riqueza conducirá a un medio ambiente más limpio y defiende la energía nuclear. Rechaza el mantra progresista de la desigualdad, y niega que tenga que ver con la violencia: se incrementó la desigualdad en los Estados Unidos de América pero disminuyeron los episodios de violencia y, en Venezuela, se redujo la desigualdad pero se disparó la violencia. Tampoco es certero afirmar que la desigualdad provoque infelicidad: las personas en las sociedades desiguales tienden a ser más felices.
Pinker proclama: 'En todo el mundo, la gente se ha vuelto más liberal', niega que los conservadores tengan más prejuicios que los progresistas, se asombra de que el 18% de los profesores en ciencias sociales en los Estados Unidos se identifiquen aún como marxistas, y apunta a la cultura intelectual dominante como enemiga de la libertad.
Dirá Usted: es un liberal irredento. Pues, no. Muchos en la izquierda abominan de él, pero se equivocan. Es un liberal ilustrado, es decir, con ingredientes antiliberales. Puede denunciar a veces la corrección política (véase la desopilante gansada sobre los glaciares y el feminismo en el capítulo 22), pero el grueso de los mensajes del libro se ubican en el centro, empezando por la lucha contra el cambio climático, en la que Pinker está entre los negacionistas y los radicales que quieren hacerle frente liquidando el capitalismo.
Pinker ridiculiza a Hayek, apoya la subida de los tipos marginales del Impuesto sobre la Renta, critica la religión y aplaude el Estado de bienestar. Dice: 'el capitalismo de libremercado es compatible con cualquier suma de gasto social'.
Prefiere la equidistancia entre comunistas y liberales, y apuesta por el oneroso intervencionismo de los Estados europeos.
Es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la misma universidad. Sus artículos son publicados en el sitio web en español del Instituto Cato (Washington, D.C.).