¿'Minga' (*) geoestratégica?

El muy visible desembarco de tropas y aprestos militares rusos, registrado el pasado sábado en Maiquetía, agrega otra dosis de riesgo a una situación hasta ahora de guerra psicológica, que coquetea con límites prebélicos. Si Moscú decidiere montar una base militar permanente en apoyo a Nicolás Maduro y su banda, Washington sentirá seriamente amenazados sus intereses, pudiendo acelerar una intervención militar, previo a que su oponente se asiente definitivamente en sus fronteras cercanas.

 

En Siria, Estados Unidos siempre se propuso remover del poder a Basher al-Assad, pero la presencia rusa lo impidió, dando lugar al escenario hoy por todos conocido. Es lícito pensar que el Kremlin planearía implementar idéntico modus operandi en Venezuela, aún cuando nada tiene que ver, para Rusia, la logística necesaria para Damasco que para la muy lejana Caracas -ni siquiera contando con el respaldo de La Habana y Managua.

 

Si Vladimir Putin solo pretende seguir mostrándole los dientes al Tío Sam y mantener una pequeña fuerza que disuada, retarde o complique a Donald Trump ante una eventual intervención armada, es factible que, a estas alturas, se desencadene una seria confrontación armada interna, la cual, dada su naturaleza y proximidades geográficas, fácilmente arrastraría a Colombia y/o Brasil -con el aliento de Washington, naturalmente. 

 

El pasado sábado se informó sobre el desplazamiento de baterías misilísticas antiaéreas rusas de mediano alcance (del tipo S-300) en Caracas, y la presencia de la vice presidenta Rodríguez en el estado Guárico, sede principal de la artillería de campaña, de una división de blindados del Ejército y en donde, pretendidamente, los rusos acantonarían elementos y aprestos. El lunes, el Senador Marco Rubio trinó sobre los rumores de un submarino ruso llegando a Puerto La Cruz. Pero son solo rumores.

 

Por otra parte, el pasado jueves 21, se registró el zarpe de su base, en Norfolk, Virginia, del portaviones Harry S. Truman (CVN 75) y del portahelicópteros Bataan (LHD 5), que transporta una fuerza expedicionaria de Marines. Este último buque fue utilizado como prisión para elementos terroristas (2001) y como apoyo en oportunidad del terremoto de Haití (2010). Ambos navíos de guerra navegan en el Océano Atlántico, con motivo de entrenamientos de rutina.

 

En éste tablero geoestratégico, que se enrieda cada día más, también es válido preguntarse si acaso las organizaciones indígenas del Cauca, con territorio, justicia, seguridad, economía y costa marítima propios, que comparten la política chavista y la acción narcofariana, son parte incidental o estructural del anterior escenario regional, ahora que el narcoterrorista de alias Iván Márquez arenga, desde Venezuela, llama a una minga nacional.