Pekín nos observa
En una reciente entrevista, concedida a la reconocida publicación Foreign Policy, el Almirante Craig S. Faller...
En una reciente entrevista, concedida a la reconocida publicación Foreign Policy, el Almirante Craig S. Faller, Comandante del Comando Sur estadounidense y primer responsable de cualquier acción militar en Venezuela, llamó la atención sobre una campaña china de desinformación en perjuicio de los Estados Unidos, en la crisis venezolana. En rigor, la República Popular China no solo se ha involucrado en el drama de Caracas; también ha comerciado armamento a Miraflores por una cifra en torno de los US$ 615 millones, y 'Puede cambiarlo todo', consigna un respetado académico. La República Popular avanza lenta y discretamente, pero en forma segura.
Las importaciones chinas desde Latinoamérica se han incrementado del 3% al 18%; Pekín es hoy el mayor socio comercial de la Argentina, Chile, Perú y Brasil, país este último en donde adquirirá próximamente 4 millones de hectáreas en Roraima, estado de la Amazonia en donde campean las FARC. Ya se han documentado contactos de grupos narcocriminales de México, Colombia y Venezuela con mafias chinas, con el objetivo de lavar dinero a través de entidades bancarias del país asiático. El experto Roberto Saviano comparte una advertencia: 'Cuando el ciudadano medio chino, empleado u obrero, pueda consumir cocaína, quien posea en ese momento "el gramo chino", va a gobernar al mundo'.
Adicionalmente, se ha registrado un cauteloso avance cibernético, de largo aliento y malicioso por parte de la República Popular China, que preocupa particularmente a los Estados Unidos de América, y del cual América Latina es un objetivo velado. El espionaje cibernético chino ha infiltrado ya a un aproximado de treinta firmas estadounidenses, entre ellas Apple y Amazon, mientras que los productos de Huawei se encuentran ahora bajo sospecha. En rigor, el 75% de los teléfonos móviles y el 90% de los ordenadores personales en uso en todo el mundo poseen microchips manufacturados en China. En tal sentido, podrían configurarse redes globales que darán lugar a un monumental flujo de datos, a través de banda ancha y procesables por vía de la inteligencia artificial. En la región latinoamericana, Pekín vende barato, o bien obsequia equipos electrónicos a los gobiernos 'amigos' o interesados, montando una potencial malla que se convertiría en un sistema de vigilancia ciudadana transcontinental de magnitud. El Profesor Evan Ellis relaciona la instalación de 1.200 cámaras en Buenos Aires, 4.300 en Ecuador, 2.100 en Uruguay, cientos más en Bolivia, sin mencionar Nicaragua ni Cuba, además del establecimiento en Panamá de un centro de distribución del mas grande productor de cámaras chinas.
Mientras Estados Unidos se muestra cauteloso, Rusia y Cuba operan un centro de guerra cibernética en Venezuela, mientras que China invierte cientos de millones en ampliar el alcance de sus redes de monitoreo electrónico y espacial en América Latina, teatro de operaciones de una eventual guerra de cuarta generación o de guerra híbrida, la cual se libra en forma subterránea y en donde las cabeceras de playa son Venezuela, Cuba y Nicaragua.