INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

Rumores de guerra: Estados Unidos está buscando a alguien contra quién pelear

Resulta deprimente observar el modo en que los Estados Unidos se han convertido en un imperio del mal.

22 de Abril de 2019

Resulta deprimente observar el modo en que los Estados Unidos se han convertido en un imperio del mal. Tras haber servido en el Ejército de Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam, y en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante la segunda mitad de la Guerra Fría, he podido contar con la perspectiva del insider, al respecto de cómo una política de seguridad nacional esencialmente pragmática fue transformada, poco a poco, en una doctrina bipartidista que se vio compuesta, bajo condición sine qua non, por la supremacía global de Washington. Infortunadamente, cuando la Unión Soviética colapsó, la oportunidad para poner fin, de una vez por todas, a la confrontación nuclear bipolar que amenazaba con la aniquilación global, fue hecha a un lado, habida cuenta de que el ex presidente Clinton decidió humillar y utilizar a la OTAN para contener a una Rusia sin liderazgo y por entonces ya desmoralizada.

Tropas estadounidenses, Oriente MedioEl excepcionalismo americano se convirtió en el grito de guerra para un gobierno federal cada vez más carente de ideas, así como también para un público engañado por los medios de comunicación. Cuando llegó el 11 de septiembre de 2001, el país ya se encontraba listo para emprenderla contra el resto del mundo. El entonces presidente George W. Bush rugió, afirmando: 'Hay un nuevo sheriff en este pueblo y, o bien se está con nosotros, o contra nosotros'. Luego vino Afganistán, después Irak y, en el espíritu del bipartidismo, los Demócratas trajeron el asunto de Libia y el primer involucramiento serio en Siria. En su manifestación actual, uno percibe que Estados Unidos amenaza a Irán casi con rigor semanal, mientras que destruye acuerdos sobre control de armamento con Rusia. En simultáneo, mantiene el despliegue de fuerzas estadounidenses en Siria, Irak, Afganistán, Somalia y sitios tales como Malí. Desperdigados alrededor del globo, se cuentan unas 800 bases militares americanas, mientras que los principales enemigos du jour de Washington, Rusia y China, solo tienen -respectivamente, una y ninguna.

Nunca antes en mi existencia, los Estados Unidos se comportaron con el actual grado de beligerancia, y eso, a pesar del hecho de que no existe un enemigo ni una combinación de enemigos que amenacen ya fuere al territorio continental estadounidense, ni a los objetivos americanos. Venezuela está siendo amenazada con una invasión, principalmente porque se localiza en el Hemisferio Occidental y, por lo tanto, está sujeta a una pretendida autoridad proconsular de los Estados Unidos. El miércoles pasado, el vicepresidente Mike Pence dijo al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que la Casa Blanca removerá del poder al presidente Nicolás Maduro, preferiblemente echando mano de la diplomacia y de sanciones, pero que 'todas las opciones' se hallaban 'sobre la mesa'. Pence advirtió a Rusia y a otros amigos de Maduro sobre la necesidad de retirarse ahora mismo, o hacer frente a las consecuencias.

El desarrollo de los Estados Unidos como una fuerza hostil y por momentos impredecible no ha pasado desapercibido. Rusia ha aceptado que habrá guerra, en cualquier escenario, y sin importar lo que haga a la hora de tratar con Donald Trump, mientras que ha ingresado en un proceso de optimización de fuerzas. De acuerdo a algunas estimaciones, el ejército ruso está hoy mejor equipado y cuenta con una preparación superior para el combate, al comparárselo con su par estadounidense, el cual gasta casi diez veces más en 'defensa'.

De igual manera, Irán también está potenciando sus capacidades defensivas, las cuales son formidables. Ahora que Washington se ha retirado del convenio nuclear con Irán, EE.UU. ha implementado una serie de sanciones que comportan un carácter cada vez más punitivo sobre ese país y, más recientemente, ha declarado a parte de las fuerzas militares iraníes como una 'organización terrorista en el extranjero' y, por lo tanto, sujeta a ataques por parte de las fuerzas armadas americanas en cualquier momento; queda claro, entonces, que la guerra será el próximo paso. En tres semanas, Estados Unidos buscará reforzar la aplicación de un bloqueo global contra cualquier adquisición de crudo iraní. Una cifra de naciones, incluyendo a Turquía -aliado nominal de los Estados Unidos- han declarado que ignorarán ese bloqueo, y que será interesante ver cómo la Armada de los Estados Unidos se propone reforzarlo. O, en igual sentido, ver qué hará Irán para quebrar el bloqueo.

Pero, aún dado todo el compendio de horripilantes decisiones tomadas por la Casa Blanca, existe una organización que es más desquiciada y, posiblemente, peligrosa. Se trata del Congreso de los Estados Unidos, el cual no es -y esto no representa sorpresa- un cuerpo legislativo que sea percibido positivamente por la ciudadanía estadounidense: su credibilidad se sitúa hoy en torno de un escaso 18%.

Un proyecto actual, originalmente intitulado como 'Acta para Defender a la Seguridad Americana Frente a la Agresión del Kremlin' ('Defending American Security from Kremlin Aggression Act - DASKA; 2019)' lleva el número S-1189. Fue introducida originalmente en el Senado, el cual '(...) requerirá al Secretario de Estado que determine si acaso la Federación Rusa debería ser designada como Estado patrocinador del terrorismo, y si acaso entidades armadas y patrocinadas por Rusia en Ucrania deberían ser designadas como organizaciones terroristas en el extranjero'. El proyecto de referencia ha sido patrocinado por el senador Cory Gardner (Colorado), y copatrocinado por Robert Menéndez (Demócrata, por Nueva Jersey).

La versión actual del proyecto fue introducida el 11 de abril, mientras que no queda para nada claro qué tipo de respaldo político podría tener, pero el hecho es que ha salido a la superficie y debería ser perturbador para cualquiera que crea que el mejor interés mundial coincide con evitar una confrontación directa entre los Estados Unidos y Rusia.

En un comunicado de prensa de Gardner, quien durante mucho tiempo ha presionado para que Rusia sea listada como un Estado patrocinador del terrorismo, la versión del proyecto en febrero es descripta como '(...) una legislación de carácter abarcativo que busca incrementar las presiones económicas, políticas y diplomáticas sobre la Federación Rusa, en respuesta a la interferencia ejercida por Rusia en procesos democráticos en el extranjero, debido a su maligna influencia en Siria, y a la agresión contra Ucrania, incluyendo el evento del Estrecho de Kerch. La legislación establece un marco abarcativo de réplicas oficiales para posicionar de una mejor manera al gobierno estadounidense a la hora de lidiar con la agresión del Kremlin, creándose también nuevas oficinas para política exterior y dedicadas a defensa cibernética y coordinación de sanciones. El comentado proyecto defiende a OTAN, e impide que el presidente retire a los Estados Unidos de América de la Alianza Atlántica sin pasar antes por el voto del senado. Asimismo, incrementa la presión en materia de sanciones sobre Moscú, por interferir en procesos democráticos en el extranjero, y por la recurrente agresión contra Ucrania'.

La versión de febrero de ese proyecto incluyó a Menéndez, a Jeanne Shaheen (Demócrata, por New Hampshire), a Ben Cardin (Demócrata, por Maryland), y a Lindsey Graham (Republicano, por Carolina del Sur) como co-patrocinadores, lo cual sugiere que la guerra en proceso de provocación observa un gen bipartidista en el Washington de la era actual.

Cada senador o co-patrocinador contribuyó con un comentario personal en el material de prensa. Gardner observó que 'La Rusia de Putin es un régimen que se mueve por fuera de la ley, firme en sus objetivos de obstaculizar a la legislación internacional y destruir el actual orden mundial, liderado por los Estados Unidos'. Menéndez apuntó que 'La alegre parálisis demostrada por el presidente Trump a la luz de la agresión del Kremlin ha llegado a su punto de ebullición en el Congreso', mientras que Graham completó: 'Nuestra meta es modificar el status quo, e imponer un sistema de sanciones y medidas significativas contra la Rusia de Putin. El debería abandonar su agenda de entrometerse en el proceso electoral estadounidense, poner fin a los ataques cibernéticos contra la infraestructura estadounidense, remover a Rusia de territorio ucraniano, y poner también punto final a sus esfuerzos por crear caos en Siria'. Cardin, por su parte, contribuyó con las siguientes sentencias: 'El Congreso continúa con su liderazgo en la defensa de la seguridad nacional, contra la recurrente agresión conducida por Rusia en perjuicio de las instituciones democráticas en este país, y en el exterior'. Shaheen sentenció: 'Esta legislación reposa en esfuerzos previos del Congreso, con el objetivo de hacer responsable a Rusia por su comportamiento belicista contra los Estados Unidos, y por su esmero en desestabilizar nuestro orden global mundial'.

El comentario de los representantes es, por cierto, ampliamente exagerado, y en ocasiones completamente falso, si se ha de cotejárselos contra lo que en realidad está sucediendo en el mundo. Pero resulta revelador a la hora de ilustrar qué tan ignorantes son los legisladores estadounidenses realmente, y en general. Adicionalmente, los senadores ignoran el hecho de que la designación como 'organizaciones terroristas en el extranjero' de fuerzas que presuntamente operan a favor del Kremlin equivale a una declaración de guerra contra ellas por parte de las fuerzas militares de los EE.UU., mientras que, hipócritamente, se califica a Rusia como Estado patrocinador del terrorismo -lo cual ya es suficientemente negativo, como también inexacto. Sin embargo, el perjuicio real proviene de la existencia del proyecto legislativo en sí mismo. Este servirá para solidificar la posición de los congresistas de línea dura en ambas veredas políticas, garantizando que no habrá acercamientos entre Washington y Moscú en el futuro cercano, desarrollo que ya es ciertamente malo para todos los involucrados. Si acaso esto podría ser caracterizado como una consecuencia no deseada que emerge de decisiones erradas, o que quizás sea parte de algo más siniestro que involucra a un congreso y a una Administración profundamente corruptos, pues eso está aún por verse.


Artículo original, en inglés, aquí | Traducido y republicado con permiso del autor


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.