ECONOMIA INTERNACIONAL: ARMANDO RIBAS

Argentina, en el Fondo y sin fondo

Todo parece indicar que la política oficial del gobierno de la República Argentina se basa en dos supuestos.

07 de May de 2019
Todo parece indicar que la política oficial del gobierno de la República Argentina se basa en dos supuestos. En primer lugar, la Administración -en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional- insiste en reducir o limitar el déficit fiscal. Consecuentemente, el acuerdo propone un saldo primario en el 2019. A tal efecto, la política a seguir se basa fundamentalmente en aumentar los impuestos, imponer reteciones a las exportaciones y un aumento del impuesto al patrimonio.
 
Nicolás Dujovne, Christine LagardePor fortuna, Mauricio Macri ha decidido eliminar las retenciones a las exportaciones, y esa decisión ha tenido un efecto positivo en la productividad agropecuaria. El impuesto al patrimonio que se entiende es el impuesto a las ganancias habrá de tener un efecto negativo. Recordemos a Laffer, quien propuso que la rebaja de los impuestos determinaba un aumento en la recaudación. Esto es lo que se conoce como Curva de Laffer. Conforme ya he expuesto en anteriores oportunidades, cuando la inflación supera el 40% y no se permite la revaluación de los activos, la tasa del impuesto a las ganancias supera el 50%. Es decir que se paga impuesto por ganancias que no se tienen.
 
El acuerdo también propone una disminución del gasto, mediante la reducción de los subsidios energéticos, la contención del gasto de capital y la mejora del régimen de co-participación. La primera propuesta puede que sea positiva pero, a mi juicio, uno de lo factores de la elevación del gasto ha sido el incremento de los empleados públicos en actividades que no tienen efecto positivo sobre la economía nacional. Con respecto al acuerdo con las provincias, lo que aparentemente está pendiente no es la rebaja del gasto sino quién lo paga.
 
Ya he advertido que existe una correlación inversa entre el nivel del gasto público y la tasa de crecimiento económico. Hemos percibido este hecho durante 2018, y tal pareciera ser la tendencia del 2019. Según el informe de FIEL, la producción industrial en el primer trimestre del año cayó un 8,7% respecto a igual período del año pasado. Por su parte, el FMI estima que el PBI en el año caerá en un 1,2% respecto al 2018. La última información correspondiente al PBI en el primer mes del año muestra una caída del 5,6 respecto a igual mes del año pasado; por lo tanto, es posible estimar que se mantiene la tendencia recesiva de la economía argentina.
 
Al respecto de la  contradicción a la que me he referido, podemos observarla en la Unión Europea, conforme el incremento del gasto a partir del 2007 ha provocado una caída en el crecimiento económico y, en algunos casos como Italia, Grecia y Finlandia, la economía ha caído. En el caso de Francia, un gasto del 57% del PBI no ha logrado que la economía crezca. En cambio, la República Popular China, con un gasto del 19% del PBI, continúa creciendo a una tasa del 6,5%.
 
La última información respecto al gasto público nacional argentino durante el primer trimestre del año explicita que, incluídos los intereses de la deuda, aquél alcanzó a $914.308 millones, excluídas la contribuciones figurativas. El gasto nacional ha superado en un 38,54% el correspondiente, a igual período del 2018. Al respecto, es menester insistir en que lo que interesa no es el déficit, sino el gasto, tal como también lo reconociera en su oportunidad Milton Friedman, pues éste es el costo que paga la sociedad. El déficit en el período alcanzó a $114.129 millones, equivalente a un 0,6% del PBI. O sea que, en apariencia, en este ámbito no se ha logrado cumplir la propuesta del FMI de tener un equilibrio fiscal en el 2019.
 
Otro tema incorporado en el convenio, se refiere a la política monetaria y la inflación. Al respecto, aparentemente se insiste en mantener una política monetaria restrictiva, conforme a la cual el aumento de la oferta monetaria debe ser un 0% mensual, con una meta en la Base Monetaria. Desde la perspectiva de quien esto escribe, esa política monetaria retrictiva parte del supuesto de que la reducción de la inflación es condición sine qua non del crecimiento económico. No discutiré que la inflación puede tener efecto negativo pero, como ya hemos dicho, la estabilidad de precios en la Unión Europea no determina el crecimiento económico.
 
Sobre esta cuestión, he de permitirme citar a George Gilder, en su trabajo Wealth and Poverty, donde escribiera: 'Más tarde o más temprano, los liberales estadounidenses y los laboristas británicos descubrirán que las retricciones monetarias son una forma maravillosa de destruir al sector privado, dejando al sector público intacto, y ofreciendo pretextos para nacionalizar la industria. Dado que el gobierno se ha convertdido en un factor de producción, la única manera de reducir su impacto en los precios es reduciendo su tamaño, o bien incrementando su productividad'.
 
Otro aspecto que debemos evaluar es que la inflación es menos negativa que cuando la tasa de interés supera la rentabilidad del capital. Este hecho parece igualmente ignorado en el acuerdo entre el gobierno argentino y el Fondo Monetario. En el mismo, el Fondo requiere que no se se permita que las tasas de interés de corto plazo se ubiquen por debajo del 60%. Aún con una inflación del 48%, la tasa de interés en términos reales alcanza al 8,1%. Me atrevo a considerar que esa tasa de interés supera la tasa de retorno del capital en la Argentina, no solo debido a la tendencia recesiva que se experimenta, sino por la tasa del impuesto a la renta a la que hemos hecho mención. Ese hecho se verifica en que, durante el año pasado, se ha visto duplicada la cantidad de créditos bancarios impagos.
 
En el año, la base monetaria aumentó un 36%, en tanto que la inflación alcanzó el 48%. Debe recordarse que, en la década del setenta, Walker aumentó la tasa de interés en los Estados Unidos, y ello dio lugar a una crisis. Las tasas de interés, en diciembre del 2018, fluctuaron entre un 70% (adelantos en cuenta corriente) y un 63% (préstamos personales). El FMI y el gobierno de la República Argentina pretenden que la tasa de inflación en el año se limite a un 30,5%. No obstante, no estimo alcanzable ese nivel de inflación pero, incluso si así fuera, las tasas de interés a las que me he referido en términos reales flutuarían entre el 24,90% y el 30,26%. Durante el primer trimestre de 2019, la inflación alcanzó a 11,81%, guarismo que, al anualizarse, devuelve como resultado un 56,34%.
 
Pasando entonces al tipo de cambio, el referido convenio previó un tipo de cambio flotante y sin intervención. Ese acuerdo no es lo que estamos viendo en la politica oficial al respecto. Evidentemente, la política oficial sobre el particular se basa en que la devaluación es determinante de la inflación, cuando en la realidad es la inversa. Por tanto, el gobierno argentino persiste en participar en el mercado de cambios y, de acuerdo a informaciones en tal sentido, se ha comprometido a vender US$50 millones por día.
 
Otro error que entiendo es fundamental en la política del gobierno, es considerar que la devaluación que tuvo lugar en el 2018 constituye una crisis cuando, en rigor, ha sido una solución a un problema vigente -que era la revaluación del peso. De acuerdo a mis estimaciones, en diciembre del 2017, el tipo de cambio de a AR$19,00 por dólar devolvía un peso argentino sobrevaluado en un 28,41%. En diciembre de 2018, ya el peso se hallaba devaluado respecto al dólar en tan solo en un 4,7%, mientras que, por estas horas, la devaluación alcanzaría a un 7,97%
 
Conforme ya se ha comprobado en otras oportunidades, el déficit comercial en el 2017 alcanzó a US$ 8.400 millones, mientras que, en 2018, se redujo a US$ 3.820 millones. Resulta evidente que esa tendencia fue consecuencia, en gran medida, de la devaluacion del peso. En el primer trimestre del año en curso, las exportaciones se redujeron mínimamente respecto a igual período del año pasado, pero las importaciones se precipitaron en US$ 4.711 millones. Por lo tanto, se registró un superávit de US$ 2.016 millones. Esta recuperación ha sido el resultado de la devaluación que el gobierno insiste en considerar como una crisis.
 
Si la inflación en el año alcanzare el nivel proyectado en el acuerdo de 30,5% y el gobierno lograre mantener el tipo de cmbio en el actual nivel de $43,50 por dólar estadounidense, el peso argentino -hacia el cierre de 2019- volvería a estar revaluado en un 6,44%. Ni qué decir si el índice de precios al consumidor alcanzara los niveles registrados durante el primer trimestre de 2019.
 
He expuesto lo que considero que es la problemática vigente en la economía argentina, aunque también es propio reconocer algunos factores favorables en la misma, tales como Vaca Muerta, lo que le permitirá a la Argentina volver a exportar petróleo. También se presenta como un hecho evidente la recuperación inusitada de la producción agrícola. Y, por último, aunque no menos importante, la recuperación de la visión argentina en el mundo que ha logrado Macri, a mi juicio también permitirá recuperar la inversión extranjera. No hay dudas de que el acuerdo con el FMI es un factor positivo, así como la relación con Donald Trump y, mal que a muchos les pese, la relación con la inversión china. Lo aconsejable es mantener una perspectiva optimista, amén de los problemas.


 
Sobre Armando Ribas

Ribas se desempeña como Profesor de filosofía poltica, periodista, escritor e investigador. Es autor de Cuba: Entre la Independencia y la Libertad; Argentina 1810-1880: Un Milagro de la Historia; Los Condicionamientos Eticos de la Libertad, entre otros. Oficia de colaborador en medios nacionales e internacionales, publicando principalmente en el sitio web en español del think tank estadounidense The Cato Institute.