ESTADOS UNIDOS: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

¿Trabajaba el pedófilo Jeffrey Epstein para el Mossad?

El alcance del espionaje israelí dirigido contra los Estados Unidos de América comporta una magnitud tal...

17 de Julio de 2019

 

El alcance del espionaje israelí dirigido contra los Estados Unidos de América comporta una magnitud tal, que rara vez es profundizado en los medios de comunicación tradicionales. Con frecuencia, el Estado de Israel encabeza el listado de naciones ostensiblemente amigas que conducen agresivas actividades de espionaje contra los EE.UU., en tanto el ciudadano americano-israelí Jonathan Pollard -enviado a prisión en 1987 bajo cargos de espiar para Tel Aviv- es hoy considerado como el espía más perjudicial en la historia americana.

Jeffrey EpsteinLa pasada semana, escribí un artículo a efectos de ilustrar el modo en que los espías israelíes operan con relativa libertad en suelo estadounidense y que rara vez nadie interfiere con su actividad, tampoco son arrestados ni acusados formalmente, debido a que existe escasa predisposición en las altas esferas del poder del gobierno para hacerlo. Cité el caso de Arnon Milchan, productor multimillonario de Hollywood quien llevó una vida secreta que involucró el robo de tecnologías restringidas o sensibles en los Estados Unidos, a criterio de habilitar la construcción del arsenal nuclear de Tel Aviv -algo que confrontaba abiertamente con los intereses de seguridad de los Estados Unidos. Milchan se vio envuelto en una serie de otros robos de material, así como también en la comercialización de armamento en representación del Estado de Israel, de tal suerte que su trabajo como productor de películas en Hollywood era bastante menos lucrativa que su empleo como espía y comerciante de armas en el mercado negro, rol que asumió en provecho de comisionista.

El hecho de que Milchan jamás haya sido arrestado por el gobierno de los Estados Unidos, y que ni siquiera haya sido interrogado en relación a sus actividades ilegales -que eran bien conocidas por las autoridades- emergen como una nueva manifestación de la eficiencia del poder israelí en Washington, aunque acaba de conocerse un caso bastante más profundo. Me refiero a Jeffrey Epstein, multimillonario 'financista' de Wall Street, quien ha sido arrestado y acusado de regentear una 'vasta' red de jóvenes niñas para forzarlas a mantener prácticas sexuales, operando desde su mansiones en Nueva York y Florida, así como también desde su isla privada en el Caribe, calificada por sus propios visitantes como la 'Isla de las Orgías'. Entre otros secuaces de alto perfil, se afirma que Epstein era particularmente cercano a Bill Clinton, quien se trasladó al menos una docena de veces en el jet privado (un 727) de Epstein.


Trump, Jeffrey EpsteinEpstein fue arrestado el 8 de julio pasado, tras cooncerse la acusación de parte de un gran jurado federal en la ciudad de Nueva York. El evento tuvo lugar más de una década después de que Alexander Acosta, alto fiscal federal de Miami -y que ahora se desempeña como secretario de Trabajo para el presidente Trump- aceptó una negociación que involucró alegatos similares vinculados con pedofilia, y que fue criticado por otros fiscales previo a llegar el asunto a los tribunales. Según se informó entonces, hubo centenares de víctimas -35 de la cuales fueron debidamente identificadas-, pero adrede, Acosta negó espacio para las acusaciones durante el proceso de rueda de testigos, previo a verificarse sentencia.

La intervención de Acosta implicó que Epstein se ahorró un juicio oral y público, como también eludió una sentencia para terminar en un penal federal; en lugar de ello, sirvió solo por un período de trece meses en una prisión de mínima seguridad (la prisión del Condado de Palm Beach), apenas por exigir servicios de prostitución. Al encontrarse en custodia, le fue permitido salir del presidio durante dieciséis horas por semana, para trabajar en su oficina.

Los delitos de Epstein se llevaron a cabo en su mansión de Manhattan (que tiene un valor de mercado de US$ 56 millones) y en su villa de Palm Beach, Florida. Ambas residencias se encontraban equipadas con cámaras ocultas y micrófonos en los dormitorios, equipo que -según se informara- Epstein utilizó para grabar encuentros sexuales entre sus invitados de alto perfil y niñas jóvenes, muchas de las cuales provenían de hogares pobres, para luego ser reclutadas a efectos de involucrarse en lo que eufemístiamente se cita como 'masajes' a cambio de dinero. En apariencia, Epstein no invirtió mayor esfuerzo en ocultar lo que hacía: su aeronave era conocida como el 'Lolita Express'.

Acosta, EpsteinLos simpatizantes del Partido Demócrata están exigiendo una investigación del Affaire Epstein, así como también la renuncia de Acosta, pero próximamente podrían arrepentirse de interponer tales exigencias. Trump, el verdadero destinatario de la furia de Acota, en apariencia desconocía los detalles del convenio judicial que puso fin al caso de Epstein en los tribunales años atrás. Bill y Hillary Clinton, sin embargo, eran socios muy cercanos a Epstein. Bill, quien voló en el 'Lolita Express' en al menos 26 oportunidades, plausiblemente podría terminar implicado en esta red de pedofilia, dado su historial y relativa ausencia de valores morales convencionales. En muchos de aquéllos periplos, Bill se rehusó a ser escoltado por agentes del Servicio Secreto, por cuanto éstos hubiesen podido oficiar de testigos ante comportamientos eventualmente maliciosos. En oportunidad de un extenso viaje al Africa, en 2002, Bill y Jeffrey fueron acompañados por el actor Kevin Spacey (también acusado de pedófilo), y por un número de jóvenes niñas, desaprensivamente calificadas como 'empleadas' y dedicadas a 'masajes'. Asimismo, Epstein fue un aportante de magnitud para la Clinton Foundation, en tanto asistió a la boda de Chelsea Clinton en 2010.

Siendo que se aproxima una elección presidencial en los Estados Unidos, los Demócratas difícilmente verían con agrado que la ciudadanía se entere de las andanzas de Bill, aunque uno debería preguntarse hasta qué punto la investigación debería llegar -por cuanto también hay un ángulo para analizar el rol de Donald Trump. Aún cuando Trump no era un viajero frecuente en el 'Lolita Express', ciertamente supo moverse en los mismos círculos que los Clinton y Epstein en Nueva York y Palm Beach, amén de que el mandatario estadounidense es -en sus propias palabras- tan amoral como Bill Clinton. En junio de 2016, la ciudadana Katie Johnson presentó una denuncia en Nueva York, afirmando haber sido violada por Trump, en oportunidad de un encuentro en uno de los domicilios de Epstein en 1993, cuando la denunciante contaba 13 años de edad. En una entrevista de 2002 con el New York Times Magazine, Trump declaró: 'Hace quince años que conozco a Jeff. Es un gran tipo... y muy divertido de estar con él. Incluso se dice que le encantan las mujeres hermosas, tal como a mí me gustan, y muchas de ellas son muy jóvenes. No hay dudas sobre ello: Jeffrey disfruta de su vida social'.

Averiguaciones más selectivas en lo que respecta a comportamientos punibles podrían llegar a un escenario de múltiples señalamientos en Washington, conforme el Affaire Epstein también porta las características de un importantísimo episodio de espionaje, acaso vinculado a Israel. A no ser que Epstein sea un fulano extremadamente enfermo y pedófilo que disfrute de ver películas con hombres teniendo sexo con niñas de doce años como protagonistas, el conjunto que hace a sofisticados procedimientos de grabación y espionaje tiene todo para pensar en un accionar coercitivo o extorsivo, en perjuicio de prominentes políticos y figuras públicas. Los extorsionados, sin lugar a dudas, se verían compleidos a cooperar con el gobierno extranjero involucrado, a los efectos de ahorrarse un escándalo mayúsculo. A esto, se le llama reclutamiento de 'agentes de influencia'. Así es como las agencias de inteligencia operan, y esto es exactamente lo que hacen.

El hecho de que Epstein sea percibido como emparentado con operaciones de inteligencia ha quedado lo suficientemente claro en los comentarios compartidos por Acosta, al ser aprobado por el equipo de transición de Donald Trump. Se le preguntó si acaso 'Epstein sería motivo para mayores problemas [en las audiencias de confirmación como funcionario]'. 'Acosta explicó, sintéticamente, que en aquella oportunidad había tenido solo una reunión sobre el caso Epstein. Llegó a un acuerdo para no acusar, con uno de los abogados de Epstein, porque se le dio la orden de "retroceder", por cuanto Epstein era un tema inalcanzable para él. "Se le dijo que Epstein pertenecía a Inteligencia, y que lo dejara en paz"'.

Trump, Robert MaxwellLas preguntas en torno de la riqueza de Epstein también sugieren una conexión con alguna agencia gubernamental secreta, titular de fondos multimillonarios. El matutino New York Times refiere: 'Todo lo que tenía que ver con su operación de administración de fondos se hallaba resguardado por el secreto, y lo propio sucedía con las identidades para quienes hizo ese trabajo. El dijo trabajar para algunos multimillonarios, pero solo se conoce a uno de sus más importantes clientes, Leslie Wexner, multimillonario titular de numerosas cadenas de venta de productos al menudeo, como ser The Limited'.

Pero, ¿para qué servicio de inteligencia se desempeñaba Epstein? La CIA y el FSB ruso son candidatos obvios, pero no tendrían motivos particulares para adquirir a un agente como Epstein. Lo cual nos deja frente a Israel, país con probable buena predisposición para contar con agentes de influencia estable y de alto nivel en Europa y los Estados Unidos. El vínculo de Epstein con el servicio de inteligencia israelí podría, plausiblemente, rastrearse en sus conexiones con Ghislaine Maxwell, quien -según se informó- le proporcionaba a las jóvenes chicas. Ghislaine es hija de Robert Maxwell, quien murió -probablemente, asesinado- en misteriosas circunstancias en 1991. Maxwell era un empresario británico de origen judío, marcadamente cosmopolita (como Epstein), un controvertido multimillonario con lo que podría calificarse de vínculos recurrentes con el Mossad. Tras su muerte, le fue obsequiado un funeral de Estado por parte de Israel, evento del cual tomaron parte seis titulares del servicio de espionaje de Tel Aviv, mientras el primer ministro Yitzhak Shamir lanzaba loas: 'El ha hecho más por Israel de lo que hoy podría revelarse'.

Epstein tenía en us poder un libro negro que identificaba a muchos de sus contactos sociales, y que ahora se encuentra en manos de los investigadores. Incluía a catorce números de teléfono privados pertenecientes a Donald Trump, incluyendo el de su ex mujer Ivana, los de su hija Ivanka y de su actual esposa, Melania. También, revistaban allí los números de contacto del Príncipe Bandar de Arabia Saudita, de Tony Blair, Jon Huntsman, del senador Ted Kennedy, Henry Kissinger, David Koch, Ehud Barak, Alan Dershowitz, John Kerry, George Mitchell, David Rockefeller, Richard Branson, Michael Bloomfield, Dustin Hoffman, la Reina Elizabeth, el Rey saudí Salman, y Edward de Rothschild.

El Mossad bien hubiese podido explotar los contactos de Epstein, conviniendo cooperación y permitiendo que Epstein embebiéndolos y ofreciéndoles lujosas cenas mientras los transportaba a locaciones exóticas, ofreciéndoles mujeres y entretenimiento. Si se rehusaran a cooperar, entonces llegaría la hora de la extorsión, revelándose fotografías y videos de los protagonistas teniendo sexo con menores de edad.

Será ciertamente muy interesante ver qué tan lejos la investigación sobre Epstein y sus actividades llega. Uno podría anticipar que se hará todo lo posible para resguardar a políticos como Bill Clinton o Trump, a criterio de que todos se ahorren un examen profundo sobre el rol israelí. Sucede que tal es la práctica normal; considérese, sino, el Informe sobre el 11 de septiembre o la investigación de Robert Mueller, las cuales impidieron se ventilase cualquier responsabilidad eventualmente vinculable a Israel. Pero, en esta oportunidad, si en rigor se trató de una operación emparentada con Tel Aviv, podría ser difícil encubrir la historia, dado que el asunto de la pedofilia ha acopiado ingente furia ciudadana, y en todo el espectro político. El senador Chuck Schumer, autoproclamado 'protector' de Israel en el senado americano, está exigiendo -públicamente y a viva voz- la renuncia de Acosta. Quizás optará luego por moderar su tono, cuando se entere de que Israel es un protagonista central en el relato.


Artículo original, en inglés, aquí | Traducido y republicado con permiso del autor, y del Editor en el sitio web The Unz Review (Estados Unidos)



 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.