Presidente de El Salvador inspira sanas expectativas en un complejo escenario
Nayib Bukele, flamante presidente de El Salvador, tiene delicados desafíos por delante.
Nayib Bukele, flamante presidente de El Salvador, tiene delicados desafíos por delante.
El recientemente asumido jefe de Estado salvadoreño ha prometido realzar la economía, reducir la migración hacia el exterior, revertir la política exterior hostil de su predecesor, y reducir los índices de violencia en su país. Si acaso tiene éxito, ello será de gran importancia para Washington.
El Salvador es un nodo crítico en el transporte de estupefacientes que tienen como destino al territorio de los Estados Unidos; es también un nodo de importancia para redes dedicadas al tráfico de personas, y es una de las principales fuentes de migración ilegal hacia EE.UU.
Ambos países, El Salvador y los Estados Unidos de América, son signatarios del Acuerdo de Libre Comercio entre EE.UU., América Central y República Dominicana, espacio que promueve el comercio regional, la cooperación y la transparencia a través de la apertura de mercados y la eliminación de aranceles. Más de doscientas firmas privadas estadounidenses se han establecido en El Salvador. Los primeros pasos de Bukele se presentan alentadores; mientras la anterior Administración llamó a negociar con el crimen organizado, Bukele rápidamente desactivó esa perniciosa política.
En general, los líderes de la delincuencia organizada regentean redes criminales desde el interior de los penales. La Administración Bukele ha obstaculizado el funcionamiento del Internet y de redes de telefonía celular en instalaciones penitenciarias, tras ordenar también la implementación de un estado permanente de emergencia en las instituciones correccionales. Asimismo, ha ordenado a las autoridades de los presidios que roten con frecuencia a las cúpulas de sindicatos criminales a través de diferentes establecimientos, a efectos de reducir sus oportunidades para que corrompan a funcionarios de las prisiones. Finalmente, Bukele decidió que se optimizaran los procesos de revisión de antecedentes de aspirantes a funcionarios de custodia en los penales del país.
En apariencia, el presidente salvadoreño también sigue a pies juntillas sus promesas anticorrupción, desplegadas en campaña. Durante su primera semana en el poder, Bukele procedió a la purga vía Twitter, despidiendo a funcionarios corruptos designados en la anterior Administración, y también a sus parientes directos e indirectos. La Administración Bukele, de igual manera, se ha propuesto constituír una comisión anticorrupción.
En otro andarivel, el mandatario ya ha desplegado señales positivas en materia de política exterior. Decidió no invitar al presidente de Nicaragua Daniel Ortega a su acto de inauguración, y decidió lo propio con el líder del régimen ilegítimo de Venezuela, Nicolás Maduro. Adicionalmente, Bukele se propone revisar la decisión de su predecesor, quien se rehusó a reconocer la legitimidad de Taiwan, para favorecer los intereses de la República Popular China.
Bukele compartió su primer discurso público tras vencer en los comicios presidenciales en salones del think tank estadounidense Heritage Foundation en Washington, D.C., oportunidad en la que expresó sus intenciones de reconstruir la relación de El Salvador con los Estados Unidos, en tanto consignó que ambas naciones comparten valores comunes.
Sin embargo, no muchos aprueban su proposición reformista. Sus críticos afirman que ha abusado de su poder, y que su empleo de las redes sociales es una acción innecesariamente antagonista.
En rigor, Washington necesita que Nayib Bukele tenga éxito, aunque cabe mencionar que el líder político tiene por delante complejos desafíos. Se espera que la economía de El Salvador crezca solo en un 2% al finalizar 2019, lo cual no resulta suficiente como para satisfacer el ingreso de muchos ciudadanos en la fuerza laboral. Los índices de desempleo podrían alcanzar a un 7% durante 2019, lo cual incrementaría las probabilidades de muchos para emigrar.
La campaña anticorrupción de Nayib Bukele provocó una marcada disrupción de cara al sistema bipartidista que gobernó al país durante treinta años. Hasta las elecciones de 2021, Bukele sufrirá el no contar con mayoría en el congreso, lo cual significa que sus opositores políticos podrían hallar margen para comprometer a su Administración.
En tal sentido, la Administración del presidente estadounidense Donald Trump ya está trabajando con esmero para respaldar a su nuevo aliado en el gobierno salvadoreño.
El Secretario de Estado Mike Pompeo se reunió recientemente con Bukele en San Salvador. Bukele le prometió que su gobierno mejoraría las condiciones en su país, a efectos de reducir los índices de migración ilegal hacia los Estados Unidos, en tanto ambos acordaron ampliar los esfuerzos de cooperación en materia de lucha contra el contrabando de estupefacientes y asuntos vinculados a la economía.
En oportunidad de desarrollarse el encuentro, Pompeo observó que El Salvador puede convertirse en 'un modelo de inmigración', tras lo cual ambos países firmaron un convenio que ampliará la cooperación en un esquema conjunto de monitoreo antidrogas, por un término de cinco años.
Luego, durante el mes en curso, el Secretario de Seguridad Interior de los EE.UU., Kevin McAleenan, se reunió también con Bukele con miras a desarrollar un plan regional de desarrollo que optimice la seguridad y haga frente a las causas principales que motorizan la emigración de ciudadanos. Previamente, en junio, Wilbur Ross (Secretario de Comercio de los Estados Unidos) vio en persona a Nayib Bukele, el ministro de Relaciones Exteriores salvadoreño y empresarios locales, con el fin de conversar en torno de estrategias con el potencial para mejorar el clima de inversiones local.
Juan Manes, Embajador estadounidense en San Salvador, rápidamente transformó la relación bilateral en una alianza con peso específico e importancia regional.
Los aportantes privados, mientras tanto, están desempeñando un rol protagónico. A comienzos de este mes, la Fundación Howard Buffet anunció que financiará la construcción del Centro de Investigación Forense en la División de Policía Científico-Técnica -edificio valuado en US$ 25 millones, sobre el cual el propio presidente Bukele anticipó convertirá a El Salvador en 'la envidia de la región'.
Bukele califica a Washington como el 'principal aliado natural de El Salvador'. Por su parte, la Administración Trump ha demostrado una notable predisposición para cooperar con el mandatario salvadoreño, y así debería suceder también en el futuro.
Nayib Bukele debe hacer frente a una dura batalla en pos de la conquista de mejoras para su país pero, por lo visto, ha demostrado voluntad a la hora de depositar a El Salvador en el sendero correcto.
Artículo original, en inglés, aquí
* Artículo desarrollado con la colaboración de Matthew Prillman
Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales.