INTERNACIONALES: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

Donald Trump, la 'marioneta de los rusos'; el relato que se resiste a morir

En honor a la verdad, existen muchas cosas por las que el presidente estadounidense...

16 de Septiembre de 2019

 

En honor a la verdad, existen muchas cosas por las que el presidente estadounidense Donald Trump merece ser criticado con justicia pero, al mismo tiempo, resulta interesante observar el modo en que los medios de comunicación y ciertos opinadores continúan aferrándose a la emocional pero a la postre irracional sentencia que remite al 'Síndrome de Desquicio de Trump' (traducción aproximada del inglés, Trump Derangement Syndrome, TDS). Ese TDS implica que aún las afirmaciones más ridículas sobre el comportamiento de Trump pueden ser regurgitadas recurrentemente por personas tales como Jake Tapper o Rachel Maddow, sin que nadie en los medios se atreva a consignar que ambos son destructores profesionales de la verdad, y que mienten periódicamente a los efectos de agregarle más renglones a sus respectivos currículums.

Donald Trump, Rusia, Vladimir PutinAsí, pues, se sabe de dos falseadas narrativas en relación a Trump que, en rigor, se exhiben emparentadas. La primera es que sus equipos de campaña y de transiciñon colaboraron con el gobierno ruso a criterio de derrotar a Hillary Clinton. Incluso Robert Mueller, el mismo señor que protagonizó la comisión legislativa para hallar evidencias, ha admitido que nada de aquéllo ha podido probarse. El único gobierno que tuvo éxito con los por entonces flamantes trumpistas ha sido el del Estado de Israel, aunque Mueller olvidó mencionar o revisar detalles sobre ese particular.

No obstante, el relato de Rusia como principal factor contributivo a la victoria de Trump no deja de ser citado en los medios tradicionales, ante cada vez en que el mandatario americano es mencionado, como si se tratara de un hecho ya certificado. La realidad explicita que lo que sea que Rusia haya hecho fue minúsculo, y que en modo alguno alteró el resultado de los comicios. De igual modo, los alegatos en torno del Kremlin volverán a ser refritados en 2020 como base sin sustento para motorizar miedos, en tanto serán reciclados con la meta de esmerilar al presidente -en todas las formas posibles.

La segunda narrativa que no reduce intensidad es la sugerencia de que Donald Trump es, o bien un espía ruso, o bien lo es en otra presentación -ya fuere psicológicamente-, controlado por el presidente ruso Vladimir Putin. El relato del espía fue inicialmente puesto en marcha por numerosos oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) íntimamente vinculados a la campaña de Hillary Rodham Clinton, acaso porque creyeron que se beneficiarían materialmente si ella resultaba elegida.

El ex Director en ejercicio de la CIA, Michael Morell, fue el más agresivo promotor del cuento de Trump como espía de Moscú. En agosto de 2016, Morell escribió una columna de opinión en el matutino The New York Times, intitulada 'Yo dirigí a la CIA. Ahora, respaldo a Hillary Clinton'. El relato de Morell dio inicio con la escasa afirmación que rezaba: 'La Señora Clinton se encuentra altamente calificada para ser la comandante en jefe. Confío en que ella cumplirá con las funciones más importantes en un presidente: mantener segura a nuestra nación (...) Donald Trump no solamente no se encuentra calificado para tal fin, sino que bien podría consignar una amenaza contra nuestra seguridad nacional'.

En su columna de opinión, Morell recorrió con letanía la instancia en que se revisaba a diario los fallos de carácter y de personalidad de Trump como candidato del Partido Republicano, citando su falta de experiencia, aunque Morell compartió su más duro golpe cuando introdujo a Vladimir Putin en la discusión. Putin, según parece, un bien predispuesto oficial de inteligencia de carrera, ha sido 'entrenado para identificar vulnerabilidades en cualquier individuo, y explotarlas de manera acorde. Esto es exactamente lo que hizo [Putin] durante las primarias en los Estados Unidos. El Señor Putin jugueteó con las vulnerabilidades del Señor Trump (...) En el negocio de la inteligencia, diríamos que el Señor Putin había reclutado al Señor Trump como agente renuente de la Federación Rusa'.

¿Cómo puede una persona ser reclutada como agente y, a la vez, ser renuente o desconocerlo? Algunos mirarían hacia el cielo frente a semejante hipérbole pero Morell, quien era un analista de primera línea en la Agencia aunque jamás adquirió dotes de espía ni ofició de tal en toda su carrera, insistía en su historia, explicando por qué Moscú es una suerte de eterno enemigo para los EE.UU. Para Morell, eso implicó que la predisposición demostrada por Trump a la hora de trabajar junto a Putin y al Estado nuclear regenteado por el mandatario ruso en mucho se parecían a un Candidato Manchuriano. Para Morell, Trump era del interés ruso; nunca del interés estadounidense. Y hasta aquí llega la profundidad de los conocimientos exhibidos por el señor que 'dirigió a la CIA'.

El más reciente contragolpe proveniente de 'ex agentes de inteligencia' contra Donald Trump apareció en el Business Insider el pasado mes, en oportunidad de un artículo intitulado 'El comportamiento de Trump en el G-7 sugiere que, o bien es un 'activo ruso', o un 'idiota útil' para Putin'. El texto cita a un puñado de ex funcionarios gubernamentales, incluyendo a muchos con desempeño en la CIA y el FBI, quienes afirmaron que la participación de Trump en la reciente cumbre del G-7 en Biarritz, Francia, se vio repleta de loas hacia los intereses de Putin y del Kremlin, incluyendo la presión para permitir el retorno de Rusia al G-7, núcleo del cual esa nación fuera eyectada tras la anexión de Crimea.

Una particular fuente anónima del FBI citada en el artículo describió el desempeño de Donald Trump como 'un nuevo fracaso récord', mientras que un ex funcionario del Departamento de Justicia etiquetó el comportamiento de Trump como 'salido directamente del librillo de estratagemas de Putin. Tenemos a un activo ruso sentado en la Oficina Oval', consignaba. Por su parte, un ex oficial de la CIA especulaba que 'la extraña y personal fascinación de Trump con el presidente Putin amerita un serio escrutinio', para concluir luego que la evidencia frente a que Trump es un activo ruso es 'abrumadora'. Finalmente, otros veteranos de la CIA y de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) sugirieron que Trump podría estar cortejando a Putin, con el objetivo de que le fueran garantizadas ciertas concesiones de negocios privados en Moscú.

Otro agente especial retirado del FBI opinó que Trump era poco más que un 'idiota útil' para los rusos, aún cuando añadió que no le sorprendería si se detectara a espías rusos en el círculo íntimo del presidente estadounidense.

Asimismo, los comentarios en el texto se exhiben en todo incoherentes. Provienen de una criteriosa y meticulosa selección de ex empleados del gobierno que acusan un exceso de TDS o, posiblemente, de cierta patología paranoide, y de odio contra el presidente, por un sinnúmero de razones. Lo que están sugiriendo es poco más que especulación, en tanto ninguno de aquéllos se mostró siquiera en capacidad de respaldar sus argumentos con un mínimo de solidez. Más bien, al contrario: existe considerable evidencia que apunta hacia el lado opuesto. La relación entre Moscú y Washington se encuentra ahora en su peor momento, de acuerdo a algunos observadores internacionales, y ello se debe, ni más ni menos, al conjunto de políticas adoptadas por la Administración Trump, incluyéndose en ese compendio a las reiteradas amenazas contra el Kremlin a partir del asunto de Crimea, las sanciones contra incontables funcionarios rusos de primer nivel, el retiro de tratados de armamento, y la recurrente expansión de las actividades agresivas de OTAN, en absoluta cercanía de las fronteras con Rusia.

Solo durante la semana pasada, el gobierno de los Estados Unidos de América amenazó a Rusia debido al apoyo aéreo que continúa ofreciendo para que el Ejército Sirio no cese en su avance contra el último bolsón terrorista en la provincia de Idlib. Una vez ,ás, Washington está tomando partido por los terroristas en Siria y contra la Federación Rusa, conflicto sobre el que ya hemos apuntado EE.UU. ingresó de manera ilegal, en primer lugar. El designar a Donald Trump como 'agente ruso' parte de la premisa de que amenazar a Moscú -que hace honor a sus propios intereses-, o el tildar al presidente estadounidense de 'marioneta de los rusos' es un argumento catastróficamente erróneo.


Artículo original, en inglés, aquí | Traducido y republicado con permiso del autor y del sitio web Strategic Culture Foundation (Estados Unidos)


 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.