Por qué los manifestantes de Hong Kong continúan marchando
Estudiantes, profesionistas y chinos no tan jóvenes, se han expresado en las calles de Hong Kong...
Estudiantes, profesionistas y chinos no tan jóvenes, se han expresado en las calles de Hong Kong a lo largo de numerosas semanas, a pesar del brutal intento del gobierno chino de reprimirlos.
Las fuerzas de policía han utilizado gas lacrimógeno, macanas y cañones de agua -de todo, menos perros- para silenciarlos. 'Si no protestáramos, ésta podría convertirse en otra ciudad china', sentenció una joven mujer.
¿Por qué se manifiestan estas personas? ¿Qué es lo que hace a Hong Kong tan especial?
De acuerdo a la ideología marxista, la cual sólo reconoce el aspecto material del hombre, los residentes de Hong Kong deberían atenerse a ser los más conformistas ciudadanos dentro de la República Popular China.
El ingreso per capita de los hongkoneses es de US$ $58.322 (mil dólares más elevado que el de los propios estadounidenses). El índice de inflación anuales del 2.6%, el desempleo se sitúa en el 3.4%. Existen 87 multimillonarios en Hong Kong. De acuerdo al Indice de Libertad Económica de la Fundación Heritage en Washington, D.C., Hong Kong cuenta con la economía más libre del planeta.
Y, sin embargo, los residentes de Hong Kong están desafiando a la autoridad de su gobierno local -y al liderato comunista en Pekín-, arriesgando no solo sus fortunas, sino también sus vidas.
La razón primigenia e inmediata por las cuales esas personas se lanzaron a tomar las calles fue la necesidad de explicitar su oposición contra una ley que hubiese permitido que los ciudadanos de Hong Kong pudieran ser sometidos a proceso judicial en China, lo cual en todos los casos los hubiese puesto a tiro de sentencias de varios años de prisión.
Pero hay mucho más en juego. Pekín ha puesto bajo amenaza a las libertades individuales que Hong Kong disfruta mucho más que cualquier otra 'ciudad' en China. Dada su valentía, el pueblo de Hong Kong está demostrando que las personas se caracterizan por dos facetas (una económica, y la otra no-económica, siendo que el aspecto no-económico es tan importante como el anterior.
Existe una vieja frase en el idioma francés: 'Plus ca change, plus c’est la meme chose' -mientras más cambian las cosas, más iguales permanecen.
Cincuenta años atrás, durante la primer visita de quien esto escribe a Hong Kong, pude entrevistar a un número de 'nadadores por la libertad' de la China continental, quienes habían arriesgado la vida para nadar a lo largo de la Bahía de Hong Kong (infestada de tiburones), incluso evadiendo a lanchas patrulleras de los comunistas.
Al consultar a estos jóvenes por la razón que los llevó entonces a arriesgar sus vidas para llegar a Hong Kong, su esperable réplica fue: 'Por libertad'. Se habían hartado de que se les ordenara qué decir, qué leer, y dónde trabajar. Llegaron a Hong Kong no solo porque sus calles estaban pavimentadas de prosperidad, sino que lo hicieron para vivir como hombres libres, lo cual era ciertamente imposible en la China comunista.
Hoy día, los residentes de Hong Kong comprenden lo valiosa que es su libertad, y también entienden que pueden perderla rápidamente. En consecuencia, están dispuestos a arriesgarlo todo con el fin de preservarla.
¿Qué puede hacer Occidente para apoyarlos?
Por principio, proteger y patrocinar a la oposición democrática en Hong Kong, y también a lo largo de toda China.
Este factor es de importancia crítica, tal como lo escribiera el analista político chino Dimon Liu: 'Hong Kong es el santuario del futuro'. Estados Unidos debe respaldar una política de derechos humanos efectiva hacia la República Popular China, incluyendo un sólido pronunciamiento en favor de la libertad religiosa.
La democracia es entendida como un 'gobierno por el pueblo'. El presidente Xi Jinping y sus socios comunistas rechazan de plano esa idea, al tiempo que intentan atropellarla ni bien se les presenta la oportunidad.
Pero la democracia es un ideal resiliente, que no puede ser suprimido con facilidad. Esto se evidencia en las manifestaciones registradas en Hong Kong. Es difícil anticipar el resultado final, pero es inspirador el hecho de que la Jefe Ejecutiva, Carrie Lam, ha anunciado el retiro completo (ya no solo su suspensión) de la iniciativa de extradición hacia China.
Las protestas de Hong Kong son, apenas, la punta de un iceberg: el pueblo chino, quien ya no se muestra satisfecho con un 'bol repleto de arroz', ahora se propone ir por sus derechos humanos, obteniendo algún formato de democracia en el proceso.
En cada ciudadano chino, ya fuere en Hong Kong o en la China continental, reposa el sano deseo de ser libre -esto es, la posibilidad de vivir la propia vida alejado de lo que el gobierno dicte, sino atendiéndose a los propios deseos. Así sucedió con los nadadores chinos hace tantos años; y así es en Hong Kong ahora, y en muchas otras ciudades y localidades de la República Popular China.
Artículo original, en inglés, aquí
Reconocido historiador y analista del conservadurismo estadounidense en la Fundación Heritage, Washington, D.C., Edwards es autor de más de veinte libros, incluyendo biografías de Ronald Reagan y Barry Goldwater. También es presidente de la Fundación por la Memoria de Víctimas del Comunismo (Victims of Communism Memorial Foundation) desde 2007, y que lanzaran en modalidad online el Museo Global sobre Comunismo en 2009. Publica en la web estadounidense The Daily Signal.