Argentina y la 'Patria contratista' buena: la del campo
Antes, solía llamárselos 'colonos'. Ahora, simplemente, 'contratistas'.
14 de Octubre de 2019
Antes, solía llamárselos 'colonos'. Ahora, simplemente, 'contratistas'. Muchos seguimos calificándolos, afectuosamente, de 'gringos', más allá de su variopinto origen étnico. Resulta difícil medir con exactitud el alcance de su impacto en la agricultura desarrollada en las Pampas Húmedas (hoy conocidas como 'Zona Núcleo' y aledaños) pero, sin lugar a dudas, supera holgadamente el 75% de las áreas cultivadas, en forma directa o indirecta.
El presente texto no comporta aspiraciones dignas de ensayo económico, ni mucho menos, frente a la relevancia del sector agrícola en la Argentina. Este aspecto ya ha sido ampliamente demostrado. El complejo agroindustrial, por escándalo, es el único realmente competitivo y tecnificado de lo que algunos catalogan jocosa y ácidamente como 'Peronia argenta'. Estas, son, apenas, algunas sencillas reflexiones de orden sociológico.
Los contratistas trabajan para propietarios de tierras, y, fundamentalmente, para los famosos 'pools' de siembra. Son protagonistas centrales e indiscutidos de la revolución agrícola criolla. En rigor, apuestan a endeudarse en 'fierros' de toda índole, cuyos valores -en divisa- suelen ser exorbitantes. Y lo hacen con el único propósito de producir con una eficiencia cada vez mayor.
Estas personas son las víctimas de la extensa barbarie nacional identificada en interminables regulaciones burocráticas y descoordinadas de toda índole: impuestos nacionales, provinciales y municipales diversos, controles arbitrarios y dispares en las distintas jurisdicciones, el suplicio de transitar las rutas, las histéricas imposiciones viales provinciales, entre tantos innumerables dramas. Su trabajo carece de horarios y feriados: cuando las condiciones climáticas son óptimas, se fumiga, fertiliza, siembra, cosecha, etcéteras. A la hora y día en que Dios mande.
Estos poco apreciados actores principales de la República Argentina son los responsables de poner en marcha un movimiento económico a escala significativa, en pequeñas y medianas localidades del interior profundo de las Pampas. Se trata de núcleos familiares completos que asumen la tarea agrícola con una dedicación estoica y ciertamente encomiástica. Recorren cientos de kilómetros para llevar su trabajo a las distintas unidades productivas. Son, a la vez, patrones y empleados. Constituyen verdaderos equipos de trabajo, caracterizados por una marcada sofisticación y tecnificación, un agudo profesionalismo y una inimitable dedicación.
En el mientras tanto, la Argentina no deja de castigar con impuestos y tributos declaradamente confiscatorios a la cadena productiva más eficiente con la que cuenta. 'El campo nos mantiene a todos', suele cifrar la economista Iris Speroni (La Prensa) en una sentencia inapelable y contundente. El alcance del desprecio contra estas personas alcanza ribetes insólitos. Al mismo tiempo, suele soslayarse el impacto eminentemente positivo que tendría, sobre toda la economía nacional, un compendio de medidas estatales que permita al sector agrícola producir en condiciones razonables.
Desde los grandes centros urbanos, se suele hablar del 'campo', como si se comentase sobre una realidad unívoca. Sin embargo, esas menciones ignoran -acaso adrede- la complejidad inherente al sector, y los variados actores que aportan en él. El 'mundo de los contratistas' consigna un caso notablemente paradigmático de lo que realmente significa trabajar y producir en la economía privada.
Mientras el Estado asfixia fiscalmente, destruye rentabilidad, regala empleo público y pervierte la cultura del trabajo, la Argentina sana que aún resiste, se mantiene de pie, haciendo honor al viejo lema de la Sociedad Rural Argentina (SRA): 'Cultivar el suelo, es servir a la Patria'.
Mientras el Estado asfixia fiscalmente, destruye rentabilidad, regala empleo público y pervierte la cultura del trabajo, la Argentina sana que aún resiste, se mantiene de pie, haciendo honor al viejo lema de la Sociedad Rural Argentina (SRA): 'Cultivar el suelo, es servir a la Patria'.
Referencias
1. 'Los contratistas rurales son actores fundamentales para el agro argentino. Tienen a su cargo el 90% de la cosecha de granos, el 70% de su siembra y el 70% de la aplicación de agroquímicos. Son también los responsables de procesar el 90% de los forrajes conservados y el 100% de las tierras sistematizadas para riego y forestación. Concentran el 60% de la compra de maquinaria agrícola en nuestro país. Habrían trabajado en el ciclo 2016/2017 el equivalente a 56,7 millones de hectáreas en tareas de siembra y cosecha, computando cereales y oleaginosas. Se trata de una cifra muy importante. Los productores dueños de sus propias máquinas habrían sembrado y cosechado el equivalente a 14,8 millones de hectáreas en la 16/17. De esta forma el área trabajada por los contratistas rurales en siembra y cosecha representa el 80% del total de la superficie trabajada y el 20% restante habría quedado a cargo de los productores dueños de sus propias máquinas y equipos'. CALZADA, Julio. Informe para la BCR (Bolsa de Comercio de Rosario). 06/10/2017. En: https://www.infocampo.com.ar/segun-la-bcr-los-contratistas-rurales-trabajan-80-del-area-sembrada-y-cosechada/ 2 SPERONI, Iris. Crimen y Castigo. 28/09/2019. En: http://restaurarg.blogspot.com/2019/09/crimen-y-castigo.html. 'El campo argentino tiene una excesiva presión impositiva. En inglés: overtaxed. Le quita la rentabilidad, impide reinvertir… El campo, con sus trabajadores y productores, se complementa con una gran red de proveedores: semillas, agroquímicos, vacunas, provisión de instalaciones (alambre, molinos, silobolsas, parideras), servicios veterinarios, acopiadores. Millones de personas involucradas'.
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@EAMondevalera
Sobre Gonzalo Irastorza
Gonzalo Irastorza es Licenciado en Ciencias Políticas con especialización en Relaciones Internacionales (Universidad Católica Argentina). Su correo electrónico de contacto, aquí.