América Latina: la razón de la sinrazón
La violencia en Chile es difícil de explicar, cuando la intención es acudir a la razón.
La violencia en Chile es difícil de explicar, cuando la intención es acudir a la razón. Los seres humanos somos animales complejos y, en general, no se comportan de manera racional. De tal suerte que, a efectos de intentar comprender lo que sucede en Chile y en otras geografías, conviene buscar explicaciones en la psicología y en el costado irracional de la naturaleza humana.
El psicólogo Daniel Kahneman, en su Pensando Rápido, Pensando Despacio, plantea una advertencia frente a sesgos cognitivos que plagan nuestro razonamiento. Por ejemplo, las personas solemos creer en algo que se repite constantemente, así la evidencia demuestre todo lo contrario. Si escuchamos durante todo el día que cada vez existe un mayor nivel de desigualdad, probablemente lleguemos a creer que eso es así, aún cuando datos y estudios demuestren exactamente lo contrario, como sucede en el caso de Chile, donde ésta se ha venido reduciendo. Otro sesgo corriente es que las personas son ciertamente proclives a inferir lo general de lo particular, y muy contrarias a deducir lo particular de lo general. Adicionalmente, el cerebro humano suele otorgar prioridad a las malas noticias; y los noticieros bien lo saben.
Por otro lado, la psicóloga Leda Cosmides y el antropólogo John Tooby sostienen que la mente humana sigue comportándose de manera muy similar a la de los cazadores y recolectores, acostumbradas a vivir en sociedades de entre veinticinco y cincuenta miembros, mientras que nuestro mundo ha evolucionado velozmente hacia las sociedades modernas, con importantes núcleos urbanos en los que residen varios millones de personas. En el entorno paleolítico, tenía sentido estar en alerta e imponer una rígida planificación central, conforme se registraba una aguda escasez y se contabilizaban múltiples amenazas de la naturaleza, que los seres humanos aún no habían logrado dominar. La centralización en la toma de decisiones tenía sentido en aquel mundo de suma cero, y aportaba beneficios. Sin embargo, en la modernidad, ese comportamiento deviene en contraproducente.
Por tal razón, apreciamos más los actos de 'moralidad magnánima' que implican un sacrificio personal, en tanto menospreciamos aquellos de 'moralidad mundana' que, en lugar de requerir un sacrificio, aportan un beneficio personal. Muchos han lucrado beneficiando a millones de personas, incluso más que lo que lo han hecho a través de su filantropía. Considérese, por ejemplo, a Bill Gates.
Finalmente, no hemos de ignorar un componente esencial de la naturaleza humana: la envidia. Toda revolución tecnológica genera ganadores y perdedores; por lo general, y a largo plazo, la humanidad avanza hacia niveles superiores de bienestar. Pero el progreso no es lineal ni inevitable. En la historia, se han registrado retrocesos -incluso en aquellas sociedades que más habían progresado.
El desplazamiento temporal genera desigualdades frente a las cuales algunos se radicalizan, favoreciendo éstos la promoción y el empleo de opciones autoritarias. En la película 'Joker' se observa el modo en que el protagonista justifica su comportamiento 'antisistema', en razón de que la violencia 'real' no sería la del loco homicida, sino aquélla que ejercitan 'los ricos'. En Ecuador, Leónidas Iza -líder de la CONAIE- sentenció recientemente que la violencia verdadera no era la que lideraron ellos alrededor del país, sino la que provino de la decisión gubernamental de liberar el precio de los combustibles.
El progreso es un factor que tiene lugar de modo gradual, casi imperceptible. No todos progresamos a la misma velocidad y, en tal virtud, la existencia de una desigualdad en los resultados no es evidencia de una injusticia. También puede ser el resultado de un proceso justo, y de evidencia de progreso. Ciertamente, esta verdad no resulta demasiado atractiva, en momentos en que las masas exigen que se ponga fin a toda discusión.
Es Magister en Comercio y Política Internacional de la George Mason University y graduada con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Se desempeña como Editora de ElCato.org. investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador) desde enero del 2006. Sus artículos y papers son publicados regularmente en otros periódicos de Latinoamérica y España.