La República Popular China, y su reconfiguración como potencia naval
Hace pocos días, y de manera oficial, la República Popular China se convirtió en productora de portaviones.
Hace pocos días, y de manera oficial, la República Popular China se convirtió en productora de portaviones. El Shandong entró en servicio, novedad que introdujo al primer portaviones producido a nivel doméstico por la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLA).
El evento remite a un preocupante recordatorio: a la hora de analizarse la consolidación de intereses nacionales, vivimos en un mundo competitivo. Por su parte, ese recordatorio consigna que Estados Unidos debe mantenerse al día con el desarrollo de su propia Armada.
Aún conociéndose el compromiso de la Administración Trump -explicitado durante los últimos tres años, a eectos de restaurar el financiamiento-, los planes y la preparación de la Armada de los EE.UU. se encuentran en constante riesgo, en razón de las peleas que se dirimen en Washington.
Toda vez que el Shandong parece haberse basado en el Liaoning (el cual Pekín adquirió a Ucrania), los chinos, en apariencia también, están trabajando en la construcción de un portaviones de mayor eslora, del cual se espera ingrese en servicio a comienzos de 2020.
Tanto el Shandong como el Liaoning utilizan un sistema de 'ski jump' para asistir en el despegue de las aeronaves, limitando ello la capacidad de carga de combustible y armamento. El nuevo portaviones será más parecido a sus similares estadounidenses, utilizando catapultas para lanzar a los aviones.
El Shandong se presenta como el emblema de la creciente capacidad de la armada china. Los astilleros chinos han estado produciendo una serie de navíos de combate modernos, desde el destructor del Tipo 052D -comparable a la clase Arleigh Burke americana- hasta fragatas y corbetas dotadas de armamento superior al que portan los navíos de combate de litoral marítimo de los EE.UU..
En efecto, la edad promedio de los navíos que posee la armada china ha decrecido, conforme estas nuevas unidades ingresan en servicio en mayores números, reemplazando a los antiguos.
Estas nuevas naves despliegan la bandera china ya en los siete mares. Los navíos chinos visitan, periódicamente, puertos vecinos, y realizan travesías bien adentro del Océano Pacífico. China ha conducido patrullajes antipiratería en la periferia del Golfo de Adén durante más de una década, rotando sus fuerzas cada cuatro meses.
Más interesante aún, las fuerzas navales chinas han realizado ejercicios en el Mar Báltico y en el Mediterráneo, por primera vez. La primer base militar china en el extranjero fue establecida en Djibouti para, ostensiblemente, respaldar las operaciones navales chinas en el Océano Indico.
La introducción del Shandong subraya la determinación de los chinos en su propósito de desplegar una moderna flota para los océanos. Las operaciones del Liaoning ya han certificado que China reconoce que las operaciones con empleo de portaviones no solo involucran una unidad, sino también a navíos de custodia, una rama aérea operativa, y capacidades para reaprovisionamiento durante la navegación.
Los ejercicios navales desarrollados por los chinos con el Liaoning han incorporado la totalidad de aquéllos elementos. Ciertamente, la modernización naval china ha involucrado no solamente una serie de modernos navíos para combate de superficie, sino también múltiples clases de submarinos y categorías de navíos de respaldo -a criterio de habilitar a su armada para desarrollar operaciones alejadas de sus puertos-madre.
También ha de destacare la importancia de un factor, a saber, que, con periodicidad, la flota china siempre ha avanzado más rápido de lo que se auspiciaba.
Conforme lo observara ya en 2011 el Vicealmirante David Dorsett, por entonces director de la Oficina de Inteligencia Naval en la Armada de los EE.UU., Estados Unidos 'ha sido bastante coherente a la hora de subestimar el despliegue y la capacidad operativa inicial de la tecnología china, así como también de los sistemas de armamento de esa nación'. 'Ellos han ingresado más rápido en lo que respecta a capacidad operacional', más velozmente que lo proyectado inicialmente, declaró entonces Dorsett.
Algunos analistas occidentales habían anticipado que a los chinos les llevaría años desarrollar la capacidad para desplegarse en playas desde portaviones. Sin embargo, los chinos ya lograban hacerlo hacia 2014. Otros analistas pensaron que el portaviones tenía, en realidad, la misión de ser transformado en un casino.
Con algo de fortuna, el ingreso en servicio del Shandong llevará a una ponderación más realista del esfuerzo de modernización naval chino. Este énfasis de China en desarrollar sus capacidades navales también subraya el extendido desafío planteado por Pekín.
A lo largo de sus milenios de existencia, China se ha presentado como una potencia continental -esto es, una nación mayormente enfocada en el poderío terrestre.
Aún cuando hubieron instancias en que los chinos se enfocaban en la exploración y capacidades marítimas (como ser el caso de las 'flotas buscadoras de tesoros' del Almirante Zheng He en el siglo XV), esa nación rara vez manteía un desarrollo naval. En efecto, cuando las flotas dedicadas a búsquedas de tesoros regresaron por última vez en 1433, la corte china mandó destruir a los navíos y a los planos que sirvieron para modelarlos.
Sin embargo, el caso presentado por el presidente chino Xi Jinping es único. Como importador neto tanto de alimentos como de energía, China depende de las rutas marítimas del globo; no solo para movilizar sus exportaciones, sino también para buscar el combustible y los alimentos que sostienen al país.
En consecuencia, la armada china no es una fuerza que cuente con una capacidad discrecional, como fue el caso con las potencias terrestres del pasado (ejemplos: la Francia de Napoleón, la Alemania de Guillermo, o la Rusia soviética): se asiste a un capítulo esencial de la estrategia de seguridad de la República Popular China.
Más aún, el centro de gravedad económico de ese país se centra hoy en las costas, antes que en su dominio terrestre. Por tanto, debe garantizar la seguridad de sus parques industriales, de sus instalaciones dedicadas a la investigación y desarrollo, e incluso a sus centros de lanzamiento espacial (situados en la isla de Hainan) frente a amenazas marítimas.
Mientras tanto, la fuerza aérea china y la armada -antes que el ejército- ocupan hoy roles centrales al momento de escribirse los procedimientos y reglamentos de seguridad en Pekín.
El espectro decisional de los Estados Unidos debería, en consecuencia, reconocer que las capacidades navales chinas continuarán creciendo en el futuro cercano, en tanto representarán un sustancioso desafío tanto para los Estados Unidos como para sus aliados en los años por venir. En conjunto, ese espectro deberá mirar hacia adelante y prepararse para lo peor, si es que insiste en equivocar el foco del análisis.
Artículo original, en inglés, en éste link
Analista e Investigador en la Fundación Heritage (The Heritage Foundation), Washington, D.C., en temas políticos y de seguridad. Como experto en capacidades militares y espaciales de la República Popular China, Cheng se ha especializado también en el estudio de la política exterior y de Defensa chinas, en particular sobre la relación de Pekín con el resto de Asia y con los Estados Unidos de América.